La propaganda como herramienta de dominación

13 de Septiembre de 2017 14:59

La propaganda es una herramienta de dominación. El poder la usó, la usa y la usará para fines no siempre claros. Un dato preocupante: los métodos de comunicación usados hoy por el poder son los mismos que los usados por la propaganda nazi antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

La comunicación construye comunidad. Una comunidad es un grupo más o menos extenso de personas que tienen algunos elementos compartidos (idioma, costumbres, valores, historia, utopías, ubicación geográfica, roles, etc). Es así como se forja una identidad común, compartida a través de prácticas comunicacionales. Hay quienes llaman a esto “sentido común”. Es aquí donde se aloja la ideología.

Pero, ¿qué pasa cuando ese “sentido común” no es propio y nos es dado por otro? Peor aún, ¿qué pasa cuando otro nos piensa y nos hace creer que somos nosotros los que nos pensamos? ¿Y cuando nos colonizan el “sentido común” y naturalizamos conceptos y prácticas convirtiéndolas en indiscutibles? Autores como Jean Paul Sartre o Ignacio Martín Baró nos hablaban sobre esto.

La propaganda es una forma de comunicación que utiliza el poder para instalar un tipo de “sentido común”. Pretende influir en las opiniones de la comunidad, “viralizarlas”, como se dice ahora (¿expandir un virus es algo deseable?). Utiliza para esto los medios de comunicación masivos y las redes sociales. Se vale de la repetición, la persuasión, la mitología, el dogma incuestionable, la falacia, la estigmatización, la emoción, los slogans, el tono amable, la falta de debate y la construcción de un enemigo; entre otras cuestiones.

Ahora bien, cabe preguntarnos desde cuándo son utilizadas estas estrategias de comunicación para que otro nos piense. Y aquí viene lo interesante. Ya el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, usaba estas técnicas de dominación y control de las conciencias y de los cuerpos. Lo inquietante es que no tienen nada que ver con la política como herramienta de transformación de la realidad. Es pura manipulación y tergiversación.

Goebbels escribió los “Once Principios de la Propaganda” (ejemplificados en el video que acompaña a este texto). Leerlos es un ejercicio clarificador que nos da herramientas para entender la maquinaria comunicacional desplegada por el poder. Cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia. A continuación, los principios:

1: Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

2: Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3: Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.

4: Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5: Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

6: Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".

7: Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8: Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.

9: Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10: Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11: Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.