Con pasta de campeón

Peñarol dio otra muestra de autoridad y contundencia y superó a Regatas Corrientes por 94 a 77, para ponerse 2 a 1 en la final de la Liga Nacional. Descollante actuación de Boccia.

Enorme. Así de grande fue la actuación de Adrián Boccia, la gran figura de la noche en el Poli. (Fotos: Diego Berrutti)

28 de Mayo de 2014 00:11
Con un nivel de alto vuelo durante los tres primeros cuartos y regulando energías en el último chico, Peñarol no dejó dudas, ratificó todo lo bueno que hizo el viernes en Corrientes y superó a Regatas por 94 a 77, para adelantarse por 2 a 1 en la serie final de la Liga Nacional de Básquet. Dentro de un muy buen rendimiento colectivo, sobresalió la descollante actuación de Adrián Boccia (27 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias), bien acompañado por Leo Gutiérrez (18). Desconocido el último campeón, que mostró a Fernando Martina (19) como mejor arma. El jueves, el cuarto otra vez en el Poli.
 
El comienzo del juego fue errático, con poca efectividad y muchas pérdidas. Con el correr de los minutos, con un triple de Bortolín se abrió el aro y Campazzo devolvió del otro lado para que el partido se arme y empiecen con el golpe por golpe. Adrián Boccia era la primera vía de gol local y Regatas movía la pelota hasta encontrar al hombre mejor parado, con una gran conducción de Hopson. Pero Peñarol cuando aceleraba marcaba diferencias y con un parcial de 7-0 se puso arriba por 20 a 16, a falta de 2'21" para que se cierre el cuarto inicial. El "milrayitas" tenía el control del juego, elaboraba bien las ofensivas y defendía fuerte, por eso se empezó a alejar y se fue al primer descanso corto arriba por 10: 28-18.
 
Todo lo bueno que hizo en el segundo tramo del cuarto inicial, lo extendió en el arranque del segundo chico, con un 6-0 que estiró aún más la ventaja (34-18), con un soberbio trabajo de Boccia. Tuvieron que pasar 2'30" para que Regatas se mueva en el tablero con un triple de Quinteros que no cambió el trámite que seguía favoreciendo ampliamente al local. El desconcierto de la visita llevó a que el escolta de la Selección Argentina protestara una supuesta falta luego de anotar un doble que le valió una técnica y no lo expulsaron sólo por la "chapa". A Ibarra poco le importó, facturó desde la línea y siguió estirando la máxima hasta 16 (41-25). El Poli era una fiesta, Regatas el "pato de la boda" y Peñarol golpeando una y otra vez en el mentón a los correntinos. En los instantes finales del chico el local bajó la guardia, la visita metió un parcial de 7-0 (48-34) y buscó llegar en partido al segundo tiempo. Un triple de Hopson al regreso del descanso acercó aún más a los de Casalánguida, pero Peña volvió a darle la pelota a Leo abajo, marcó un doble, cortó la sequía y se fue al vestuario arriba por 13: 50-37.
 
Si había algo peor que le podía pasar a Regatas en el arranque, eso fue que Peñarol volviera a ser el de los primeros 15'. Agresivo en defensa, certero en ataque, frustró a Regatas con un triple de Fisher, dos dobles de Boccia y la cuarta falta de Ricky Sánchez, para sacar 20 (57-37) a en sólo dos minutos. La visita no tenía reacción y el partido no entraba en ritmo, Peñarol lo manejaba a su gusto y los minutos corrían con una ventaja más que interesante de 20 (62-42). Regatas hizo sólo 7 puntos en 5' y el "milrayitas" se floreaba para obligar al tiempo muerto de Casalánguida, que no le encontraba la vuelta. A fuego lento lo cocinó Peñarol, que era dueño absoluto del trámite y manejó una ventaja de 20 puntos, sin despeinarse, para llegar con todo definido al cuarto final: 74-54.
 
El "tulo" Rivero puso el partido en el freezer, empezó a pensar en el jueves y dejó al "tridente de oro" sentados en el arranque del último chico, pero ya estaba todo listo, los habituales relevos también tuvieron su lugar en la fiesta, con un triple de Ibarra y una gran volcada de Giorgetti que levantó un poco a un Poli acostumbrado a los festejos, que miraba placenteramente la función de su equipo. Los cinco minutos finales sí, llegó el festejo exultante de la gente que trasladó la fiesta a las tribunas pese al descuento de Regatas que era anecdótico. La diferencia se había marcado claramente en los primeros tres cuartos, mientras hubo partido, y allí prevaleció con autoridad Peñarol. A cinco minutos del final, Regatas se puso a 13 (86-73) y se ilusionó. Casalánguida los mandó a presionar en toda la cancha y Rivero le cortó el descanso a los titulare y volvieron Campazzo, Boccia y Gutiérrez para el cierre. Dos minutos les alcanzó para no permitir puntos y llevar otra vez la diferencia a 18 para no dejar dudas y que el "tulo" pudiera poner al juvenil Morales por Boccia que se llevó la ovación de la noche.
 
Peñarol dio un paso más hacia el quinto título de la historia. Tenía que ratificar el quiebre que había producido en Corrientes y mostrar la fortaleza del Polideportivo. Y lo hizo con una autoridad y una personalidad avasallante, digna de campeón.