La consecuencia del aumento de los precios: chau ocio

Alquiler, gas, luz, comida, cuota del colegio de los chicos, transporte. Los precios suben pero los sueldos –en gran parte de los casos- no tuvieron una variación en los últimos meses. Entonces, ¿cómo se hace frente a los aumentos sin fracasar en el intento?

En estas épocas, muchos optan por reducir costos en cuestiones que no son de “primera necesidad”. El gimnasio o las sesiones de terapia son algunas de las primeras actividades que quedan freezadas: hay quienes directamente las suspenden o las realizan de forma más espaciada. Hoy una sesión de terapia se cobra entre 300 y 350 pesos, mientras que ir al gym –tres veces por semana o todos los días, no cambia demasiado el monto final- cuesta entre 300 y 400 pesos mensuales.

Las salidas a cenar (una comida para dos implica desembolsar un promedio de 400 pesos) o al cine (cada ticket cuesta entre 120 y 150 pesos) son planes que empiezan a quedar para los primeros días del mes y, en el último caso, aprovechando promociones de 2x1.

El after office es otra actividad que queda relegada en tiempos de vacas flacas, aunque las promociones de determinados tragos entre las 19 y las 21 siguen siendo atractivas, sobre todo para los más jóvenes.

La suba del 40% en el precio de los cigarrillos (un atado de 20 unidades se vende a 45 pesos o más, depende el lugar) obligó a muchos fumadores a cambiar sus hábitos de consumo. Quienes siguen fumando, compran las marcas más económicas o cigarrillos sueltos, pero también son cada vez más los que empezaron a armarse sus propios cigarrillos. En algunos comercios del centro de Mar del Plata se pueden adquirir filtros, papeles, tabaco y maquinita para enrolar por poco más de 200 pesos.

Los libros, por su parte, se transformaron en pequeños lujos que empiezan a quedar de lado a la hora de hacer recortes en la economía familiar: los valores de los best seller oscilan entre los 200 y los 300 pesos.