Alvarado se sacó un peso de encima

El "torito" ganó un partido que necesitaba mucho más que los tres puntos. No le sobró nada, pero es lo de menos. Venció 1 a 0 a San Miguel y se vuelve a acomodar.

El derechazo de Belinetz se va a clavar lejos del alcance de Pucheta y valió oro. (Foto: Diego Berrutti)

28 de Abril de 2024 17:28

Por Redacción 0223

PARA 0223

Un triunfo súper necesario. Para cortar la racha de seis sin ganar, de seis sin convertir, para cambiar la imagen, para dedicárselo a su entrenador que está internado, para demostrar que tienen con qué. Sin brillar, sin lucir, pero aguantando cuando hubo que aguantar, Alvarado derrotó 1 a 0 a San Miguel en el José María Minella y toma aire, respira y se sacó una mochila de encima.

El "torito" tuvo dos increíbles para abrir el marcador, no lo pudo hacer y se pinchó. Como contra Maipú, fue dominador absoluto del arranque del juego. Pero Sánchez no estaba en su día: a los 6', le ganó bien a Cardozo, dejó atrás a Pucheta y con el arco a disposición y un defenso en la línea, la tiró por arriba del travesaño. Tres minutos después, la hizo bien Belinetz, metió el centro que le quedó muy arriba y el exArgentino de Monte Maiz no le pudo dar dirección. A partir de ahí, se emparejó, San Miguel se animó, encontró resquicio por las bandas y también incomodó en envíos aéreos que, por suerte, no lograron conectar.

Con el correr de los minutos, la gente se impacientó y lo hizo saber. Y la sensación iba a ser que sería peor camino al vestuario. Sin embargo, en el último minuto, la hizo toda Belinetz, la peleó, la recuperó y definió fuerte, alto, a la derecha de Pucheta para hacer explotar el Minella. El clima era otro, el ambiente cambió, y el aire espeso se diluyó.

Eso no significaba que el complemento iba a ser sencillo. Al contrario. Alvarado se aferró con uñas y dientes al triunfo y le costó avanzar en el campo. Se preocupó más por cuidar que por lastimar. Y así y todo tuvo dos claras con un tiro libre de Jaurena que nadie tocó y casi se mete en el segundo palo, y un buen desborde de Sánchez que, sin mucho ángulo, buscó el primer palo arriba donde respondió Pucheta.

Del otro lado, se resistió. Con malas decisiones de San Miguel, con cabezazos que no tuvieron dirección, con apariciones siempre destacadas de Lungarzo (un cachetazo notable para ahogar el grito visitante) y una última acción en la que un error defensivo enmudeció a la cancha, pero el remate desde la medialuna se fue mordido, lejos del palo derecho.

Y después sí, el pitazo final y el desahogo. El abrazo de los jugadores, del cuerpo técnico, el pensamiento único en Mauricio Giganti que está en la recta final de la recuperación de una neumonía que lo tiene internado desde el lunes, la alegría en las tribunas, porque una tarde de sol, volvió el "matadé".