Zaffaroni se ha convertido en un abanderado de la intolerancia

Al exjuez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, le cuesta mucho lograr el equilibrio institucional. Pasa de Juez de la dictadura al abolicionismo, sin comprender que la democracia se aleja de los extremos. 

Hay personas que de grandes irradian sabiduría, y adultos mayores que en la vejez diseminan odio y frustración. Zaffaroni, tristemente, se ha convertido en un abanderado de la intolerancia.

Zaffaroni esconde sus posiciones autoritarias en una superioridad intelectual que cree tener y con la que, evidentemente, se siente por encima de las decisiones que toma un país en democracia y en libertad. 

Pero Zaffaroni no es mejor que nadie. Cualquier ciudadano, sin importar a quien haya votado o cuáles sean sus ideas políticas, pero que apuesta todos los días a los valores de la libertad es mil veces mejor que Zaffaroni.

En relación a la comparación que el exministro de la Corte establece con 1982 y con 2001,  en un programa de televisión  donde manifestó que su deseo es que “el gobierno se vaya antes porque esto termina como el 2001”, no hay relación alguna entre momentos históricos tan diferentes: es para reflexionar haber tenido un juez de la Corte que reprobaría cualquier lección de educación cívica básica en una escuela primaria. Zaffaroni avergüenza a la Justicia y avergüenza al país en la Corte Interamericana.

No se puede ir contra la Constitución, y menos alguien que ha pretendido interpretarla desempeñando una enorme responsabilidad en el Poder judicial.

De Zaffaroni no espero una disculpa, él es sencillamente un autoritario antidemocrático, pero de todo el arco político espero un repudio a esas palabras que más que poner en cuestión a un Gobierno, cuestionan a la democracia.