Jorge Battilana, en el nombre del rock

La palabra del músico, productor y periodista que supo traer a The Police a Mar del Plata, pero que además escribió un libro sobre Luis Alberto Spinetta y hoy la pelea ante la imposibilidad de caminar.

9 de Septiembre de 2016 19:08

Por 4MROCK

Fotos: Hugo Grassi

“Para mí, Jorge Battilana es el ‘libro gordo del rock argentino’, sobre todo del rock marplatense”, resume a través de un escrito Fredy Álvarez, amigo y compañero de aventuras radiales en la actualidad. “Tenés que escuchar a los entrevistados cuando hablamos con él. Les cambia el tono de voz y se distienden - aporta Rubén Omar Naveiro, conductor de ‘Bienvenidos a nuestro lado oscuro’ -. Se transforman en charlas íntimas. Ya lo dijo Alejandro Medina (Manal): Mar del Plata, sin Battilana, no es Mar del Plata”.

Los halagos abundan cuando Jorge Battilana se vuelve eje de la conversación. Sinónimo de rock dirán algunos contemporáneos, incluso aquellos que supieron estar en la cresta de la ola y hoy son piezas fundacionales del rock argentino. Músico, productor y periodista, marplatense por adopción (nació en Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires). Alguien que estuvo en la producción de la primera y única vez de The Police en Mar del Plata, que escribió un libro sobre el inigualable Luis Alberto Spinetta y que, en la actualidad, busca vencer una mala praxis que lo dejó imposibilitado de caminar hace un par de años.

“Tengo fuerzas y ganas de recuperarme, de volver a la calle. No sufrí ningún ACV como se dijo por ahí, ni ninguna otra enfermedad”, le dijo a 4MROCK sin ánimos de ahondar mucho más en esta realidad que le topa atravesar, pero a la cual le hace frente día a día. Con ustedes, Jorge Battilana, palabra mayor del rock.

 

Del otro lado del teléfono, totalmente agradecido por la entrevista, expectante ante cada consulta e inquietud sobre sus inicios en el rock, su etapa como productor y su relación con los medios de comunicación, Jorge fue paso a paso. Sin apurar el ritmo de la conversación, predispuesto a adentrarse en el arcón de los recuerdos, hasta confiar que “el rock es mi vida. Me la paso escuchando música, mirando videos, porque no podría imaginar mi vida sin esta pasión”.

-Decís que el rock es tu vida. ¿Cómo llegó a vos?

-De una manera muy casual. Tendría 8-9 años cuando empezaron a sonar Los Gatos, eso que yo no conocía mucho lo que hacían. Cuando fueron a Trenque Lauquen, donde nací, se armó un lío bárbaro. Cayeron con camisas floreadas, pelo largo, etc. “¿Estos qué música hacen?”, me pregunté. Cuando los escuché me hice fans al segundo, me voló la cabeza. Ya en Mar del Plata, los vi en Playa Grande, ahí con Pappo. También me lo encontré a Spinetta. Desde ese momento comenzó mi relación con el rock, que sigue hasta la actualidad.

Jorge – que de muy chico se vino a vivir a Mar del Plata – cuenta que Los Gatos, Manal y Almendra representa una “trilogía fantástica” que hasta el día de hoy forma parte de su vida. Sin embargo, para lamento personal, cuenta que en la actualidad “no son reconocidas”.

-¿Por qué?

-Es como que hay un hueco entre 1980 y ahora. Los pibes de ahora no conocen a los próceres del rock argentino, es una lástima. Por suerte quedan programas y medios que mantienen vivo el pasado para que las nuevas generaciones sepan quiénes son los padres del rock argentino. Por eso, cada vez que me pongo a hablar con algún pibe, le recomiendo que escuche a Los Gatos, Almendra, Manal, etcétera. También lo hago en mi cuenta de Facebook, publicando videos, fotos, recuerdos, de todo un poco.

-¿Te agarra nostalgia cuando recordás aquellos primeros recitales en Mar del Plata?

-No, nunca. Me acuerdo, sí, pero no de una manera nostálgica. Más bien, como algo actual. Escucho al “Negro” Medina de Manal y sigue tocando como antes, siempre tocó igual de bien.

-¿Qué te gusta del rock moderno?

-Me gustan bandas como Catupecu Machu, Divididos, Massacre, pero no son creadores, como mentores de algún movimiento. Sí, suenan bien, pero no veo nada nuevo que me llame la atención.

Tipazo, pionero, músico, periodista, conductor, manager, productor, corresponsal, conocedor (porque estuvo), memorioso, anfitrión de Mar del Plata para cualquier evento de Cultura Rock, agitador cultural y mucho más. Eso es Jorge Battilana, un grande de verdad.

 

Fredy Álvarez

 

Verano del 80 en Mar del Plata: Edelmiro Molinari, Luis Alberto Spinetta, Emilio del Guercio y Rodolfo García, junto a Eduardo Walger, Ohanián, Daniel Parato, Jacky Patruno y Jorge Battilana.

 

Battilana, seducido por la profesión de su padre locutor, que trabajaba para radios de Buenos Aires, comenzó su relación con los medios en 1974, cuando por “casualidad” empezó a colaborar con algunos programas de rock: “Empecé haciendo guiones para un programa de LU9 y después no paré más. Trabajé para medios de Chile, mi primer programa fue ‘1960 y rock’. Se escuchaba por LU9, que estaba en la Casa del Puente. Después llegaron los militares, me fui para LU6 y continuó mi carrera”.

“Como ahora estoy impedido de hacer cosas por cuestiones físicas, me manejo por teléfono – cuenta al paso –. Hago participaciones en Radio Universidad (FM 95.7), en el programa ‘Bienvenidos a nuestro lado oscuro’ que conducen Rubén Naveiro y Fredy Álvarez. Arranqué hace tres meses. Fredy me dijo que no podía estar sin hacer nada. Le dije que sí y todos los martes hago una columna, de 21:30 a 22, con músicos de renombre como Alejandro Medina, Javier Martínez, Ricardo Soulé, etc”.

En el pasado, Jorge cuenta con participaciones en “Expreso Imaginario” y “alguna que otra nota para el Diario La Capital”. “No sé si soy un animal de radio, quizás sea un gatito de radio”, desliza entre risas, totalmente distendido.

Jorge junto a Rodolfo García, baterista de Almendra, y “Ropero” Dasseville, cantante de rock marplatense.

 

Su etapa como productor

“Empecé en el 79 a laburar con Jackie Patruno. Con él traíamos todo lo que sonaba en ese momento. Logramos traer a The Police, después de hablar con Daniel Grinbank, en 1980. Toda la cartelera que tenía en Buenos Aires la traíamos a Mar del Plata”, recuerda Battilana – también productor de la banda marplatense Tribemol – sobre ese mítico recital en Radio City, un martes 16 de diciembre de 1980. En pleno auge de la banda británica de Sting, Andy Summers y Stewart Coopeland.

-¿Cómo fue esa experiencia?

-Excelente. Los músicos, unos capos totales. Me acuerdo que teníamos un miedo bárbaro cuando llegaron a Mar del Plata. Después se fueron amoldando. Creían que éramos indios, que les íbamos a hacer algo raro (risas). Después se soltaron y lo disfrutaron mucho, no paraban de reírse. El grupo estaba empezando a estar en la cresta de la ola.

-¿Cómo profesional qué te dejó?

-Aprendí un montón de cosas. Me encontré con un mundo absolutamente distinto. Por ejemplo, la prueba de sonido duró menos de un minuto. En ese tiempo dejaron el sonido listo para después tocar a la noche, cuando yo estaba acostumbrado a pruebas de sonido de cuatro o cinco horas, como Nito Mestre por ejemplo.

Más que amigos en la música, supo armar una familia por su forma de ser. Pero, además de ser un libro abierto, lo más importante es que estuvo en todos los acontecimientos y le dio asilo en su casa a la gran mayoría de los músicos.

 

Rubén Omar Naveiro

 

Presentación del libro “Spinetta, un vuelo al infinito” junto a la coautora Eliana Pirillo.

 

Un vuelco al infinito

Battilana escribió en 2013 “Spinetta, un vuelo al infinito”, en coautoría con Eliana Pirillo, un libro que recorre la vida de quien es considerado uno de los mejores artistas argentinos de toda la historia. Desde sus primeras actuaciones familiares hasta sus últimas canciones, con reflexiones de músicos, periodistas y amigos.

“La idea nació en 2009, le pregunté a Luis y me dijo que sí. Con él nos conocimos en el '69, generamos una buena amistad y con el tiempo surgió esto. Para mí, es un libro llevadero, con anécdotas, nada profundo, salvo algunas cosas que hablan de su personalidad”, destaca en comunicación con 4MROCK.

-¿Cómo lo definirías a Spinetta?

-Spinetta era un tipo común, como vos, como yo, pero que al momento de componer le bajaba algo especial, no sabemos qué, y creaba unas canciones únicas. Luis fue un ser espectacular, amable, bueno. Dueño de una imaginación admirable, a la altura de Lennon.

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