Desde creerse "muerto en vida" hasta sentir insectos bajo la piel: los 5 delirios mentales más extraños
Al conmemorarse el Día de la Salud Mental, 0223 repasa algunos de los síndromes más extravagantes y desconocidos que se han reportado en todo el mundo. Cuáles son sus síntomas.
Uno de cada 3 argentinos mayores de 18 años sufrió o sufre algún trastorno de salud mental. El dato es contundente y se desprende del primer estudio nacional de epidemiología de salud mental que fue realizado por la Facultad de Medicina en 2018, con los avales de la Organización Mundial de la Salud y la prestigiosa Universidad de Harvard de Estados Unidos.
Los trastornos más comunes son los alimenticios y de ansiedad pero también hay otros más raros o, incluso, inexplicables hasta para la psiquiatría. Un repaso por los 5 síndromes más extravagantes en este informe de 0223:
Síndrome de Fregoli
Es un delirio de falsa identificación que consiste, básicamente, en la creencia de que las personas conocidas han sido suplantadas por otra que utiliza un disfraz o cambia de apariencia de otra forma. En todo el mundo, se han reportado menos de 50 casos.
Como otros delirios similares, el síndrome de Frégoli está asociado a un déficit en el reconocimiento de caras: la percepción de rostros desconocidos dispararía la identificación errónea de estos con otros más familiares, habitualmente seres queridos o celebridades. También puede estar influido por otros sentidos, como la audición y el olfato.
Síndrome de Cotard
La característica principal de este trastorno se asocia a la presencia de ilusiones nihilistas, en la cual el paciente niega su propia existencia o la de algunas partes de su cuerpo. Sí, como si fuera un zombi en vida.
Los pacientes llegan a creer que sus órganos internos se encuentran paralizados o disfuncionales, (por ejemplo su corazón no late) e incluso que se están pudriendo, llegando a presentar algunos alucinaciones olfativas que confirman su delirio. En sus formas más complejas el paciente llega a defender la idea de que en realidad él mismo está muerto e incluso que han fallecido personas allegadas a él.
Aunque es un delirio típico de las depresiones más graves (psicóticas o delirantes) se puede ver en otras enfermedades mentales severas (demencia con síntomas psicóticos, esquizofrenia, psicosis por complicaciones médicas, post-traumáticas o a tóxicos).
Síndrome de la "mano ajena"
¿Te imaginás que tu mano actúe por su propia cuenta, como si fuera totalmente independiente a vos? Sí, es raro de escuchar pero hay 150 casos reportados en el mundo.
Se trata de un fenómeno neurocomportamental, en el cual una de las manos interfiere con las acciones de la opuesta.
Los comportamientos de la "mano ajena" se incrementan en condiciones de fatiga o ansiedad y se desencadenan, en general, por objetos cercanos. Las causas del síndrome puede incluir demencia, accidentes cerebrovasculares, tumores o convulsiones.
Síndrome de Ekbom
¿Parásitos bajo la piel? ¡No, no estás en una película ciencia ficción! Algunas personas sienten que les caminan insectos por el cuerpo. Este síndrome es muy extraño pero suele darse con mayor frecuencia en mujeres y personas mayores de 40 años.
Los profesionales de salud explican que la ideación delirante viene acompañada, por lo general, de alucinaciones táctiles y/o visuales y el deterioro en el funcionamiento de quien las padece puede llegar a ser muy marcado.
Lo grave de todo es que pocas veces los pacientes llegan a consultar con un psiquiatra en primera instancia. Como no saben que sufren el flagelo de la enfermedad, se acercan a dermatólogos e infectólogos pensando que se trata de una simple infección en la piel.
Síndrome de "Alicia en el país de las maravillas"
No, no se trata del libro de Lewis Carroll. En este síndrome todo se distorsiona. Suele ser más común en niños y produce la sensación de que los objetos se encogen y las personas se agrandan, o viceversa. También puede afectar la percepción del transcurrir del tiempo.
La buena noticia es que en la mayoría de los casos la evolución del cuadro es benigna hasta lograr una recuperación total en unas semanas o meses, sin dejar secuelas. Aunque también a algunos le puede costar años terminar de recuperarse por completo.
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