El marplatense goleador en AFA y promesa de la Selección que heredó el talento de sus padres: "Hago todo por ellos"

Thomás De Martis cierra un 2024 espectacular, firmando su primer contrato profeesional, aunque extrañó a los suyos y se quiso volver a Mar del Plata. Cómo es irse a Buenos Aires a competir con los mejores, ganarse un puesto en Lanús y luchar para mantenerse en la Selección Argentina Sub 17.

La familia unida: los De Martis en el club River. Foto 0223.

23 de Diciembre de 2024 09:25

Por Redacción 0223

PARA 0223

La cita es en el club River de Mar del Plata. Para llegar a la cancha principal hay que pasar por el estacionamiento, canchas de entrenamiento, los vestuarios y la tribuna. En todos esos lugares recibe saludos Thomi, aunque en iguales cantidades su papá y su mamá. Ambos futboleros de nacimiento, le transmitieron la pasión por la pelota a su hijo de 16 años. "El club me trae recuerdos hermosos. Mi mamá me dijo que empecé a los 2 años a jugar al fútbol y siempre soñé con ser profesional. Estar acá haciendo una nota acá es muy especial", le dice a 0223 Thomás De Martis.

Thomás con su camiseta de la Selección en el Carnevale. Foto 0223.

Mamá y papá se conocieron yendo a la cancha, para ser más gráficos en cuanto a lo que significa el fútbol en la familia que completa una nena de 11 años. Se llama Zoe y en lo que dura la entrevista chusema fotos de su hermano jugando a la pelota o va y lo abraza (porque se lo pide Thomi). Están compartiendo unos días en Mar del Plata, donde residen todos menos el delantero. Él juega en Lanús y vive allí con dos compañeros. "Estoy en la pensión del club, un lujo. Tenemos todas las comidas y es muy cómodo: capaz que entrenamos a las 8 y nos levantamos 7:50", comenta con el mismo grado de sinceridad que de timidez.

El pequeño Thomi y su pose.

Perfil bajo, gesticula poco aunque más de lo que habla. Tono suave. Cuando tenía cuatro años y unos pelos largos hasta la cintura, el profe Chuni lo hacía patear los tiros libres porque su disparo llegaba con potencia de arco a arco en el baby. Fue creciendo y si algún rival lo toreaba o alguien le gritaba algo desde la tribuna, respondía con goles. Al que puede llegar a escuchar y todavía lo hace, porque viaja todos los sábados a verlo en Lanús, es a papá Facundo.

Thomi y Chuni, su primer entrenador en River. Foto 0223.

El Tanque De Martis hizo inferiores en Kimberley y jugó en River y en San José, entre otros clubes de la Liga Marplatense. Facundo era un nueve potente, determinante. Es joven, de hecho pasó Seba (padre del club) después de la nota y lo invitó a jugar un sintético. "Podés venir vos también", le dijo al hijo Thomás. Pillo.

No obstante, la personalidad parece haber sido hereda en partes iguales. Juliana De la Rosa es futbolera, tiene la 7 de River en la mano porque se la pidió a los entrenadores como recuerdo del pequeño Thomi. Se la regalaron y se la merecía, siempre estuvo en el club acompañando y ayudando junto al resto de las madres. Y hasta se suma un poroto. "La patada que tiene Thomas es de mi familia: yo soy descendiente de brasileños", bromea Juli.

Thomás saliendo a la cancha con papá Facundo, el Tanque. Foto 0223.

Prueba de fuego para marplatenses: el fútbol y la vida de Buenos Aires

Una tranquilidad que transmite lleva consigo Thomi. Probablemente esa habilidad le sirvió tanto como su capacidad goleadora para desempeñarse en un nuevo mundo. "Es distinto jugar en Mar del Plata o en Buenos Aires. Hay otro nivel de competitividad. Acá jugaba por afuera y cuando llegué a Lanús me dijeron 'sos 9'. Por suerte se me dieron los goles", recuerda De Martis.

De Martis se lleva la pelota después de hacerle tres goles a Gimnasia.

Sin embargo, hay otro escollo tal vez más desafiante que el juego. Thomás lo sufrió y puede que lo siga sufriendo. El chico es familiero y tiene un amor por los suyos que se nota a una legua. Por tal motivo, casi desiste de su objetivo de competir en AFA.

"Y... La primera semana fue medio complicada. Llegué el lunes, a la noche, llorando. Martes llorando, miércoles llorando, jueves llorando. Lo llamé el viernes a mi viejo y le dije: ´No, pa, me quiero ir para Mar del Plata porque no aguanto´. Me vine el fin de semana y bueno, lo pensé. Y el lunes viajé otra vez a Buenos Aires".

Un bolso cargado de goles e ilusiones

Thomás De Martis se fue de River de Mar del Plata a Lanús en el 2022. Tenía 13 años. Después de aquellos días de zozobra se enfocó en lo que mejor hace. Un gol de local, otro de visitante, sorpresa para los técnicos en los entrenamientos. El pibe marplatense no dice mucho afuera, pero entra a una cancha y se dedica a inflar las redes a cada rato. Rememora su primer año y lo considera positivo. "Fue muy bueno pero el 2023, en lo individual y grupal, fue todavía mejor", agrega.

Thomás De Martis, el 9 de la Selección. Foto 0223.

El llamado de la Selección Argentina: la emoción y la responsabilidad

Además del respeto y el amor -prueba de ello los besos que recibe de cada profe que se cruza durante la nota en River- con el que se maneja, Thomás De Martis es un adolescente responsable. La joda no le simpatiza demasiado, prefiere irse en alguna noche libre a conocer lugares para comer en Capital Federal. Tampoco se desvive por las salidas ya que se siente cómodo manejándose a pocas cuadras, como en Mar del Plata. Lanús lo manda a un colegio público que está cerca del club.

De Martis con sus camisetas del Sudamericano. Foto 0223.

"En 2023 me llegó el primer llamado. Venía haciendo goles y me lo imaginaba. Pero cuando llegué a entrenar fue una locura: el predio, las canchas hermosas, estar donde juegan los campeones del mundo. Conocí a Julián y a Enzo Fernández. Una locura total", le dice a este medio Thomi. No obstante, había un desafío por delante y era ganarse el puesto para el Sudamericano del 2024.

"Pablito Aimar, Bernardo (Romeo) y Diego Placente siempre nos dicen que si en el club estamos al 100%, en la Selección es al 120% porque sino no podés competir", afirma Thomás. Luchó y se ganó un lugar en la lista. Argentina perdió por penales con Paraguay en semifinales y fue bronce en el torneo continental. Pero la revancha está a la vuelta de la esquina: Placente convocó a De Martis para entrenar con la preselección rumbo al Sudamericano Sub 17 de Colombia, que se jugará en 2025.

Goleador en su categoría y contrato profesional

"El contrato es el sueño que tuve de chiquito. No me lo imaginaba. Es un logro muy importante para mi y para mi familia", dice Thomás De Martis. Era lógico que Lanús le ofrezca el vínculo porque no para de romperla. Su irrupción en 2022 se confirmó, quizás inesperadamente, en 2023. Y este año volvió a convertir goles y más goles: totalizó 20 tantos en el 2024 con la camiseta del Granate.

Firmando su primer contrato profesional.

Siguiendo los pasos del padre. O los consejos. Thomi se ríe porque el Tanque les dice cómo definir hasta a sus compañeros. Los cuatro, Facundo, Juliana, Thomás y Zoe, tienen una complicidad tan propia como su familia. "Mi viejo me dice que soy un orgullo, pero yo hago todo por ellos. Verlos felices es el logro más grande". Directo al corazón.

Sin prisa pero sin pausa

¿Cómo manejar la cabeza cuando tenés 16 años y sos goleador en AFA, la competencia más importante del país para tu edad? ¿Cómo mantener los pies sobre la tierra cuando sos el 9 de la Selección y entrenás en el mismo predio que Messi? ¿Por qué no la vas a flashear si te auspicia Nike?

Festeja un gol con la camiseta albiceleste.

Hay talentos naturales. Para jugar a la pelota y para andar por la vida. Thomás tiene valores inculcados y su personalidad, su esencia, le facilita los pasos. Consiguió mucho. Se adaptó cuando miles de chicos desisten por extrañar a sus seres queridos, incluso como él mismo lo pensó. Se alimenta y entrena al 120%. Trabaja con el equipo de psicólogos de Lanús, complementando su mentalidad para alejarse de la presión. "Si pensás en eso, es peor. Voy tranquilo y con paciencia porque las cosas se dan solas".

Cuando le consultamos sobre lo que viene, sus sueños, sus objetivos, no pensó más allá que en lo inmediato. "Ojalá pueda hacer pretemporada con la Primera de Lanús", respondió. Todo lo hace simple. Nada es estridente afuera ni adentro de la cancha. Sólo se enfoca en la pelota y lo hace naturalmente. Nació por el fútbol, vive para el fútbol y regala fútbol. Lo más importante en su vida, tan fuerte como el amor de su mamá, su papá y su hermana.