La muerte de Nisman movilizó a cientos de marplatenses

Se reunieron en el monumento a San Martín y marcharon por Luro hacia la costa. Con banderas argentinas, carteles y cacerolas, pidieron justicia. "Asesinos, asesinos", fue uno de los cánticos que unió a la gente. 

19 de Enero de 2015 22:29

La noticia de la muerte del fiscal Alberto Nisman caló hondo en la sociedad argentina y desde temprano la gente comenzó a charlar del tema, a debatir. Las redes sociales estallaron, los mensajes de indignación, repudio, impotencia, tomaron la delantera. En ese desconcierto, la gente se empezó a convocar para marchar y pedir justicia. 

Desde las 19.30 el monumento a San Martín comenzó a ser poblado por marplatenses que buscaban canalizar su bronca. Con banderas argentinas, carteles, cacerolas y con el objetivo claro de manifestarse para pedir por justicia, la gente se convocó en un gran número.

Un grupo de personas se apostó debajo del monumento y lideró la manifestación en la que reinaron varias leyendas: "Ojalá haya justicia en mi país", "Todos somos Nisman", "Basta de Mafia", "Cristina asesina", "Algo está mucho peor de lo que pensábamos".

Al grito de "asesinos, asesinos, asesinos", la gente se unió en aplausos. El líder ultraderechista Carlos Pampillón agitó a los presentes con un megáfono y consideró que "este tiro que mató al fiscal Nisman, mató un pedazo de cada uno de nosotros".

"Acá tendríamos que estar todos los marplatenses", le apuntó una señora a su marido, mientras se apoyaba sobre sus talones mirando hacia Luro. "Esto no da para más, se cansan de tomarnos el pelo", reclamó otro vecino indignado.

El himno fue cantado con firmeza por la gente y minutos más tarde, a través de su megáfono, Pampillón solicitó la aprobación de la gente para marchar por Luro hacia Buenos Aires. El aplauso de los que estaban presente fue la contraseña que abrió el camino.

"Vamos todos detrás de la bandera de luto", señaló el grupo que encabezó la marcha que ocupaba una cuadra y media aproximadamente. Una bandera Argentina con un pedazo de tela negra guió los destinos de la gente hacia la costa. A su paso, desde los edificios ubicados sobre Luro, muchas personas aplaudían y otras golpeaban cacerolas.