De tricampeón con River a remisero: la historia desconocida del trotamundos del fútbol argentino
Ganó títulos con River y vistió las camisetas de Talleres, Vélez y Estudiantes. Hoy, a los 74 años, Héctor Ártico enfrenta una vida muy distinta a la de sus días de gloria en el fútbol profesional.
Por Redacción 0223
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La vida después del retiro suele ser compleja para muchos exfutbolistas. Algunos no están preparados psicológicamente para desprenderse del deporte que los acompañó durante años, mientras que otros no tienen el sostén económico necesario para afrontar una nueva etapa. Esto último le sucedió a Héctor Ártico, campeón con River Plate y emblema del fútbol argentino que hoy, a sus 74 años, trabaja como remisero para salir adelante.
Trotamundos del fútbol argentino, Ártico también defendió los colores de Talleres de Córdoba, Estudiantes de La Plata y Vélez Sarsfield, entre otros equipos. Su carrera comenzó en Talleres, luego de una prueba para jóvenes en Ascochinga. Debutó en Primera en 1969, aunque su estreno no fue ideal: fue expulsado en su primer partido. Sin embargo, no se rindió y con el tiempo se consolidó como un defensor aguerrido y de gran personalidad.
En 1971 pasó brevemente por Belgrano, pero regresó a Talleres entre 1972 y 1974, donde su rendimiento llamó la atención de Ángel Labruna. El histórico entrenador lo llevó con él a River en 1975, año en el que el club cortó una larga sequía de títulos y conquistó el Metropolitano y el Nacional, marcando una de las épocas más recordadas del fútbol argentino.
Tras su paso por el “Millonario”, Ártico vistió las camisetas de Vélez, Estudiantes y luego tuvo una experiencia internacional en Colombia, jugando para Unión Magdalena. De regreso en el país, pasó por Unión de Santa Fe, Tigre y volvió a su querido Talleres antes de ponerle punto final a su carrera en Defensores Unidos de Zárate, en 1986.
Después del retiro, Ártico intentó mantenerse activo fuera del fútbol. Invirtió en negocios gastronómicos y en propiedades en Buenos Aires, pero una serie de problemas personales y la enfermedad de su padre lo golpearon fuerte. Poco a poco, perdió gran parte de su patrimonio y se vio obligado a reinventarse.
Hoy, lejos de las luces y el reconocimiento, Héctor Ártico se gana la vida como remisero, primero en Buenos Aires y luego en su Colonia Caroya natal. Sin lujos, pero con la frente en alto, el exdefensor continúa su camino con la misma humildad y disciplina que lo llevaron, en su momento, a ser campeón con River y protagonista del fútbol argentino.
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