Espiaba para Gran Bretaña desde un edificio abandonado en Mar del Plata: la confesión de una mujer sobre Malvinas

Ruth Morton guardó silencio durante 43 años. Ahora contó lo que hizo durante la Guerra de Malvinas y sorprendió hasta a su hija.

Ruth Morton es uruguaya y ahora tiene 97 años: guardó silencio durante 43.

23 de Diciembre de 2025 16:49

Por Redacción 0223

PARA 0223

Ruth Morton, una uruguaya de 97 años, confesó que realizó tareas de espionaje para Gran Bretaña desde Mar del Plata durante la Guerra de Malvinas. La mujer lo mantuvo en silencio durante 43 años, pero ahora brindó una nota a Penguin News y contó los detalles de su participación en el conflicto bélico.

Ruth es hija de británicos y ni su propia hija sabía sobre las tareas de espionaje que le habían sido encomendadas en 1982. Morton fue una parte clave de las acciones de Gran Bretaña en territorio argentino: desde un edificio en ruinas ubicado en la ciudad de Mar del Plata observaba al ARA Santa Fe, ARA San Luis y ARA Santiago del Estero, los tres submarinos involucrados en la Guerra.

La confesión de Ruth fue en el marco de una entrevista para Penguin News, un medio fundado por el periodista y amigo de su familia, Graham Bound. En ese ámbito de confianza el hombre logró que la mujer de 97 años blanqueara un secreto que se iba a llevar a la tumba. Más tarde, en la BBC Outlook Ruth contó que su vínculo con el espionaje no había nacido en Malvinas.

Tanto ella como sus familiares más cercanos tenían antecedentes en la inteligencia británica desde la Segunda Guerra Mundial. La mujer contó que su padre había reclutado a sus hermanas mayores en 1939, cuando las tropas nazis invadieron Varsovia, para que ellas interceptaran mensajes, los tradujeran y los transcribieran. 

El trabajo de espionaje desde Mar del Plata

Su hermana Miriam fue quien la sumó a las tareas de inteligencia durante la Guerra de Malvinas. Creyó que a sus 53 años, Ruth sería “poco sospechosa” y fue su jefa durante todo el proceso desde Mar del Plata. “Mi trabajo principal era vigilar el movimiento de tres submarinos”, contó la uruguaya sobre aquellos años.

Su trabajo exigía el control directo de los submarinos y para ello se improvisó un escondite bajo las tablas de un edificio en ruinas ubicado en la costa marplatense. “Había un espacio para arrastrarse debajo que me daba una vista perfecta de los submarinos a solo unos cientos de metros”, recordó Ruth.

Y agregó: “Era arenoso, sucio y sumamente incómodo porque no había espacio. Ni siquiera podías sentarte. Me salieron ampollas en las rodillas y codos de tanto arrastrarme, pero fue al principio, luego me acostumbré. No estaba emocionada. Solo debía tener mucho cuidado en hacer la comunicación palabra por palabra”.

"Una noche, un barco en el mar disparó justo al sitio donde estaba y alcanzó a un carpincho entre los ojos. Me salvó la vida porque podría haber sido yo”, expresó la mujer y contó que tras ello, se le comunicó su salida de la acción británica en territorio argentino.