Los primeros pasos de Alberto Fernández en política exterior

La Cumbre de la Celac, la disputa por la OEA, la crisis venezolana y la relación con Brasil ponen a prueba la cintura política del nuevo gobierno.

Alberto Fernández con López Obrador en México,

7 de Enero de 2020 15:12

El gobierno de Alberto Fernández empezó a intervenir en los diferentes escenarios regionales. La Cumbre de la Celac, la disputa por la Organización de Estados Americanos, la crisis venezolana y la relación con Brasil ponen a prueba la cintura política de la nueva administración argentina para esquivar las presiones y mantener una posición autónoma

Crisis venezolana 2020

El papelón del domingo 5 en Venezuela cuando dos facciones opositoras se disputaron la presidencia de la Asamblea Nacional obligó al gobierno a pronunciarse sobre la situación del país bolivariano.

Si bien Alberto Fernández dejó en claro que no reconoce a Juan Guiadó como autoridad (acaba de retirarle las credenciales a su embajadora en el país Elisa Trotta) también tomó distancia del régimen de Nicolás Maduro quien no ha sabido superar la enorme crisis humanitaria y reforzó los mecanismos autoritarios para perseguir opositores y manipular las instituciones democráticas a sus intereses. 

De esta manera, el comunicado de Cancillería planteó: "Resultan inadmisibles para la convivencia democrática los actos de hostigamiento padecidos por diputados, periodistas y miembros del cuerpo diplomático al momento de procurar ingresar al recinto de la Asamblea Nacional, para elegir a las nuevas autoridades de su junta directiva" y pidió: "El resguardo de la independencia de los poderes y de las inmunidades de los parlamentarios son condiciones indispensables para el normal funcionamiento del sistema democrático".

El contenido del comunicado causó revuelo en el gobierno venezolano y expectativa en la oposición al punto que el propio Juan Guaidó destacó la postura "a pesar de las diferencias". Lo cierto es que el episodio venezolano hizo debutar un especie de tercera posición regional que buscará condenar abusos sin hacer seguidismo a la estrategia de Estados Unidos y, al mismo tiempo, no figure la relación con la Casa Blanca, vital para la negociación con el FMI.

Argentina no quiere ser aliado incondicional de Washington, ya que ese lugar lo ocupan Brasil y Colombia, pero tampoco tendrá una retórica antiestadounidense como la que vimos durante el último mandato de Cristina Fernández. En el mejor de los escenarios, Alberto podrá ofrecerse como mediador legitimado por las partes. Si eso no suecede, se conformará con no hacer olas que compliquen el escenario interno.

 

Jerarquizar la CELAC

El Canciller Felipe Solá tendrá su primera aparición en la arena internacional en el Cumbre Anual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se realizará en México bajo la presidencia de Andrés Manuel Lopez Obrador. 

Fuentes consultadas para esta columna explicaron que el objetivo es jerarquizar el espacio para que se convierta un foro de discusión de los problemas de la región sin incidencia de Estados Unidos y seguir fortaleciendo la relación con México.

En términos comerciales, Celac no tiene demasiada relevancia intrarregional pero es un polo de atracción para la Unión Europea y China. Su reactivación pondrá nervioso a la Casa Blanca. 

La Celac es la continuidad del Grupo de Río creado en 1987 en reemplazo del Grupo Contadora (cuya tarea era promover la paz entre Panamá y Venezuela) y funcionó hasta la creación de este foro en 2010.

La importancia de la Celac giró (y sigue girando) en torno a que se trata de un foro regional sin la presencia de Estados Unidos y Canadá. Que dos de las economías latinomericanas más grandes como Argentina y México la ubiquen en el orden de prioridades puede permitir que se construya el espacio de debate, mediación y negociación de conflictos que la región necesita.

 

La puja por la OEA

 

El 20 de marzo se elegirá al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y Argentina quiere ser parte del debate. El uruguayo Luis Almagro no cumplirá con su promesa de 2015 e intentará la reelección en el organismo pero tendrá como contrincantes al peruano Hugo de Zela que cuenta con el apoyo del gobierno argentino y la ecuatoriana María Fernanda Espinosa postulada por el partido Alianza País pero no por Lenín Moreno (anunció apoyo a Almagro) y tiene el aval del mexicano Andrés Manuel López Obrador.

El pasado progresista de Almagro (fue Canciller de José Mujica) quedó en el olvido luego del alineamiento automático con los intereses de Estados Unidos en la crisis venezolana y participe necesario del golpe contra Evo Morales en Bolivia. 

Alberto Fernández dijo el 16 de noviembre que "la gestión de Luis Almagro al frente de la Organización de Estados Americanos será recordada como la más penosa”. En la misma linea se expreso Solá que calificó el rol de Almagro como "vergonzoso".

Es claro que para evitar su continuidad, Argentina y México tienen que juntar posiciones para robustecer una candidatura unitaria capaz de sacar a Almagro.  Argentina está decidida a jugar ese partido. Por el momento y según el poroteo previo, Almagro contaría con 14 de los 34 estados que integran la OEA.

 

La cumbre del 31

 

El viernes 31 de enero se desarrollará el encuentro que puede marcar la orientación del vínculo que tendrán en el futuro inmediato Argentina y Brasil. Luego de varios cruces públicos entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro y una distancia ideológica mas que evidente, los Cancilleres Felipe Solá y Ernesto Araujo se sentarán a discutir el futuro de la relación comercial. 

El gobierno argentino ha construido puentes con diversos actores para salir del barro de la retorica cruzada a la que se prestaron los jefes de estado. La visita del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia y la presencia del vicepresidente, Hamilton Mourao en la asunción del presidente argentino fueron un primer paso hacia la normalización.

Solá tendrá en frente a un bolsonarista duro que le dejará claro su alineamiento con Estados Unidos y la intención del presidente y su ministro de Economía, Paulo Guedes de eliminar en arancel externo común que permita reconvertir al Mercosur en una zona de libre comercio. 

Eso no será aceptado por el gobierno nacional, con lo cual, habrá que tener espacio para algunas concesiones para que Brasil no abandone el mercado común. La amistad con el ex presidente Lula, el avance de los acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, Estados Unidos, Efta (Asociación Europea de libre comercio integrada por  Austria, Dinamarca, Reino Unido, Noruega, Portugal, Suecia y Suiza) y Corea del Sur serán parte de la agenda.

Bajo la denominación de tercera posición o diplomacia comercial dinámica, Argentina comienza a jugar el partido geopolítico que tendrá que asumir con la precisión y el cuidado de un relojero. Se terminó la etapa de los diagnósticos, hay que salir a la cancha.