Un texto que se renueva año tras año por el peso de la sustitución

Valiente muchachada es un texto del escritor Gustavo Nielsen. Cada 2 de abril lo actualiza, cada año de su vida es compartido con aquel joven carpintero de Ramos Mejía que conoció en la “colimba”.

El escritor Gustavo Nielsen hizo el servicio militar durante la guerra de Malvinas.

3 de Abril de 2022 13:01

El escritor Gustavo Nielsen hizo el servicio militar durante la guerra de Malvinas. Es clase 62 y le tocó Marina. Hizo su instrucción en Puerto Belgrano pero con el ingreso ya aprobado a la faculta de Arquitectura, lo que le daba algunas ventajas.

Este contexto lo pone al autor de La otra playa o La flor Azteca, en una situación realmente sorprendente que él mismo actualiza desde su texto Valiente muchachada año tras año.

“Es una fecha muy difícil para mí”, comienza diciendo Nielsen antes de narrar su historia: “Yo no estuve en las islas, pero sí hice la “colimba” desde el 2 de abril de 1981 y me dan de baja el 12 de julio del 1982. Estuve quince meses en Marina y ahí se hablaba de una guerra pero con Chile, ni se hablaba de Malvinas. Yo creo que los “milicos” estaban buscando un problema con alguien para ser héroes de alguna manera, que es lo que buscan siempre aquellos que mandan a la guerra a otros. En algún momento del 81 sacan de la galera el tema Malvinas, entonces se empieza a hablar sobre una guerra contra los ingleses. Un absurdo total, que además era festejado por muchos. Hubo una especie de regocijo en la prensa, que, por otro lado, es la misma que hay ahora: Clarín, La Nación, Gente… Al terminar la instrucción (dos meses) nos dirigimos a Puerto Belgrano, yo ya sabiendo que había ingresado a la facultad de Arquitectura. Al llegar, hicieron una selección de los “universitarios” que pronto volverían a casa para ingresarlos a un programa especial de aprendizaje de distintos temas. A mí me tocaron los radares de profundidad y me dieron como destino el Crucero General Belgrano. Hice las prácticas ahí y hasta dormí alguna noche a bordo. La verdad es que no se pensaba que ese buque podía ir a la guerra. Estaba muy deteriorado, podía servir para un paseo, nada más. La cuestión es que, por ser universitario, me mandan a un destino más cercano a mi casa, antes de la guerra, y ahí ocurre algo increíble. Yo, por supuesto, no estuve en el hundimiento, y eso es lo grave. Porque alguien fue por mí. Alguien a quien conocí el mismo día que nos llevaron al distrito militar para ir a Puerto Belgrano. No recuerdo el nombre, no lo recordé nunca, se me borró el nombre de la cabeza, pero sí recuerdo que era carpintero y que era de Ramos Mejía. Yo tenía un teléfono de la abuela a quien llegué a llamar en su momento para ver qué había sido de su nieto”.

La literatura argentina buscando contar lo ocurrido en Malvinas.

A partir de aquel hecho, Gustavo Nielsen escribe en una oportunidad una nota que se titula Valiente muchachada. Una nota que hoy en día es reproducida en distintos medios de muchos países, incluido Inglaterra.

Nielsen continúa: “Es una nota sobre el miedo y de lo que habla es de la sustitución. Es decir, alguien fue por mí a la guerra y eso es algo que, por un lado, no me lo perdono, y, por otro lado, lo agradezco. Y es algo rarísimo de explicar. Por lo que cada 2 de abril es una especie de sentarme a pensar y nada más. Y lo que hago con esa nota es renovarle la edad a él. En una especie de fantasía mía, literaria, pero también como un deseo, lo hago cumplir los mismos años que cumplo yo. Eso es todo”.

Es decir que mientras Nielsen esté vivo, aquel joven carpintero de Ramos Mejía, también. La nota oficia de templo.

-¿Todo eso te pasa inmediatamente o cuándo “te cae la ficha” de todo lo ocurrido?

- Me llevó un par de años. Inmediatamente escribí todo el tema de Malvinas en un libro que se llama La flor azteca, que fue mi primera novela. Ya había un germen de la nota ahí. Y luego me piden algún texto sobre el tema y ahí aparece. Pero esta nota tiene también algo raro, porque es compartida por gente que estuvo en Malvinas pero que no fueron colimbas. Es decir, por gente de la Armada que no me representa en lo más mínimo. Y sin embargo la nota es compartida por sitios que yo jamás hubiera dado el permiso, pero tampoco me comuniqué para que la saquen, porque creo que el tema de la memoria es de todos y, i bien yo cobré en alguna oportunidad por su publicación, también la doy en forma gratuita para que se difunda. Esa nota me dio muchísimas satisfacciones: por empezar, me desahogué y para seguir pude comentarle algo a alguien sobre lo que le pasó a un chico, porque yo ahora tengo cerca de sesenta años, pero en ese momento tenía dieciocho. Y siempre es el Matadero cinco, la guerra de los niños. Ahora hay una guerra en el mundo y la están peleando los chicos también.

- Y ¿hay un objetivo de la nota?

- El objetivo de la nota es que ese chico siga cumpliendo años, es decir que siga vivo. Mientras yo siga vivo, él también.

Nielsen continúa argumentando porqué esa guerra fue un absurdo y agrega, “El otro día fui a comer con mi tía Doris, ella tienen 96 años y fue enfermera de buques, de a bordo, como se lo llama. Yo sabía que había pasado por la guerra de Malvinas, de hecho es veterana de la guerra con medalla y todo. Y en esa cena me enteré por qué era la medalla. En esa cena recién pudimos hablar sobre todo aquello, y ahí me comentó que ella estaba en un buque, creo que se llamaba Formosa, y que les cayó una bomba. Les cayó una bomba equivocada, porque era una bomba argentina la que cae en la cubierta del buque, pero la bomba no explotó y por eso está viva. Y ese buque comenzó a volver a puerto despacito, sacaron todo y a todos de la proa, donde había caído la bomba. Pero imaginate ese viaje de un día, un día y pico, donde tuvieron que volver con la bomba, conviviendo con ella. O sea, es algo increíble. Llegaron todos, salieron y entonces desactivaron la bomba. Tuvieron la suerte de que no explotara y por eso pude comer con ella. Es algo totalmente absurdo, una bomba regalada que no explota. Nadie, ni yo ni ella estamos a favor de la guerra. Sí estoy absolutamente convencido de que las Malvinas son argentinas, pero todo fue un absurdo lo que pasó”.

Gustavo Nielsen y su objetivo de que el joven carpintero siga cumpliendo años.

La flor azteca es la primera experiencia novelística de Gustavo Nielsen (hasta ahí su obra había sido cuentística únicamente). En la historia, divida en tres partes, se habla de la guerra de Malvinas, pero con un agregado.

“La novela habla de la guerra, pero también habla de la manipulación. La manipulación periodística que teníamos durante la guerra, bueno que tenemos aún hoy. Es algo que tuvimos siempre en realidad y la gente no se daba cuenta. Nos embaucaron con ese ‘Estamos ganando’ de la revista Gente. No me lo perdono, no sé, el no haberme dado cuenta. Todavía hay mucha gente que es engañada por los medios. Entonces, en el libro, toda esa parte esta disfrazada como manipulación de prestidigitación. El protagonista desde chico colecciona libros de prestidigitación, por lo que él sabe cómo se oculta una cosa para descubrir cómo una mano distrae para que la otra haga el truco” asegura.

-Entonces hablamos de una historia sobre la distracción, como una alegoría sobre el hecho de que alguien te dice ‘mirá esto’ para distraerte y que no mires todo el resto, que es donde hacen el truco. Quiero llegar a preguntarte si la literatura sirve para mostrar cuál es el truco o…

- Siempre hay alguien que lo va a contar. Nosotros ahora, Gamerro en Las islas, Fogwill en Los pichiciegos. No necesitás haber estado ahí para contarlo. Yo recuerdo una historieta de Fierro que era impresionante. Hay relatos de soldados y también hay relatos de gente que no fue, pero que vivieron la misma época y es como un contagio social. Es una sociedad que trata de explicarse algo, y eso es realmente muy sano, ya sea que se explique desde la literatura o desde la poesía o desde el arte en general. Quiero decir, esos textos son muy importantes porque son los que dan los datos de la historia verdadera. La historia de Malvinas no la podés decodificar desde los diarios de la época, el periodismo contaba cualquier cosa, y ves que eran solo propaganda, estaban al servicio de algo. No ha cambiado mucho hoy, ya ves lo que pasa en la guerra de Ucrania. Pero no es un problema de ahora, insisto, en Malvinas fue así. Pero ahora uno lo ve más porque hay más medios, más cosas circulando.

Han sido 40 años desde la gesta de Malvinas. Las historias se suceden y siguen interpelándonos como sociedad. El dolor, la emoción, la impotencia y la empatía se potencian en cada uno de nosotros. “Decir que me muero un poco cada vez que hablo o escribo acerca del tema sería una impertinencia: hay compañeros que dejaron la vida de verdad, y lo mío no pasa de ser una metáfora sin brillo” sostiene Nielsen antes de compartir nuevamente su texto Valiente muchachada, de compartir una circunstancia particular de su vida, de compartir un cumpleaños más de aquel carpintero de Ramos Mejía.