Los Colores de la Agricultura, un proyecto marplatense reconocido en todo Latinoamérica

El Instituto Superior de Formación Técnica Nº151 desarrolló un proyecto de innovación tecnológica vinculado al sector textil de la economía popular y a la agricultura familiar que fue reconocido en los Premios Latinoamérica Verde.

24 de Marzo de 2019 16:02

Por Redacción 0223

PARA 0223

Los Premios Latinoamérica Verde se han transformado en los últimos años en la vitrina más importante para dinamizar la llamada economía verde, con la exhibición de los proyectos regionales más destacados en diez categorías diferentes alineadas con los denominados objetivos del desarrollo sostenible.

Cada año, un jurado de especialistas destaca los 500 proyectos de mayor valor. Uno de ellos, de los nueve que lograron una mención en la provincia de Buenos Aires, ha tenido su génesis en Mar del Plata. Se trata de Los Colores de la Agricultura, que se subió también al podio de las iniciativas más elegidas de la Argentina, con un primer puesto en el área de Desarrollo Humanos.

El proyecto busca aportar desde la innovación tecnológica una herramienta de articulación entre el sector textil de la economía popular (con una cadena de producción de indumentaria muy compleja y atomizada) y la agricultura familiar y tiene como primer objetivo la extracción de pigmentos a través de los desechos frutihortícolas.

 

 

Los trabajos desarrollados se plantean generar un sistema de obtención de colorantes a partir de los desechos fruti-hortícola para poder aplicarlos como tratamientos superficiales (teñido, estampado) en materiales naturales, rústicos, orgánicos y reciclados, generando nuevos productos sustentables que permitan fortalecer y crear trabajo sostenible de la economía social y permitir nuevas cadenas de valor en la economía popular, con impronta de identidad local a través de una paleta de colores obtenida por la agricultura local.

En diálogo con 0223, una de sus impulsoras, Cristian Ruth Moyano, a la vez directora del Instituto Superior de Formación Técnica Nº151, charló sobre la sorprendente propuesta y contó algunos pormenores de lo desarrollado, siempre con el cuidado del medio ambiente por delante pero también con una mirada productiva necesaria, para el planeta, y para el día a día de sus habitantes.

"El proyecto surge en un principio vía el Procodas (Programa del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación) y luego de postularlo, este año la gente de Premios Latinoamérica Verde se comunicó conmigo para invitarnos a Ecuador, donde se hizo la presentación de los proyectos. Lamentablemente, no pudimos dar ese segundo paso por los costos que significa un viaje así", lamentó Moyano en primera instancia.

Según la directora del ISFT 151, Los Colores de la Agricultura "apunta a una cuestión de impacto a nivel social". "Es un proyecto de investigación activa que pretende aportar innovación tecnológica y busca unificar el sector de la economía popular textil con el sector de la economía popular frutihortícola".

"Se nos ocurrió que podríamos generar un proceso alternativo que acompañara el desarrollo de las economías agrícolas, darle una herramienta a las compañías textiles en Mar del Plata en lo que refiere a generar un producto sustentable que pusiera en valor las prendas que ellos producían" detalló Moyano.

 

 

En esa línea se vincula el equipo de trabajo del instituto, compuesto por unas 100 personas entre alumnos, docentes y otros actores sociales, que incluso realizaron capacitaciones en la Facultad de Arquitectura y Diseño. 

A partir de los colores provistos por la agricultura y su generación de pigmentos naturales totalmente sustentables (de dos tipos, uno líquido o acuoso y otro más espeso), desarrollaron el teñido de material y obtención del tinte. "Luego fuimos un poco más allá, porque quisimos como objetivo la reducción del consumo de agua y energía", describió Moyano. En el caso de la fibra de algodón, se requieren entre 125 y 170 litros de agua por kilogramo de producto.

"Se analizó la cuestión de la reutilizar el agua para que vuelva al riesgo. La posibilidad de que el resto de los residuos volviera al compostaje, o se generara biogas y así producir energía sustentable para la producción", agregó Cristian Ruth. 

Las familias agricultoras proveedoras y los procesos del proyecto están avalados por diversos organismos, entre ellos el Inta, que también busca trabajar en la durabilidad del producto. "La debilidad a superar es poder involucrar a las familias productoras. Y la viabilidad dependerá de las capacidades científico-biológicas" reconoció Moyano.

 

 

"Si difundimos lo que estamos haciendo esto tiene como futuro réplicas en otros lugares del país. Se trata también de rescatar técnicas en desuso de nuestros antepasados sin olvidarse del medio ambiente ni de la gente. Una apuesta a que hablemos además de soberanía alimentaria de soberanía productiva", anheló la vocera.

¿Y a futuro?. "Estamos tratando de poner en marcha la instalación de un par de unidades productivas modelos, en dos sitios estratégicos de la ciudad" concluyó Moyano, sobre uno de los próximos objetivos.