“Tatore” Vuoso, el artista de las redes

Es el primer gran ídolo de Aldosivi. Toda la vida en el barrio puerto, de la banquina como pescador saltaba a la cancha para transformarse a goleador. En la semana que cumplió 80 años, charló con 0223, repasó su vida y mostró su dolor porque el club le quitó su nombre al predio.

"Tatore" posa con la camiseta de Aldosivi en el mural que los hinchas le hicieron, en la esquina de Edison y Guanahani.

25 de Febrero de 2017 20:22

Cuando se hace referencia a su apodo, en el puerto no hace falta explicar quién es uno de los tantos personajes de este clásico barrio de trabajadores, que hoy es parte íntegra de la ciudad pero que a comienzos de siglo era una Mar del Plata dentro de otra. O tal vez lo siga siendo. Salvador “Tatore” Vuoso, pescador de toda la vida, goleador histórico del Club Atlético Aldosivi, en la semana cumplió 80 años y 0223 aprovechó la vívida fecha para charlar sobre un tiempo de calles empedradas, banquina colapsada, muchachos jugando a las cartas, niños en la vereda, y un fútbol con pelota de tiento que a él nunca le pesó para vencer a los arqueros.

Es casi el mediodía sobre la calle 12 de octubre. El calor de febrero es infernal. Los camiones con pescado congelado y los bondis atraviesan la calle subiendo la loma desde el este. Adentro del bohemio Café del Ángel, en una mesa, espera "Tatore" para la charla acompañado de su hijo Jorge, y de un gancia con limón y soda. "Hice goles a rolete, pibe", comienza.

El apellido Vuoso es un clásico en el puerto. Familia numerosa, quien más trascendió es Matías, centrodelantero que debutó en Independiente de Avellaneda y desarrolló su carrera con notoriedad en México, al punto de llegar a la Selección de aquel país. “Es muy bueno. Cuando empezó a jugar, mi viejo estaba en la puerta y él hacía jueguitos y me decía ´éste va a ser mejor que vos´. Ojalá le respondía”, contó. Pero décadas atrás, antes que su sobrino, fue "Tatore" quien marcó el camino con sus goles en Aldosivi.

Hijo de padres italianos que llegaron a Mar del Plata entre 1933 y 1934 buscando mejores oportunidades que las que ofrecía el régimen de Mussolini, el entrevistado en esta nota fue el primero de 8 hermanos: "mi viejo vino primero de Ischia, Nápoles, con una barra de italianos. Al año mandó a llamar a mi mamá. Eran novios desde los 10 años, decían". La casa de Irala entre Edison y Acha fue el lugar de nacimiento y desde donde Salvador comenzó a socializar con el barrio del que nunca se fue. Y el fútbol estuvo siempre: "jugábamos con mis hermanos en la cama a las cabezas. Éramos 5 varones y 3 mujeres", recordó.

"Tatore" cuenta que de chico iba a ver a Talleres, el otro gran club del puerto. En aquel entonces el club de calle Magallanes era un animador del fútbol marplatense. Mientras tanto, jugaba al fútbol en el barrio con sus amigos. Y un masajista de Aldosivi que lo veía destacarse, lo fichó para ese club junto a otros amigos. "Empezamos a jugar en el ´53 en la tercera división. Fuimos campeones invictos, recuerdo que muchos equipos abandonaban porque en el primer tiempo les hacíamos de a 7 goles. Y nosotros nos poníamos a llorar porque queríamos seguir jugando". Lo cierto es que a los 16 años debutó en la primera "B" del "Tiburón", y permaneció allí hasta 1966. "El club perdía casi siempre por goleada, jugaban muchos jugadores ya veteranos. Entonces empezaron a poner a los pibes y no fallamos", recordó. 

Al poco tiempo de debutar, junto a un compañero viajó a Capital Federal para una prueba en Huracán: "Fuimos en tren... tendría 17 años. En dos prácticas hice 5 goles y me dijeron ´tiene el puesto seguro´". Pero Vuoso rechazó la propuesta y se volvió al puerto: "Yo no conocía nada más allá de mi barrio. En Mar del Plata iba al centro y me perdía", grafica. El arraigo pudo más y se quedó en Aldosivi. 

Goleador sin piedad

Se estima que "Tatore" Vuoso hizo más de 400 goles en su carrera que comenzó en 1952 y culminó en 1975. En Aldosivi estuvo hasta 1966, año que pasó a River de Mar del Plata donde ascendió a primera. Banfield (hasta 1971) y Almagro Florida (1975). "Nací para ser jugador de fútbol. Era gambeteador, le pegaba con las dos piernas. Cuando no agarraba la pelota me retrasaba unos metros", se definió ante 0223. "El goleador hace goles de todas clases y yo los hice. ¿Sabés cuántos hice de chilena?", agregó sin modestia. Vuoso recordó a un compañero suyo en Aldosivi que fue su mejor asistidor: "Tenía a Mannini (Juan) que me veía picar entre los dos fullbacks, me la tiraba y quedaba solo frente al arco. Él me buscaba mucho. Fue un gran conductor". Además de este jugador, recordó con afecto una gran delantera con Amorena, Vinagre y De Rosa. Época de férreos defensores, a "Tatore" nada lo achicaba: "A mí cuando más me pegaban, más la metía. Siempre hubo tipos leñadores", señaló. Dice que hacía goles de taquito, gambeteando, y de cabeza: "Yo jugaba con pelota de tiento y muchos no cabeceaban porque les quedaba la marca de la costura en la cabeza. Pero yo no tenía miedo", recordó. Pero su fuerte fue la definición con el pie: "Adentro del área definía con un puntazo. Nunca desde abajo. Siempre en el medio de la pelota", describió. 

Fútbol y más fútbol, "Tatore" no faltaba a ninguna cita: "Un año jugaba los sábados a la tarde en la primera B, los domingos a la mañana en la tercera, y a la tarde en Boca del puerto, en un torneo de barrio, se armaba cada campeonato que mamma mía... En los 3 campeonatos salí goleador", sentenció. Y recordó que cuando hizo el Servicio Militar, se perdió 4 fechas. "Pero en 14 partidos hice 30 goles, es mi récord".

Aldosivi, "mi segunda casa"

El barrio y el club fueron siempre de la mano para "Tatore" Vuoso. Y en Aldosivi desarrolló la mejor parte de su carrera, gestó amistades que perduran hasta hoy, y su identificación es total. "Fue mi segunda casa. Tuve a los mejores amigos, cada personaje que mamma mía... Cada dirigente. Toda gente buena", señaló. "El goleador máximo ponele la firma que soy yo...siete años seguido goleador de Mar del Plata. Hubo partidos que hice de a 6 goles", agregó. En cuanto a lo deportivo, el momento más trascendente fue el ascenso de Primera "B" a "A" en 1959. Y hubo un partido que fue histórico, ante Talleres en el estadio San Martín: "El partido se postergó dos veces por lluvia, ¿sabés cómo estaba la gente acá en el barrio?. Se jugó en el San Martín porque la cancha de Ministerio no tenía tribunas", contó "Tatore". Aldosivi ganó el clásico del puerto por 4 a 3, con tres asistencias de Vuoso. "Fue el partido más importante, sin dudas", manifestó el goleador. A la semana siguiente enfrentó a Once Unidos, volvió a golear 4 a 2 (un gol suyo, tres de Manini), volvió a la "A" tras 31 años y dio la vuelta olímpica. 

"Tatore", el tercero de izquierda a derecha en la fila inferior.

Lejos de los buenos salarios que hoy ganan los jugadores del fútbol, en las viejas épocas personas como Salvador Vuoso jugaban por el amor a la camiseta, el barrio, la pasión: "Yo no cobré nunca nada. Cuando había un partido muy importante con el puntero te daban dos pesos y te comprabas una cerveza...", expresó. Entre risas, recordó dos "regalos" que le hizo el club: "Ascendimos en noviembre del ´59 y me casé el 12 de diciembre. ¡Me prestaron el salón del club para la fiesta!. Al año nació mi primer hijo y me trajeron un cochecito de madera, porque tenían un dirigente carpintero, y un soporte para poner la radio eléctrica." Pero no se queja: "los dirigentes de antes eran laburadores, no tenían el dinero que hoy tienen los empresarios", manifestó.

El barrio y los muchachos: "María, Dolores, golazo de Tatore"

Si algo tiene de particular el barrio puerto, es su identificación con un estilo de vida, una tradición de trabajadores de la pesca, familias descendientes, recovecos de largas tertulias, vagos rondando las calles. Aún hoy "Tatore" Vuoso recorre las calles con su andar chaplinesco y todos lo saludan. "Esto (señala y mira por la gran ventana a 12 de octubre) era una romería cuando jugábamos en cancha de Ministerio (estaba en la Manzana de los Circos)". Con sus goles se transformó en un ídolo muy cercano a la gente: "por la calle o en la cancha los pibes cantaban ´María, Dolores, golazo de Tatore´", recordó con una mirada nostálgica y feliz a la vez. "Caminé toda la vida estas calles. Acá se hacían los carnavales, desde Padre Dutto hasta Martinez de Hoz. Y muchos se pusieron de novios acá", graficó.

"Éramos todos del barrio y amigos. Me encontraba con los muchachos en las esquinas o en la banquina. Después íbamos a jugar a las cartas.  Me he agarrado cada curda en el club... me gustaba jugar al mus, al truco. Una linda época", describió "Tatore". Y atacó, con certeza: "Los jugadores actuales no caminan por el puerto, ahora caminan en aviones".

De la banquina a la cancha

"Tatore" Vuoso fue goleador pero a la par, un trabajador de toda la vida. Ni su carrera de futbolista primero, ni su jubilación después, le alcanzaron para descansar económicamente. "Yo no me entrenaba nunca porque tenía que ir a pescar. Primero laburé desde los 12 años, llevaba pan a las casas. Luego, hasta los 14 fui caddie de golf. Y desde ahí a los 74 años arriba del agua", describió. "En ese entonces los sábados no se iba al agua, pero se hacía reparación de redes, se salaba la carnada, y estábamos en la banquina hasta la una. A veces Aldosivi estando en la B jugaba a primera hora en Quilmes, por ejemplo, y 13.30 había que estar en la cancha. Entonces me venían a buscar ´¡Dale Tatore que no llegamos!´ y me iba cambiando en la caja del camión sin baranda, y saltaba a la cancha."

Salvador Vuoso ya se describió como romperedes en el fútbol. Pero también se recordó como un gran pescador, con "picardía" para "ver el pescado": "El laburo no le gusta a nadie pero tenía que estar. Yo fui laburador. Y veía el pescado. Yo echaba la carnada y hay que saber. Para pesca estos gringos son brutos, dicen. Pero hay que tener picardía, eh. Si vos tirás un balde acá, otro allá y otro más allá, el pescado se desparrama. Vos lo tenes que tirar siempre en el mismo lado", comenzó con una clase de café sobre cómo pescar en altamar. "Si te descuidás, todavía me vienen a buscar para que los acompañe. Hay pocos que tiran bien la carnada como yo sé. Tenés que saber cómo caminan los pescados. Hay un cacique que va adelante. Entonces vos la red la tenés que tirar adelante, porque después vienen todos los de atrás", finalizó.