El largo camino de la historieta nacional

El camino de la historieta nacional comienza en 1912 en la revista Caras y Caretas. Marcó generaciones y, a pesar de las piedras en su camino, nos ha dejado, y sigue generando, personajes caros a nuestra memoria.

Hijitus, aquel que adquiría sus súper poderes de su sombrero.

5 de Junio de 2022 10:18

Hace algunas columnas atrás prometí destinarle algunas líneas a la historieta argentina. El encuentro con un número especial de la vieja y ya desaparecida revista Muy Interesante me deja algunos datos atrayentes para compartir.

Primero algunas definiciones: a diferencia de la caricatura, que es una sola imagen, en la historieta debe haber por lo menos dos viñetas en secuencia. Está más que claro que hablamos de un medio narrativo que alcanza cualquier tipo de historias, pero que también puede ser un poderoso medio para pensar y educar, “Como lo demostró Mafalda”, se señala en la Revista.

En segundo lugar, una gran diferencia: las historietas argentinas, en contraposición al resto del mundo, aparecieron primero en revistas y no en las contratapas de los diarios. Por otro lado, no había héroes, sino que iban construyéndose a medida que transcurría la historia.

Las historietas argentinas aparecieron primero en revistas y no en las contratapas de los diarios.

En 1912, en la revista Caras y Caretas, aparece Viruta y Chicharrón, convirtiéndose en la primera historieta argentina. Inauguraba una movida que tendría su continuidad con las revistas El Hogar y Billiken (se lanza en 1919 con El mono relojero y Pelopincho y Cachirula como protagonistas), entre otras.

Los hermanos Ramón y Claudio Columba, en 1928, tienen la gran idea de lanzar una revista dedicada completamente a la historieta. Así nace El Tony, que en un principio era completamente infantil, pero que luego se reconvierte en una publicación destinada a adultos.

El pico de la Edad de oro de la historieta argentina fue en 1953, con once mil ejemplares vendidos.

En 1928 también aparece Patoruzú, personaje de Dante Quinterno, en el diario Crítica. Recién en 1936 llegó a tener su propia revista, confirmando aquello de que los héroes se construyen a lo largo de la historia misma. Tengamos presente que Superman, en realidad El superhombre, aparece recién en 1939 en formato de revista.

Pero el pico de la Edad de oro de la historieta argentina es en 1953, con once mil ejemplares, según Las industrias culturales en la Argentina (Colihue – 1995) de Octavio Getino. Y esto provoca un replanteamiento de la estrategia por parte del mundo editorial: la demanda local y la exigencia de los lectores obliga a dejar la copia de historias extranjeras y empezar a buscar algo más propio. Es así que en marzo de 1957 aparecen Hora Cero y Frontera, ambas fundadas por Héctor Germán Oesterheld, y con ellas Ernie Pike, el Sargento Kirk y Sherlock Time, entre otros. Habrá que esperar hasta el 4 de septiembre de 1975, en Hora Cero semanal, para ver nacer a El Eternauta (por eso ese día es declarado el día de la historieta).

En un episodio de Las aventuras de Pi-Pío, publicación de Manuel García Ferré, aparece por primera vez uno de nuestros superhéroes: Hijitus. Aquel que adquiría sus súper poderes de su sombrero. Luego tendría su propio espacio, hasta llegar a la televisión.

Los 60 nos traen en Primera Plana a la gran Mafalda, la genial creación de Quino que aún hoy marca generaciones en todo el mundo con su carácter crítico y reflexivo.

Los 60 nos traen en Primera Plana a la gran Mafalda, la genial creación de Quino que aun hoy maca generaciones.

Pero los 70 son una etapa dura. El ingreso masivo de historietas, sobre todo de México, lleva a otro enfoque en la estrategia: se profundizan los guiones y se intensifica el carácter de los personajes.

Columba sobrevive con las historias creadas por Robin Wood, como Nippur de Lagash, y en la recién aparecida Hortensia nacen Inodoro Pereyra y Boogie, las geniales creaciones de Fontanarrosa. Es el tiempo también de Satiricón y, en 1973, el diario Clarín inaugura la modalidad de las historietas en la contratapa con El loco Chávez, Diógenes y el linyera o El Negro Blanco.

La revista Humor, revista de sátira política, aparece en 1978 convirtiéndose en un símbolo de la oposición a la dictadura. Fue creada por Andrés Cascioli. Al año siguiente en el Péndulo, aparece Las puertitas del señor López y, ya en los 80, pasa a la revista Humor. De la mano de Trillo y Altuna conocemos la vida rutinaria de un empleado de oficina que escapa de ella a través de su imaginación y la puerta de los baños. Vale mencionar también la aparición de Maitena, gran artista de la historieta nacional que logra fama internacional con su historieta Mujeres alteradas.

El 4 de septiembre de 1975, en Hora Cero semanal, nace El Eternauta.

El surgimiento y la evolución de la historieta argentina es sumamente interesante. La presencia de personajes totalmente distintos y de una trayectoria histórica y rica ocupa gran parte de materiales como la ya mencionada revista Muy interesante, El libro de las historietas, nota de Silvina García Guevara y Chino Albertoni (2016)  o La historieta argentina; una historia de Judith Gociol y Diego Rosemberg (De la Flor – 2000), que inspiraron esta nota.

Seguramente faltan nombres, de artistas y de personajes entrañables (Isidoro, Mark, Dago, Pepe Sánchez), uno no quiere ser injusto con todos aquellos que nos trajeron hasta acá. Lo más importante es que, a pesar de la reducción de tiradas, el arte sigue pidiendo permiso y ocupando un espacio entre nosotros. El alcance de la industria de la historieta local ha sido muy extenso. Son populares, pensantes y un fenómeno que sigue en ascenso con nuevos personajes y nuevas historias.