Milei y sus polémicas: advierten que hay una "normalización" de los discursos de odio
El analista Alejandro Laurnagaray de Urquiza puso el foco en los gobiernos de las derechas modernas y en cómo la sociedad acepta y reproduce ese odio. Secretos de la comunicación y estrategias de los nuevos líderes mundiales.
"Lo que me están diciendo es que los dólares los tengo que comprar con emisión monetaria. Esa manga hijos de re mil puta me está diciendo que le rompa el culo al pueblo argentino con impuesto inflacionario para pagar la deuda", declaró el presidente Javier Milei durante el Congreso de Desarrollos e Inversiones Inmobiliarias desarrollado en Buenos Aires, muy poco tiempo antes de presentar el Presupuesto 2025.
El discurso plagado de insultos y agresiones ya es común en el mandatario y si bien pareciera no sorprender a nadie, muchos sectores se niegan a aceptar tal nivel de violencia. Al contrario, sostienen que es fundamental realizar un análisis minucioso del discurso de odio, su surgimiento y su propagación por las democracias occidentales.
"Para ello, debemos entender que las agrupaciones y líderes de "ultraderecha" surgidos en el último tiempo son hijas del descontento, de la falta de representación de la democracia, resentimiento, la frustración, la falta de oportunidades, las crisis económicas, y las crisis de las democracias liberales que venimos observando en Occidente y en América Latina", explicó el licenciado en Relaciones Internacionales Alejandro Laurnagaray de Urquiza en dialogo con 0223.
Para el analista, ese descreimiento de los partidos políticos tradicionales que no han sabido dar las respuestas concretas a las necesidades básicas del sistema generó un nicho para grupos que comenzaron a canalizar el odio y sumaron la adherencia de millones de personas en muchas partes del mundo. "Lo malo es que sólo son un medio para esa canalización y después no solucionan nada de raíz, porque siguen reproduciendo básicamente la estructura económica que generó ese descontento y por eso terminan fracasando", describió.
A modo de ejemplo, se refirió a los resultados que tuvieron Jair Bolsonaro en Brasil y las ultraderechas en Europa, con referentes que se fueron moderando (como Giorgia Meloni).
Un sistema de retroalimentación
Tanto los gobiernos de las nuevas derechas como el odio instalado en la sociedad (del que se alimentan), se vuelven círculos viciosos. Estas formas de poder se basan en el insulto y la agresión como parte de la comunicación; provienen del disgusto de las comunidades pero es allí donde también los terminan volcando.
"La crisis del 2008 sacudió todo el sistema económico-financiero y estos sectores son hijos de ese proceso. Buscan chivos expiatorios para explicar una supuesta razón del colapso que vive la sociedad; acá es la casta política, en Europa, son los inmigrantes o los musulmanes, pero terminan siendo una manipulación para canalizar la bronca. Dicen que llegaron para resolverlo pero profundizan las crisis que heredan", graficó Laurnagaray .
Tanto los fenómenos de América como los de Europa llegan al poder con un discurso externo al sistema político (una derecha más maleducada). Según el analista, sostienen no apegarse a los principios democráticos pero que cuando asumen, utilizan esos resortes para favorecer a los mismos sectores que la derecha tradicional.
"Hay mucho de exageración de las propuestas y los discursos, uso de mentiras y fake news. Las características tradicionales y esenciales que hacían a un dirigente político (responsabilidad, prudencia, mesura) se han tirado por la borda con este tipo de política. Y vemos que la decadencia sociocultural de occidente permite que los discursos de odio y de bajo nivel intelectual calen hondo", apuntó el licenciado.
Lo más peligroso es la normalización de esos discursos. Se dicen barbaridades en campaña, pero la gente los vota igual. Se sostiene esa hostilidad en el gobierno y nada sucede. Para Laurnagaray se trata de "una fachada bien organizada para desviar de los verdaderos debates". "Hay que entender que los referentes son financiados por sectores de la elite financiera global; por eso se presentan supuestos cambios para que en realidad no cambie nada, y queda a la clara cuáles son los beneficiados y cuáles los perjudicados", dijo.
Mirando al oriente
Si bien son experiencias distintas, es tentador comparar los procesos de las derechas europeas y las americanas. Figuras como Javier Milei, Jair Bolsonaro o Donald Trump desbordan similitudes que también son compartidas por gobernantes del viejo continente. Esto también permite augurar posibles resultados.
"Hoy los procesos están acelerados y estamos viviendo el menemismo y la posterior crisis del 2001 en pocos años. Si equiparamos casos, podemos ver cómo muchos presidentes se han moderado y cómo luego no son reelectos porque no han aplicado lo que prometieron", adujo el consultor.
En ese marco, contó que hay muchos estudios que explican cómo las clases medias están decayendo en occidente pero mostrando un gran crecimiento en el continente asiático, porque hay un traslado del centro de poder.
"Ese nuevo equilibrio de poder genera una caída del mundo occidental que ya no es el centro. El decaimiento es general y se muestra en todos los aspectos, incluso con lo dirigencial; por eso ya no vemos líderes reales", agregó Laurnagaray.
Para tratar de entender un poco más el fenómeno de reproducción de los discursos de odio, bastará entonces con comprender cómo llegan estas figuras al poder y mirar cómo se desenvuelven en experiencias puestas en práctica en otras regiones. Sin embargo, no está todo escrito.
Sobre el especialista
Alejandro Laurnagaray de Urquiza es un analista internacional, consultor, académico, investigador, profesor universitario y divulgador de las Relaciones Internacionales (Rrii) de origen argentino, especializado en Estrategia y Geopolítica.
Licenciado en Relaciones Internacionales, fue asesor de instituciones del Gobierno argentino en asuntos de política exterior y comunicación -principalmente en el Honorable Senado de la Nación-, así como de gobiernos provinciales, municipales, sindicatos y de otras instituciones del ámbito público y privado.
Además, como consultor privado y también en ámbitos gubernamentales, participó activamente en diversas campañas electorales y en asuntos de gestión en la República Argentina, tanto a nivel nacional, así como en provincias y municipios del país.
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