Hamburguesas, rabas, choclos o platos elaborados: cuánto cuesta comer en la playa
Hay tantas opciones como playas y turistas en la ciudad. En este informe te mostramos tendencias y valores para pasar un día de playa sin preocupaciones gastronómicas.
Por Redacción 0223
PARA 0223
A la hora de resolver uno de los momentos más esperados por los turistas en sus visitas a nuestra ciudad, las opciones para comer ya instalados en la playa en un día de sol son múltiples, tantas como las playas que hay en Mar del Plata, y los precios varían según los distintos sectores costeros. La onda para resolver cómo alimentarse cerca del mar también la elige cada uno, o cada familia en una negociación constante, y mucho depende del estilo de vida y del bolsillo. Pero hay absolutamente de todo y para todos.
De entrada, para tener un panorama lo más abarcativo posible, salir a recorrer las playas es lo que resulta adecuado, por eso 0223 realizó una recorrida por La Perla, Playa Grande, y las playas del Faro. Lo primero que se distingue rápidamente es la proliferación de conservadoras, la famosa “heladerita de playa”.
Los que llevan comida a la playa
Dentro del universo que elige llevar la comida a la playa, un amplio porcentaje opta por lo natural: huevo duro, ensaladas, sándwiches de queso y palta en pan de masa madre, muchas frutas, galletas caseras de cereal o algarroba, y agua fresca.
También están los del fiambre, con el clásico sanguche de jamón y queso, el infaltable de milanesa, los bizcochitos de grasa, gaseosa o cerveza para ir tirando a lo largo del día, frutas, budín que sobró de la canasta navideña, y lo que sea que quedó dando vueltas en casa antes de salir para la playa.
Los que compran
Por otro lado, están los que prefieren ir con poco peso, sin la pesada conservadora, apenas un bolsito y, por supuesto, la billetera. Lo más rápido y sencillo para salir del paso se encuentra en la orilla, en los carritos que venden súper panchos y choclos, a $5.000 cada uno. Una opción clásica y sencilla, que se consigue más barata pero generalmente se resuelve en el mismo balneario en el que uno se instala. Lo que se pide, es lo que habrá que pagar si quieren sacarse el antojo.
Los amantes de las hamburguesas siempre tienen una opción a mano en la playa, ya sea en los tradicionales chiringos, donde se pueden conseguir a partir de los $7.000 u $8.000, y también en los restaurantes que tienen los balnearios, en donde hay opciones más elaboradas, tipo caseras, que se venden a partir de los $12.000 o $14.000 con una guarnición de papas fritas. De ahí para arriba hay más opciones.
Si hace mucho calor, siempre viene bien una ensalada. Rica y livianita. En la playa se puede conseguir, por ejemplo, una ensalada César desde $9.500, una de pollo y palta por $10.000, o una de atún a $9.500. Un ceviche de mar también puede andar muy bien, claro que sale al menos $15.900. Por unas ricas rabas, un clásico, piden desde $15.000 aproximadamente (en algunos lugares puede trepar a 20 mil, con combos con cervezas o gaseosas), y una porción de langostinos apanados desde $14.000.
Para los paladares más selectos, hay restaurantes de todo tipo a un paso de la arena. Podés encontrar platos típicos de la cocina argentina como una milanesa napolitana con fritas (para compartir) en aproximadamente $23.000 y hasta un exquisito lomo a la pimienta con guarnición para compartir por unos $49.000.
Los chiringos son la opción más económica siempre, en donde se puede comer en malla, junto al mar y por los mejores precios. En estos puestos venden todo un abanico de sándwiches que van desde uno de jamón y queso a $5.000, hamburguesa sola por $5.000, o uno de milanesa con lechuga y tomate a $9.000.
Las opciones están, las playas, el mar y el calor, que ya llegó al verano 2025, también. Sólo resta armar el bolsito, ponerse protector, ojotas, y a disfrutar.
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