Sus veranos en familia en La Feliz, los goles en la sangre marplatense y el efecto Scaloni: la historia del pibe Alex Woiski, que brilla en la Sub 20
Vino cada enero de su infancia a la ciudad de su mamá, hizo colonia en el Idra e iba al balneario ACA de Punta Mogotes. Nació en Mallorca pero es un argentino más. Lo cuenta, en exclusiva para 0223, su madre marplatense.
Bien podríamos imaginarnos la escena: el adolescente da pasos firmes en el fútbol base de la ciudad en la cual nació, conserva su lugar y hace crecer su status en el club con goles y simpatía, hablando con acento mallorquín, mientras sueña con llegar a La Liga española. Es de los mejores delanteros de España en su categoría y lo demuestra anotando tres goles contra un equipo de Barcelona en la Copa del Rey Juvenil. Lógicamente, llega el llamado esperado y, como es lógico, todos creen que va a ser internacional con su Selección.
Listo. Ahora dejen de imaginar. Abran los ojos y vean la realidad: ese pibe es argentino. Ama nuestro país, nuestro fútbol, y se crió veraneando en Mar del Plata, la ciudad de su mamá, Laura, aunque se perdiera días de clases. La familia estaba primero, como la Celeste y Blanca.
"No hubo dudas en la elección: era obvio. El sueño que tuvo siempre fue que lo llame la Selección Argentina. Nunca jugaron otras cosas porque siempre fue como si tuviera una sola nacionalidad", le dice a 0223 la mamá de Alex Woiski desde España.
Laura Pioletti es la madre de Alexander, el delantero de la Sub 20 de Diego Placente que juega el Sudamericano clasificatorio al Mundial, con un debut histórico con paliza (6-0) ante Brasil. Ella es marplatense, pero de esos marplatenses arraigados a la ciudad. "Desde que están mis hijos, todos los años, las vacaciones de la familia son en Mar del Plata. El tema es que a Mar del Plata vas en enero, entonces las maestras acá en España me decían que los chicos perdían un período importante de clases. 'No importa, me los llevo igual, yo asumo el riesgo', les contestaba. Para mí lo más importante era el vínculo con la familia", cuenta desde Mallorca para este medio.
Laura nació, se crio y estudió en Mar del Plata. Dice que tiene una historia en cada esquina de la ciudad. Hizo la Escuela Municipal de Danza, bailó con Anita Zaninetti (recuerden el dato). Imaginó cuando fue mamá por segunda vez que Antonella iba a andar por un camino similar al suyo. Pero su hija ya cumplió 14 años y juega al fútbol: es la única niña en formar parte de un equipo mixto en la fase formativa de un club de Primera División, en toda Europa. Sigue los pasos de Alex. O de cualquiera de los otros ejemplos familiares.
El fútbol en la sangre: ¿de qué rama de la familia se heredó?
Alex se destaca por su potencia en el remate. Si bien frecuenta cada vez más su nueva posición en el campo de segundo delantero o extremo, es un típico '9'. Su mamá dice que "a los siete meses ya caminaba y, a los nueve, pateaba una pelota de las grandes". Juega en el mismo puesto que Matías Vuoso, aquel marplatense que representó a la selección de México y jugó en Independiente y el Manchester City, entre otros. Pero, ¿qué tiene que ver con el pibe Woiski?
"Según mi papá, las habilidades de Alexander vienen de los Vuoso. La mamá de mi papá era Lucía Vuoso, y ella era tía de Tatore Vuoso. Tatore es el tío de Matías Vuoso. Por eso mi papá tiene la teoría de que la genética futbolística de Alex viene por la parte de los Vuoso", cuenta Laura.
Aunque bien podrían haber pasado los genes directamente del abuelo de Alex. Moisés Pioletti fue un lateral derecho que jugó en la Primera División del fútbol local, precisamente en el club Ministerio de Obras Públicas. Quedó en una prueba en Estudiantes de La Plata, pero su concentración estaba en el estudio: tenía una beca en la Casa de Mar del Plata que la ciudad tenía en la capital bonaerense. Aguerrido, sabía lo que significaba el esfuerzo debido al empleo de su padre Bautista, un picapedrero que trabajó en la construcción de las escalinatas de la Catedral que se ubica en la Peatonal San Martín. Bien marplatense.
Pero volvamos a los genes de Alex porque levanta la mano su mamá y aporta: "De chica vivía en los edificios de los Empleados de Comercio. Hacía ballet, pero cuando los chicos del barrio jugaban al fútbol me sumaban y me llamaban 'Pioletti 10', por Maradona. Así que yo también tengo algo que ver, eh".
¿Quieren aún más conexiones directas con el balompié? Vamos, venga, que tenemos que analizar la historia de su padre.
El amor por Argentina, el amor en Mar del Plata
Ronnie Woiski es un empresario gastronómico y representante FIFA. Su conexión con el fútbol y con los argentinos es crucial dentro de las capacidades que destacan a su hijo. Y para la existencia del niño, claro. La emigración de los 2000 por la crisis hizo que Ronnie acobije laboralmente a tantos argentinos que en un momento tenía la planta de empleados de su restaurante -que se llamaba Tango- 100% albiceleste.
Los amaba, les hacía asados en Mallorca. Le encanta la forma de ser del argentino por cómo se relacionan socialmente. Ronnie habla ocho idiomas, vivió mucho tiempo en Estados Unidos, pero se enamoró de Argentina. Lo invitaron a venir a Mar del Plata y una amiga de Laura la sumó a una juntada en La Bodeguita del Medio, donde su jefe (Ronnie) y los compañeros se reunieron. Ese verano se conocieron.
¿Qué opinará del clima marplatense Ronnie, cuando hasta nosotros le pifiamos al pronosticar y nos ponemos a renegar? Ronnie y sus amigos se preparaban la noche siguiente al primer encuentro con Laura para cenar al aire libre. Laura estaba lista para la presentación de un espectáculo de baile junto al staff de Anita Zaninetti (el dato que pedimos que recuerden). Pero llovió. Mar del Plata.... Y Ronnie junto a sus amigos fueron a esa presentación. Bajo techo.
Ronnie vio brillar a Laura y la conexión fue mágica. Las conversaciones, a distancia, los acercaban tras la visita de Ronnie. Su mamá y su hermano vivían en Miami y ese punto "intermedio" entre Mar del Plata y Mallorca fue la ciudad del nuevo encuentro. Ronnie aceleró: le propuso a Laura "probar" de vivir juntos en España.
Laura se recibió de terapista ocupacional en la Universidad Nacional de Mar del Plata el 22 de abril de 2005 y, el 28 del mismo mes, voló a tierras ibéricas. La prueba lleva casi 20 años.
La llegada a Mallorca y el aterrizaje de Alex
Ella había tenido relaciones largas en Mar del Plata, pero se terminaban. "Mi mamá y mi papá se conocieron y se casaron a los seis meses", compara mientras recuerda. Laura se estaba adaptando a España y decidió, junto a Ronnie, buscar un hijo. Alexander Woiski Pioletti nació el 17 de marzo del 2006.
Los veranos en Mar del Plata de Alex Woiski
"Alexander dice que el Mediterráneo es aburrido, porque el abuelo le enseñó a surfear las olas de Mar del Plata", le asegura a 0223 Laura. La influencia de su familia es netamente marplatense. Lo hicieron nuestro. Fundamental para que ame a la Argentina y la represente junto a la Selección Sub 20 de fútbol. "En Mallorca no tenemos familia. Entonces sus relaciones con primos, tíos y abuelos las tiene en Mar del Plata", completa la madre.
Alexander fue a la colonia de verano del Idra. Disfrutaba de la playa en los balnearios del ACA, en Punta Mogotes. "Siempre fue súper activo. A las siete y diez ya estábamos en la playa para que se cansara. Además, se relacionaba con amigos del balneario. No ha tenido problemas para hacer relaciones, en eso sale a la madre", comenta entre risas Laura Pioletti.
Formado en Mallorca, un fútbol particular
En España, las academias o los colegios con talleres extracurriculares son los espacios para jugar al fútbol que tienen los niños. Mucho partido, mucha libertad, que muestren lo que sienten. Alex tenía 7 años y lo vieron en la escuela: eran los ojeadores del Real Mallorca, el equipo que representa a la ciudad en Primera División (donde jugaron, entre otros, el marplatense Mono Burgos y el DT campeón del mundo, Scaloni).
Mallorca es uno de los pocos clubes en España que les da ropa, cuota social y viajes a sus jugadores de las formativas. No les cobra nada. Pero es exigente: hay 23 cupos por categoría y en cada inicio de temporada nuevos talentos aparecen buscando su lugar. La división de Alex estaba completa, pero el profe no quiso perder la oportunidad y lo fichó para que juegue con los de 8 años, dando uno de ventaja.
"Todos los años, cuando termina la liga, es duro. Porque el Mallorca te dice si cumpliste las expectativas y si podés continuar en el club", retrata con crudeza Laura. Vean: de aquel grupo de 23 con el que empezó Alex, solo quedan tres jugadores en la institución. Fichan delanteros siempre que comienza el curso. El argentino conserva su posición a fuerza de goles.
El efecto Scaloni: planificación y coincidencias
Por experiencia propia y a partir del caso Messi, el entrenador de la Selección Argentina encabezó el proyecto de reclutamiento de jugadores con raíces argentinas en Europa. El marplatense Soulé es un ejemplo de los últimos tiempos, Alejandro Garnacho el más visible y concreto. Lionel Scaloni vivió en distintas ciudades del Viejo Continente y hoy reside en Mallorca, como Alex Woiski.
Scaloni sabe que el talento de los "europibes" no se puede desaprovechar. También reconoce que no les puede faltar la sangre y el sentimiento argentino. Alexander Woiski Pioletti lo siente, lo tiene en las venas. Le corre agua del océano, del nuestro. Del mar argentino. De Mar del Plata, para el mundo.
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