Mató a su amigo y lo descuartizó: así fue uno de los asesinatos más salvajes en Mar del Plata

Discutieron por drogas, le pegó tres tiros y lo descuartizó: así fue el aberrante crimen cometido por Juan Ignacio Novoa hace más de 10 años.

Se "cansó" de su amigo y lo descuartizó: el terrible crimen que cometió Novoa.

29 de Abril de 2024 11:05

Por Redacción 0223

PARA 0223

Con un arma calibre 22, Juan Ignacio Novoa descuartizó a su amigo Walter Farias y llevó en un flete los restos de su cuerpo al Bosque Peralta Ramos para deshacerse de él.
 
El asesinato ocurrió el viernes 12 de enero del 2012 a la madrugada en el local de revestimientos que tenía la familia de Novoa en Alvarado y Santiago del Estero. Allí fue en donde permaneció el cuerpo resguardado en el baño por casi una semana. Mientras tanto, Novoa seguía atendiendo el local de sus padres con total normalidad, hasta encontrar una posible solución para sacarse de encima al cadáver de su amigo. Rociaba con perfume el lugar y recibía al público como si nada. Ningún cliente se dio cuenta que, a pocos metros de ellos, había una persona escondida y muerta.
 

La víctima y el asesino tenían algo que los unía: ambos eran adictos a la cocaína y al crack. En medio de tanta desesperación, Novoa quien era un chico de clase media alta instruido con adicción, no supo cómo encarar la situación y buscó en Google cómo deshacerse de un cuerpo e incluso un manual de criminalística. Finalmente decidió comprar una motosierra para acabar con esta historia. Dos días después, arrojó parte del cuerpo en una bolsa y otras partes dentro de latas de pintura cerca al arroyo dentro del bosque. 
 
Después de lo ocurrido, Novoa les contó a dos amigos lo que había hecho y uno de ellos no le creyó hasta que llamó por teléfono a Walter Farías y este nunca contestó. Este fue el puntapié para darse cuenta de que las palabras de Novoa eran ciertas.
 
Al tiempo un chatarrero que pasaba por el bosque encontró en una bolsa y en latas de pintura los restos de Farías seccionados en la orilla del arroyo. Adentro de esa bolsa estaba la cabeza y el tronco carbonizados, ya que un vecino del lugar lo había prendido fuego pensando que se trataba de un perro muerto. Las únicas partes del cuerpo que estaban conservadas eran cuatro dedos, que más tarde fue lo que le permitió tomar a la policía, una huella digital que terminó identificándolo como víctima de Novoa.
 
Finalmente, 2 años después, el 7 de noviembre del 2014 el Tribunal Oral en lo Criminal n° 1 condenó a Novoa a 15 años de prisión por el delito de homicidio agravado. Solo atinó a decir que estaba arrepentido por haber involucrado a su amigo, Galluzo, a quien le dictaron 2 años de prisión por encubrimiento agravado ya que sabía que Novoa había enviado en un flete a Farías desmembrado. La trágica historia termina ,17 días después con Novoa ahorcándose en su celda en la unidad penal n 7 de Azul