Quetglas: “Tienen que definir si quieren vivir en un país de fantasía o legislar el aborto para la Argentina real”

El diputado nacional de Cambiemos, que impulsa la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito, visitó Mar del Plata y dijo que deben trabajar para tener un debate calificado. “La Argentina debe dejar de pensar que lo que no discute no existe”, opinó.

20 de Marzo de 2018 19:46

Por Redacción 0223

PARA 0223

Fabio Quetglas tiene una postura clara a favor de la legalización del aborto legal, seguro y gratuito. Forma parte del bloque de Cambiemos de la Cámara de Diputados de la Nación y sabe que el debate por este tema será intenso, entre todas las fuerzas y dentro de su propia bancada también.

“Yo me imagino a un muchacho o una chica joven siguiendo el debate en el recinto y tengo la expectativa que los diputados y senadores tengan un debate que merezca ser escuchado”, dijo en una entrevista con 0223 en su paso por Mar del Plata.

El legislador explicó que se trata de una discusión compleja porque entre quienes apoyan la legislación para permitir la interrupción voluntaria del embarazo y quienes lo rechazan porque creen que hay vida desde la concepción, se dan dos discusiones en paralelo. “Mientras para mí es una discusión de política sanitaria y política pública, para él es una discusión de bioética. Estamos discutiendo temas distintos”, graficó.

Tras aclarar que dentro de Cambiemos estas posturas se expresan con un profundo respeto, el legislador remarcó que muchas veces se discute la “idea principista” de defensa de la vida con casos concretos de chicas que mueren al practicarse un aborto clandestino. “Deben definir si quieren vivir en un país de fantasía donde no hay abortos que no existe o legislar para la Argentina real”, dijo.

-¿Cómo vive este momento en el que está por comenzar a discutir un tema tan sensible como el aborto?

-Lo vivo con expectativa. El esfuerzo máximo lo tenemos que poner en una deliberación calificada, donde uno entienda que el que piensa distinto no es el enemigo. Tenemos que aportar al debate datos y un conjunto de sensibilidades que muestren a la Argentina a la altura de las circunstancias. Yo me imagino a un muchacho o una chica joven siguiendo el debate en el recinto y tengo la expectativa que los diputados y senadores tengan un debate que merezca ser escuchado. Que digan Escuché gente inteligente, diciendo cosas inteligentes más allá de que algunas me representan más y otras menos. Particularmente en este tema, que es binario, no hay posibilidad de consenso…

-No hay grises.

-En el tema si despenalizamos o no, no hay grises. Ahora, una vez que gana una posición, cualquiera sea, hay muchos grises. Aún aquellos que están en contra de la despenalización están en condición de aceptar que todas las provincias tengan un protocolo para los tres casos de abortos no punibles. Y hay nueve provincias que no lo tienen. Supongamos que gana el no, tenemos que salir con un programa de salud reproductiva muy potente y con la extensión del aborto no punible.

Si gana el sí a la interrupción voluntaria del embarazo, también hay mucho por discutir. Desde salud reproductiva, qué pasa si una menor va a un centro asistencial y quiere abortar. ¿Tiene que tener permiso de los padres o no? Capaz que si le exigimos que sí, el padre la mata a golpes. Tenemos una deliberación muy fuerte en temas concomitantes que tienen que ver con esto.

Es binario en relación a la despenalización o no. Y es muy creativo en relación a todos los otros temas añadidos. Ahí se va a notar quienes son los legisladores que están dispuestos a estudiar, a llevar datos, a que la legislación sea de calidad y los legisladores a los que el tema les queda lejos porque sus temas importantes son otros o los que están con una posición reactiva y no quieren discutir temas de importancia pública.

 

-Más allá de las dificultades, se dio un paso adelante muy importante.

-Habilitar la discusión es un salto enorme. Argentina tiene que dejar de pensar que los problemas se resuelven ocultándolos. Cuando uno dice Yo mido solo 400 precios en el programa precios cuidados y no mido los otros cinco mil precios de la economía, entonces digo que la inflación es uno y era tres porque hay cinco mil precios que no mido. Eso es barrer bajo la alfombra. No discuto el aborto como si no existiera, no discutimos la principal causa de muerte en los menores de 30 años que son los accidentes de tránsito.  Más del 50% de ellos ocurrió en rutas. La subinversión vial nos cuesta vidas. La Argentina debe dejar de pensar que lo que no discute no existe. Y tener una mecánica para discutir con calidad. Una discusión calificada nos va a ayudar a tomar mejores decisiones.

-Es un debate muy particular porque se contraponen datos y estadísticas con argumentos morales y religiosos.

-La persona que cree que hay vida desde la concepción es perfectamente respetable. Pero son dos discusiones en paralelo. Mientras para mí es una discusión de política sanitaria y política pública, para él es una discusión de bioética. Estamos discutiendo temas distintos. Las personas que creen que hay vida desde la concepción y en defensa de la vida hay que mantener punible el aborto, tienen que votar de esa manera.

-¿No hay manera de debatir con quienes tienen esa postura?

-Yo tengo muchas cosas para decirles. Nosotros ya habilitamos el aborto en tres circunstancias. Y ahí también hay vida. Con ese criterio el de la violación también habría que mantenerlo. Hay un montón de argumentos. Murió una persona intentando hacerse un aborto hace dos viernes en Chaco y dejó a cuatro nenitos huérfanos. Esas también son vidas.

Acá no hay quienes están a favor de la vida y quienes estamos en contra de la vida. Todos estamos a favor de la vida y todos tenemos estrategias distintas de mejor defensa de la vida. Para mí la mejor es volver a darle a la persona gestante la soberanía sobre la decisión  de la interrupción del embarazo.

-Los abortos son una realidad.

-Hay un contraargumento. La penalización no ha evitado los abortos, los ha hecho más inseguros. Entonces, hay gente que dice La penalización no ha evitado los robos, solo los ha hecho más inseguros. La ley tiene un sentido finalista y que siempre se consagre lo que la ley pretende o no, no debería hacernos transigir legalmente. Pero a mí me parece que el posicionamiento principista va a tener un problema. Mientras discutimos una idea contra otra idea, el posicionamiento principista es defendible. Pero lo que está pasando cotidianamente es que aparecen noticias desgarradoras como las que comenté recién entonces se empieza a discutir una idea contra los hechos concretos.

Porque después dicen Tenemos que hacer más educación sexual. Pero es paradójico, porque los que hoy se oponen al aborto son los que hace 30 años se oponían a la educación sexual. Entonces que se pongan de acuerdo con ellos mismos. Si quieren vivir en un país de fantasía donde no hay abortos que no existe o legislar para la Argentina real.

-¿Cómo se da esa discusión hacia dentro de Cambiemos?

-Muy bien. Si mañana alguien me dice Yo estoy a favor de la vida desde la concepción, es una posición que yo respeto. Y yo siento que mi posición ha sido respetada y lo agradezco. Sobre todo a quienes no comparten mi posición y en ningún momento me han hecho sentir incómodo.

 

-¿Cómo será el año del Congreso más allá de este debate?

-Va a ser un año de mucho trabajo y búsqueda de consenso, porque es un año que no está sometido al vaivén de lo electoral. Va a ser un buen año de trabajo. Siempre hay un subtexto de la política: nosotros no vivimos peleándonos todo el día por los pasillos, tenemos posibilidad de diálogo y de construir. La Argentina si bien no es un país que en absoluto esté sublegislado tiene cosas desfasadas en el tiempo. Por ejemplo, el decreto de simplificación administrativa, el mega DNU, tiene discusiones en plenario superimportantes para la actividad de las Pymes y el funcionamiento público. Y como no tenemos elecciones a la vista, cuando uno avanza punto por punto encuentra muchos lugares de trabajo no solo de consenso sino de enriquecimiento del proceso legislativo.

-¿Cuánto influye el humor social?

-Influye. Somos una institución permeable, por suerte. La Argentina es un país muy volátil en términos de humor social. Suben las tarifas y baja la imagen del presidente. Dos meses la inflación está baja y sube la imagen del presidente. Esa es una volatilidad de este momento  producto de la hipersensibilidad política. Creo que nosotros tenemos que hacer un ejercicio por mantener la deliberación en otro tono. Si mantenemos la deliberación en el mismo tono que en el café de la esquina no estaríamos dignificando la tarea. Está bueno que influya y está bueno que nosotros podamos poner la cabeza en un registro más constructivo.

-Mencionó al pasar la inflación y las tarifas. ¿Son los dos puntos más candentes del humor social?

-A diferencia de otras cosas, que se presentan como los grandes temas, la inflación y las tarifas pegan en la vida cotidiana. Les llegan a todo el mundo por abajo de la puerta. Entonces no es algo abstracto, si abrimos la economía que si no es tu sector específico no lo sentís. Las tarifas y la inflación tienen la fuerza de la cotidianeidad. Ahora, la verdad reconozco que estoy sorprendido porque más allá del dolor y el esfuerzo, si tendría que ser más despacio o menos, hay una importante mayoría social que entiende que con tarifas gratuitas o casi gratitas como las que teníamos poníamos en riesgo nuestra estructura de servicios públicos. Que no iban a poder crecer en términos prestacionales y estaban en riesgo la oferta cotidiana.

Bajamos mucho y tenemos mucho por bajar el tema de los cortes. Los servicios públicos tienen un costo y el peor servicio público es el que no se brinda, es el más caro de todos. El gobierno tomó una determinación. Llevamos dos años y pico, con un proceso de actualización cuyo impacto más fuerte es en el área metropolitana de Buenos Aires que era donde estaba más rezagado. Y todavía pagamos las tarifas más baratas de la región.

-Es cierto que había consenso acerca de que el precio de los servicios era irreal. Pero también que los aumentos provocaron mucho malestar. ¿No se podía hacer de otra manera?

-Nosotros teníamos 3,8 puntos del PBI en subsidios a servicios públicos urbanos. Eso eran veintipico mil millones de dólares por año. Cuando éramos pibes y pensábamos en las democracias sociales modélicas, como las de Europa del Norte, ahí los subsidios a servicios públicos urbanos son 1,5 puntos del PBI. Teníamos más del doble y por servicios malos. Para que los servicios pasen de malos a buenos se precisaba aumentar mucho la tasa de inversión. Lo que estimula a los empresarios a invertir es tener un retorno razonable. Entonces si se hiciera mucho más lento tendríamos un problema si mañana nuestra infraestructura energética no está en condiciones de soportar el crecimiento económico. Si bien no despegamos como un cohete, la Argentina está creciendo al 3% y ese crecimiento implica requerimientos de energía. Ahí, mayor gradualismo implicaba encontrar otros cuellos de botella.