Un capo narco, king kong, la torre Eiffel y el lago de los cisnes: historias desconocidas de Mar del Plata

La ciudad guarda en sus 150 años de historia perlas que son atesoradas por los memoriosos y buscadores de historias.

Mar del Plata tuvo, en Plaza Colón, su Torre Eiffel. Foto. Archivo 0223

3 de Febrero de 2024 09:09

Por Redacción 0223

PARA 0223

Mar del Plata guarda en sus 150 años de historia perlas que son atesoradas por los memoriosos de la ciudad y buscadores de historias. Así, en los anaqueles de “La feliz” se encuentran registros de un molino que imitaba la Torre Eiffel, un Capo narco que se instaló en Rincón Grande - estancia que Ricardo Bordeu le vendió al denominado “Señor de los cielos” para que se instale junto a su familia bajo otra identidad-, un lago de “cisnes a pedal” y un verano donde el muñeco animatrónico que se se utilizó para filmar King Kong fue la principal atracción.

Al mejor estilo parisino, Mar del Plata tuvo su Torre Eiffel

Para lograr la asociación inmediata de Mar del Plata con las mejores villas balnearias europeas, no era suficiente la similitud geográfica de la perla del Atlántico con la costa franca sino que había que traer algo que acerque la ciudad luz a los pobladores que no tenían oportunidad de viajar a la capital francesa: nada mejor que instalar en la Plaza Colón una réplica de la Torre Eiffel.

Con el crecimiento de la población, era necesario instalar un sistema que le permita a los pobladores extraer agua potable, y esa fue la excusa para que Miguel Lanus, el padre de los molinos de la Argentina, introduzca una Torre Eiffel en el centro de la Plaza Colón.

El monumento, de una estética notable fue instalado en el mencionado espacio verde hacia 1903 y funcionó durante aproximadamente una década. Era una instalación que se emplazó en Plaza Colón para revestir el molino que proveía de agua potable a parte de Mar del Plata.

Con la creación de la Torre Tanque, el molino quedó sin una función útil y se quitó de la plaza. Desde entonces, se perdió el rastro de la esctructura. No se sabe si fue trasladada a otra ciudad, se desmembró o se recicló.

El lago de los cisnes, la atracción de un Camet lejano

A principios del siglo veinte, Juan Camet decidió donar al Club Mar del Plata parte de las tierras que la familia poseía al norte de la ciudad para realizar actividades hípicas. Años más tarde, con el prestigioso club extinto, la Comuna adquirió terrenos anexos y dio vida al parque de más de 100 hectáreas. En la década del '60 la administración decidió sumar un atractivo al predio que cuenta con un espejo de agua creado a partir de la desembocadura del arroyo La Tapera: un lago de cisnes.

No se trataba de un lago con aves reales, sino que los cisnes eran embarcaciones de madera con tracción a sangre en la que podían disfrutar de una jornada de “navegación” una o dos personas. Esta iniciativa fue bien recibida por marplatenses y turistas que cada fin de semana colmaban el parque con el simple objetivo de dar una vuelta en las particulares atracciones a cambio de un cospel.

Los cisnes que supieron ser furor durante décadas resistieron estoicos hasta 1990, cuando el fin de la concesión hizo que las aves de madera que aún quedaban en la orilla del lago artificial rodeadas de mojarritas, caracoles manzana, biguás, gallaretas y libélulas fueran abandonadas en un galpón y quedaran en el recuerdo.

El verano fallido de King Kong en Mar del Plata

En 1979, el enorme gorila que hizo explotar las taquillas de los cines del mundo en 1976 y que un grupo de productores había traído a Mar del Plata para convertirlo en el fenómeno del año sembró cientos de teorías, de lo más diversas, entre las que se destacan que "al muñeco de King Kong se lo comieron las ratas del basural"; "Los internos de Batán se escaparon, agarraron partes del enorme gorila y lo hicieron facas"; "King Kong fue desguazado por los habitantes de un asentamiento cercano a la cárcel y terminó formando parte de las viviendas precarias del lugar". y "El mono está en un parque de diversiones del sur de Brasil".

Lo cierto es que el gigantesco gorila robot que se usó en la película King Kong de 1976 hizo una gira por la Argentina que comenzó en el mes de septiembre en La Rural y lo trajo a Mar del Plata para la temporada estival y tras el estrepitoso fracaso, terminó oxidado y destrozado en un basural ubicado en la zona del Complejo Penitenciario de Batán.

“En septiembre de 1978, casi dos años después del estreno de la película, el Kong de 17 metros llegó a Buenos Aires, Argentina, como la estrella de una atracción de feria de lujo. Kong había sido desmantelado y enviado desde Los Ángeles; su llegada provocó un frenesí mediático en la capital argentina”, afirma en un artículo que se publicó en el diario The Daily Telegraph el 4 de abril de este año poco antes del estreno de la remake de King Kong.

 

Cuando Mar del Plata hospedó al Señor de los cielos: remate de toros, Cristos crucificados y leones embalsamados en Sierra de los Padres

Amado Carrillo Fuentes llegó a la Argentina con un pasaporte que lo identificaba como Francisco Mora Guerrero en diciembre de 1996 y se presentaba como un empresario interesado en ampliar su red de negocios en América Latina. En su viaje lo acompañaron  Sonia Barragán, a quien conocieron en la ciudad como Laura, una de sus esposas -Carrillo Fuentes era bígamo y tenía una segunda familia en Cuba- y sus ocho hijos.

Carrillo, tenía entonces 42 años, era amante del whisky y la ropa de alta costura, hay quienes lo recuerdan en la zona de la Sierra de los Padres como una persona amable y nadie en aquel entonces sospechaba que ese hombre de casi dos metros de estatura y ojos verdes era, en realidad el famoso “Señor de los Cielos”, el líder del Cartel de Juárez que había sido declarado por la DEA y el FBI como el narcotraficante más poderoso de América Latina tras la muerte de Pablo Escobar.

Rincón Grande es una de las seis estancias que rodea a la Sierra de los Difuntos. El establecimiento que contaba con una superficie total de 100 hectáreas perteneció hasta principios de 1997 a Ricardo Bordeu que vio como un buen negocio venderle la propiedad por cinco millones de pesos/dólar a Alberto Ángel Salvia un prestanombre y testaferro de la empresa Petrolera Mar del Plata S.A, que contaba con “inversionistas mexicanos” a la que una vez comenzada la transacción se transferiría la propiedad. Dos años mas tarde se conocería que la compra de la propiedad fue parte del primer caso de narcolavado en Argentina.

Para adaptar Rincón grande a las necesidades de la familia, Carrillo desembolsó una suma cercana a los 50.000 pesos/dólar, sumados a los 400.000 pesos/dólar que se destinaron a los gastos del estudio de Arquitectos Andell, encargado del rediseño. Carrillo y su esposa supervisaban de cerca las obras de remodelación y, de acuerdo a los testimonios de quienes trabajaban en el lugar y declararon como testigos en la causa por narcolavado, la idea de la familia  era instalarse en Mar del Plata. Una vez que la refacción estuvo terminada, y prolijamente decorada con un cristo crucificado de tamaño natural en la capilla de la estancia y un león embalsamado como atractivo de caza, el grupo familiar completo se mudo a la estancia e inscribieron a los menores en una escuela local de la que no trascendió el nombre. 

Una vez instalados en Rincón Grande, los "Mora Guerrero" autorizaron al antiguo dueño del establecimiento a realizar un remate de toros, un evento anual tradicional de la zona que, debido a la venta de la propiedad ese año había quedado sin lugar físico. “Como buen vecino”, declararon los testigos, Mora Guerrero cedió los corrales y puso a disposición las instalaciones de la vivienda para el desarrollo del evento.

Todo parecía funcionar de acuerdo a los planes de la familia inmigrante. Mora Guerrero había comenzado a visitar campos de la zona en los que pensaba instalar una planta procesadora de papas y otra de jugos frutales, pero recibieron una llamada de México y la familia completa volvió a su tierra natal. Desde entonces y por un año, hasta que Sonia retornó al campo, nadie tuvo noticias de los Mora Guerrero. Al regreso de Sonia, el mundo sabía que Mora Guerrero en realidad no era otro que Amado Carrillo Fuentes, "el señor de los cielos" que había fallecido en una clínica mexicana a causa del "síndrome de narcotización" tras someterse a una múltiple intervención quirúrgica que combinó una rinoplastía con lifting en rostro y párpados, elevación de mentón, rotura axial de barbilla y liposucción y sufrir un colapso por la mezcla de los antidepresivos que tomaba regularmente y los medicamentos necesarios para afrontar la intervención.