Sonia Budassi: “Mis personajes eligen creer y lo siguen intentando aunque se frustren”

Animales de compañía es el nuevo libro de cuentos de la periodista y escritora Sonia Budassi. Relatos donde los animales, las miradas y las máscaras nos obligan a preguntarnos por nosotros y el mundo que nos rodea.

Animales de compañía fue ganador del Premio del Fondo Nacional de las Artes 2021.

23 de Abril de 2023 11:26

Por Redacción 0223

PARA 0223

Sonia Budassi presentó su nuevo libro de cuentos: Animales de compañía (Entropía – 2023). Diez narraciones donde la mirada entre animales y humanos desnudan, en situaciones cotidianas, la pregunta por lo existencial o por las máscaras con que nos cubrimos con intención de creer en un sistema que nos deje entrar.

Animales de compañía, ganador del Premio del Fondo Nacional de las Artes 2021, propone en sus textos un juego de interpretaciones sobre aquellos y aquellas que mantienen su fe en la posibilidad de ingresar al mismo sistema que critican. Su fracaso en los intentos muestra hasta cierta resistencia personal al dispositivo. “Exactamente. Porque, por un lado, ven las grietas de los mandatos, por ejemplo el de la belleza canónica, y lo sufren. Pero, al mismo tiempo, tratan de aproximarse a eso o a la idea de distintas idealizaciones. Aparecen también otras miradas que suelen ser más desencantadas pero que, como dicen ahora, a pesar de todo ‘eligen creer’ y lo siguen intentando aunque se frustren” explica la autora.

-Hay algo esperanzador también en eso, el mismo sistema no te da lugar a quedarte afuera…

- Conviven estas dos cosas que vos señalás muy bien, las contradicciones entre resistir y pertenecer. Por ejemplo, hay una pareja que busca alquilar un departamento, pero cada vez está más difícil porque son muchas las exigencias y buscan ponerle onda, por decirlo de alguna manera, y se imaginan como un comando de la policía que buscan atrapar a un delincuente, o como espías que hacen tareas ingratas, en este caso el ser rechazados una y otra vez, y se busca hacer más llevadero desde la imaginación. Finalmente sucumben a las reglas del mercado y esto pasa a ser una estrategia donde despliegan una mentira sobre sus ingresos económicos que les permite encajar y salvar la situación del hogar. 

Sonia Budassi fue editora de la revista de Cultura del DiarioAR, antes de Anfibia, Revista Ñ y del sello de narrativa Tamarisco.

- ¿Y hasta dónde nos dejamos domesticar para poder entrar en el sistema?

- Esa es la tensión permanente. Creo que son conflictos que aparecen en todos los cuentos, pero rodeados de diferentes maneras. Está muy claro en un cuento que se llama El perro te mide pero vos tenés que mostrarle quién es la autoridad. Es un jardinero al que le amputaron una pierna y ahora le quieren amputar la otra y él no quiere. Entonces, ¿hasta qué punto se deja domesticar por el sistema de salud que lo quiere obligar a tener una vida sin sus dos piernas? Él quiere hacer ejercicio, tener libre albedrío y dice: “No, por favor. Déjenme así para poder andar en bicicleta, para poder ocuparme de los patios que cuido, no quiero ir a trabajar de otra cosa, quiero poder salir con mi perro o prefiero morirme”. Entonces, si está esa lucha sobre hasta cuánto cedemos y cuánto somos capaces de resistir y combatir el sistema, ya sean estas figuras, estos arquetipos, al que debemos llegar en teoría con respecto al mejor trabajo, al mejor sueldo, pero también en cuanto a la supervivencia, como es el caso de este personaje.

Alguien le hizo ver a Sonia Budassi que, a contramano del título del libro (Animales de compañía) los personajes son todos solitarios. Paradoja que tiene que ver con otros temas del libro como las máscaras o las ilusiones. La autora aclara que “Muchos personajes hacen el esfuerzo por ser queridos y, en realidad, están recorriendo distintos caminos que los llevan al rechazo, a la soledad, a la decepción, y al mismo tiempo hay otra lectura sobre los animales de compañía, que también somos nosotros los humanos cuando tenemos familia, pareja, cuando tenemos comunidades o cuando tenemos amigos”. El resultado: una serie de textos que se ven enriquecidos con la abundancia de tramas y de sentidos.

-Hay una cuestión muy interesante en el juego de miradas. Los animales nos devuelven la mirada haciéndonos pensar en nosotros, pero si hubieses usado otros personajes humanos el efecto no sería el mismo. Por otro lado, los animales se saben mirados, creo que Berger decía algo así, y recordaba también la novela Kentukis de Samanta Schweblin, donde nos incomoda esa mirada del peluche que a su vez es una mirada de otro u otra a través de él…

- Absolutamente. Y eso que decís de la mirada me parece que genera cuando se narra en, y se nota en alguno de los cuentos, esa incomodidad de la mirada que impide o que pone de manifiesto, o en evidencia, algunas contradicciones del mundo rural. Porque, más allá de los debates que hay alredor del vegetarianismo y veganismo, decís: “Bueno, hay prácticas que resultan bastantes salvajes y que se siguen haciendo”. No me interesa hacer un juicio moral sobre eso. En realidad, no creo en lo autobiográfico, pero tengo que reconocer que se me cuela el mundo rural en donde crecí, en Bahía Blanca, en un campo muy seco, muy hostil climáticamente y yo de chica estaba acostumbrada a la yerra, donde las vacunas se dan a la fuerza, se castran terneros, en fin. Ojo, también es válido que digan: “Las vacas nos sirven para comerlas” O sea, volvemos a poner en la mesa este debate que es muy contemporáneo, en relación a las jerarquías y las vidas que valen más que otras. Siempre aparece este tema del poder y de la dominación que me interesa mucho.

- Hay, casualmente, un cuento que toca este tema.

- Sí, Salvar el mundo. Hay algo de ese juicio de valor y de las jerarquías por las cuales algunas vidas valen más que otras. Hay mucha teoría sobre esto, pero me interesaba ponerlo en acción narrativamente y también exponer la mirada extrañada del otro.

Los cuentos se suceden y los animales aparecen en ellos de distintas formas: a veces como peluches, otras como artificios y otras veces aparecen como seres salvables por una ONG. Budassi agrega, “Está la incomodidad con otro tipo de animales a los que uno les da características antropomorfizadas y por ahí, también desde las literatura, podemos trabajar al revés y animalizar a los humanos en términos de quitarles su parte más cultural, su parte más social y volver a esto de preguntarnos quiénes somos”.

-Claro. Y el uso del lenguaje también. Pienso en El matadero de Echeverría o Cabecita negra de Rozenmacher y como animalizan al otro desde el lenguaje para degradarlos…

- Absolutamente. Y ahí también está la diferencia en el estilo y en el trabajo sobre el lenguaje que se elige a la hora de narrar. No desconfían de la transparencia del lenguaje y no son conscientes de que es político y que, como en estos ejemplos, se busca degradar al otro a partir de las maneras de llamarlo. Pienso en la sintaxis, me interesa poder traducir, o jugar a traducir, porque sabemos cómo es la literatura, la simultaneidad de lo que ocurre, las facciones, y los pensamientos de esos personajes que muchas veces pueden contradecir incluso las acciones que hacen.

Sonia Budassi es escritora, editora, docente y periodista cultural. Fue editora de la revista de Cultura del DiarioAR, antes de Anfibia, Revista Ñ y del sello de narrativa Tamarisco. Animales de compañía es su séptimo libro y en él construye mundos complejos, con personajes pesados que alteran nuestra mirada del exterior. Al decir de Borys Groys, “La vida humana puede describirse como un diálogo prolongado con el mundo. El hombre interroga el mundo y es interrogado por él”. Los cuentos de Budassi logran meterte en esa nueva realidad donde la pregunta es protagonista y sus objeciones las respuestas.