“Nos hundimos, nos morimos”: así fue el dramático naufragio frente a la costa de Mar del Plata
Nicolás Banza, habló con 0223 sobre cómo fueron las horas a bordo del Proa al Sol II. En cuestión de minutos los tres tripulantes pasaron de la inmensa alegría por un gran día de pesca a la tragedia. El duro relato del único sobreviente. "Me acuesto a dormir y en medio de la oscuridad, siento que todavía estoy ahí en el agua".
Por Redacción 0223
PARA 0223
“Un día antes del hundimiento le festejé el cumpleaños de 5 a mi hijo. Ahora me dicen que en sus próximos cumpleaños lo festeje yo también, porque volví a nacer”. Con esas palabras, Nicolás Banza (37) resume lo que siente tras el drama vivido el pasado sábado 13 de julio, cuando junto a Iván Kohen (49) y el capitán Martín Parodi (41), sufrieron el hundimiento del Proa al Sol II a 30 millas náuticas –unos 55 kilómetros- de la costa marplatense. Nicolás pudo sobrevivir milagrosamente pero Iván y Martín desaparecieron de sus ojos al momento del naufragio, lo que generó un importante operativo de búsqueda de Prefectura y la Armada, aún sin resultados positivos aunque con la triste certeza de saber que fallecieron en el naufragio.
-¿La salida a pescar la tenían preparada hacía mucho?
-Yo lo conozco ese jueves a Martín Parodi y ahí mismo organizamos para salir ese sábado. He salido unas 30 veces así a pescar, pero era la primera vez que lo hacía con este capitán y este barco, de más o menos 7 metros de eslora.
-Vos estabas sin trabajo y salieron a pescar como para hacer una diferencia…
- El tema era salir a pescar y uno no sabe si te va a ir bien o mal, porque capaz que podés volver sin nada, ya sea por el viento, porque el pescado no quiere comer, porque hay correntada abajo... O sea, hay muchas cosas que pueden pasar y que te puede salir mal en la pesca. Nuestra idea era ir, lo primero y principal, solventar el gasto, que es bastante, porque se consume mucha nafta, unos 600 mil a 800 mil pesos. Si sobra, que hiciste bien la pesca, se vende y se reparte. Si no, te lo llevas a tu casa y comes pescado toda la semana.
-¿Y cómo iba la pesca ese día?
- Hasta el mediodía no era buena y después nos movimos más al fondo y ahí sí empezó la pesca que queríamos hacer. De chernia, que a la cantidad de kilómetros que estábamos metidos en el mar, no hay otro pescado.
-Y se les hizo tarde
-Sí, se nos hizo un poco tarde porque el pescado lo encontramos tarde y era, bueno “un tiro más, un tiro más, dos tiros más, dale el último tiro”…y, no sé, tendríamos que haber salido cuatro y media, ponele un ejemplo y salimos 5.21. Eso me lo acuerdo clave, porque Martín, que es el capitán, dijo “son 5.21, ¡vamonos ya porque nunca me quedé hasta tan tarde acá, salgamos ya!. Y el sol se estaba poniendo.
-¿Y en cuántas horas calculaban que iban a volver a tierra y cuánto pescaron?
-Calculábamos que llegábamos entre las 9 y las 10 de la noche a puerto, saliendo a esa hora. Y pescamos más o menos media tonelada, que es un montón. Y es bastante y da mucho esfuerzo porque se pesca con la mano. No hay caña, no hay nada, es un cabo, con anzuelos. Para mí era una modalidad nueva: con un cabo que tirás de 100 metros y una profundidad entre 70 y 75 metros. Y bueno, anzuelo, carnada y donde pica, empezas a levantar y levantar y el pescado se engancha. Es medio, por decirlo así, es medio tonto el pescado. Y cada una eran grandecitas, calculo de 3, 4 kilos cada una.
“No nos íbamos a llenar de plata pero me re servía”
- ¿Cuándo comienzan a darse cuenta que tenían problemas en el barco?
-Tuvimos una falla al mediodía con la bomba de achique: nos dimos cuenta, levantamos la tapa de la bodega y lo solucionamos. Sacamos el agua con un tachito. Iván la repara al cambiar un fusible y anduvo. Dijimos bueno, listo. Pero son dos bombas normalmente que tenés, porque sacan agua por los dos costados y una de las dos dejó de funcionar totalmente.
Entonces dijimos bueno, con esto tiramos, no entra tanta agua. Cada rato vamos a tener que revisar muchachos. Y de hecho veníamos haciendo eso constantemente, pero en el momento de la salida, desde las 5.21 hasta como hasta las 7, no revisamos. No lo hicimos porque venías limpiando el bote, ordenando las cosas. Venís cansado, tomás un mate, querés comer algo porque no habíamos comido nada.
Y bueno, cuando Martín me dice, “Pepe, fijate la bomba”. Primero quiero salir afuera y ya tenía agua hasta los tobillos. Si había agua hasta los tobillos ahí, significaba que en la bodega estaba totalmente llena de agua. Dicho y hecho, fue así. Eran las 7 o 7.30
-Era muy de noche. ¿Había buena iluminación en la cubierta?
-Sí, ya era totalmente de noche y contábamos con buena iluminación. Vos tenés que tratar de ir con la luz de un lado verde, del otro lado rojo. Y tratar de tener lo menos contaminación lumínica. No afecta a la pesca, tampoco la música porque a 80 metros abajo los pescados no les molesta. Pero no se usa tanto porque molesta a nuestros ojos.
- De noche y con el agua hasta los tobillos…¿cómo fue esa secuencia?
- Mientras yo pescaba con Martín, Iván cargaba nafta, limpiaba, tiraba pescado para adelante. Hizo mucha fuerza en ese momento y se tiró un rato el loco a descansar en el camarote, porque estaba muy cansado y con frío. Y yo me quedé con Martín: veníamos chamuyando de la vida, de qué al otro día volvíamos, porque como había tanto pescado, ya íbamos por la plata. Yo estoy sin laburo y con un nene de 5 años. No nos íbamos a llenar de plata pero me re servía. Le decía que me iba a duchar, los veía al nene y a mi señora, me dormía 2 horas y volvía. Estaba emocionadísimo. Vos lo marcaste (por coordenadas) y queda ahí. Al otro día iba a seguir ahí todo ese pescado.
“Nos hundimos, nos morimos”
-Ahí comienza el momento del hundimiento. ¿En cuántos minutos pasó todo?
-Lo despertamos a Iván a los gritos y salió del camarote. Martín, el capitán, en ese momento empieza a decir a los gritos que saquemos todo el peso de la embarcación, de la popa, todo el pescado que habíamos sacado. Lo teníamos que tirar al agua. Bandejas, pescado, plomo, mochila, lo que sea que esté ahí haciendo peso. Y fue todo muy rápido porque yo después de sacar las bandejas y los pescados, empezamos a sacar agua con un tacho de 20 litros. Pero no alcanzaba: yo sacaba un balde y entraban 5 baldes porque venía una y otra ola. No podías luchar contra eso. Intenté, intenté, intenté, hasta que bueno, fueron tres olas que a nosotros nos hunden: una ola que viene y pega y salpica bastante, otra ola que viene y ya casi pasa por arriba de la popa y la otra ola que viene y ya ni siquiera toca el barco porque me pegó a mí en el pecho.
Después de esa tercera ola ya tenía el agua a la cintura. En ese momento Martín estaba a los gritos, “nos hundimos, nos morimos, nos morimos”. Yo le pedí a los gritos por los chalecos, en una desesperación total, con el agua congelada hasta el pecho. Martín creo que se mete a buscar los chalecos, no sé y desde ahí no lo ví ni lo escuché más. Yo me tiro con Iván y quería nadar, primero para alejarme, porque he leído que si se hunde el buque te puede succionar. Me quise alejar un poquito y después volví.
-En medio de una tremenda oscuridad...
-Sí, totalmente en una tremenda oscuridad. La luna era lo único que daba un poco de luz y un poco de estrellas, pero mucha oscuridad. Y ahí estuve con frío, mucho frío porque era una noche fresca. Decidí volver hasta la embarcación a agarrarme porque me hundía y lo veo a Iván que estaba al lado mío diciendome "Pepe, Pepe", pero él tenía mucha ropa también. Le decía que se agarre como yo pero no pudo... Yo intento zafarme para ir a buscarlo y en vez de ir para el lado donde estaba él, me hundí. Intenté nadar, hundido. Salí a flote y me agarré de vuelta del barco y vomitando un poco porque el agua del mar es horrible.
Y me doy cuenta que tenía un water puesto -un mameluco de lona impermeable con botas unidas- y me lo quiero sacar porque me estaba hundiendo y era un plomo. Lo veo a Iván que ya se estaba hundiendo: no le veía la cara, solamente le vi la mano, la última parte de la mano que se hundía y se movía. Los de Prefectura me dijeron que si iba a querer salvarlo, en la desesperación, me hundía a mí.
Ahí vi cuando hizo su último burbuja, se hizo un glu glu glu y se hundió. Es una imagen terrible que a mí me queda...un recuerdo que lo quiero borrar constantemente de mi mente. Me acuesto a dormir y en medio de la oscuridad, siento que todavía estoy ahí en el agua. Me tengo que despertar y tocar a mi señora para ver que realmente estoy con ella y no en el agua.
- Fue medio milagroso cómo te encontraron más de 2 horas después
-Creo que tuve mucha suerte con el tema de las condiciones meteorológicas. El hecho de que Prefectura haya hecho que el barco mercante pase por ahí, el hecho de que Martín antes de hundirnos tiró una señal de Garmin (GPS), que fue eso la que nos encontró. Fue fundamental. Sin esa señal de Garmin no nos hubieran ido a buscar a este lugar, porque nosotros en el rol de salida dijimos que íbamos a Banco Patria, que está más cerca. y yo tuve tanta suerte que el barco mercante pasó a 200 metros de donde estaba yo, me vio, le avisó a Prefectura y a los rescatistas. Me tiraron un bolso amarillo pero no me animé a tirarme porque sentía que si me tiraba me ahogaba, por el cansancio y el frío. Y ahí decidieron bajar el buzo con un gancho, se tiró al agua, me tiré yo, me abrazó, me levantó, me desmayé, casi me caigo de vuelta del helicóptero. Me raspe todo. A los rescatistas también les debo la vida.
- Haciendo un repaso de todo lo vivido. ¿Creés que fue mala suerte o que algo se hizo mal?
-Lo que se hizo mal quizás es no tener los chalecos salvavidas, eso fue lo principal. En mi caso fue mi error no usarlos. Si yo quería, podía usarlos, si ellos no lo usaban, yo podía ponérmelo. En ningún momento lo pensamos. Y después nada: veníamos haciendo las cosas bien, quizás nos quedamos un poquito más de tiempo, pero no fue el tiempo lo que nos hundió, fue la bendita bomba que se rompió. Quizás si hubiéramos mirado la bomba en vez de las 7 o las 6, capaz que nos dábamos cuenta antes, no entraba tanta agua, no se hundía tanto la popa y no pasaba nada. Pero bueno, con el diario del lunes...
- ¿Se sabía si esa bomba venía fallando antes de embarcarse?
- Yo no sabía nada y para mí no. Solo nos falló el mediodía, pero lo arreglamos. El barco te daba garantía y estaba en buenas condiciones, en buen mantenimiento. Por eso salimos re contentos porque teníamos una energía re positiva. Pensábamos que íbamos a hacer una buena pesca y de hecho lo hicimos.
-Volviste a nacer
-Y sí, todo el mundo me lo dice. Un día antes del hundimiento le festejé el cumpleaños de 5 a mi hijo. Y ahora me han dicho "bueno, vos cuando vuelvas a festejar el cumpleaños a tu hijo, festejátelo a vos también, porque volviste a nacer. Y sí, porque de cien que les pasa a algo así, la cuenta uno. No hay muchas chances de vivir. No le encuentro explicación y por algo pasó. Por algo tengo que estar acá pero ahora no tengo ni la más pálida idea de por qué. Tengo una misión y ahora tendré que ver cuál es mi misión acá en la tierra.
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