Trump vs Biden: claves de una elección polarizada e incierta

Las claves de una elección polarizada que marcará el futuro de la potencia más importante del mundo. 

3 de Noviembre de 2020 07:37

Llegó el día, los estadounidenses irán las urnas para ratificar al presidente Donald Trump o cambiar de conducción de la mano del Demócrata, Joe Biden. El proceso de campaña estuvo cargado de tensiones y la pandemia rompió los papeles de un guión que a principios de 2020 tenía un final casi cantado. 

Esto hizo que el principal caballito de batalla electoral de Trump orientado en la creación de empleo y la reactivación de la economía desaparezca para adoptar la retórica de ley y orden en un contexto de aumento de las tensiones sociales y agudización de la desigualdad en un país que hace tiempo tiene un corte racial muy marcado. A su vez, el coronavirus le permitió al Partido Demócrata salir del letargo y retomar la iniciativa en un momento de transición interna y construcción de nuevos liderazgos. En ese marco, hay tres elementos que serán importantes para analizar lo que pase durante la madrugada de este miércoles. 

Voto anticipado

El voto por correo es una de las modalidades de voto a distancia. En Estados Unidos las papeletas solicitadas por correo también pueden ser devueltas personalmente por la persona que las solicitó en centros de votación o en sitios destinados a ese fin. 

El dato relevante de este proceso electro es que, al momento de escribir esta columna, 97 millones de personas votaron bajo esta metodología y equivale al 74,5 por ciento de los votos totales de 2016. La duplicación del voto anticipado responde a la pandemia pero también podría anticipar un aumento en el interés de los norteamericanos en participar de los comicios. 

Esto no significa que favorezca a uno u otro candidato, ya que, ambos jugaron esa carta, Trump convocó a los trabajadores blancos y rurales y Biden a los sectores movilizados contra el abuso policial y el racismo. La presencia del presidente en las áreas suburbanas de su país habla del grado de despliegue de un Trump que está dejando todo para revertir un resultado que parece puesto. 

Estados indecisos

Unas de las características particulares del sistema electoral estadounidense es que podes ganar aún perdiendo. ¿Qué quiere decir esto? Que el voto popular no te garantiza el ingreso a la Casa Blanca. Hillary Clinton obtuvo 3 millones más que Donald Trump en la elección de 2016 pero no pudo lograr la victoria en los Estados claves. 

Se trata de una elección indirecta, elegido por un Colegio Electoral compuesto por 538 miembros distribuidos de forma proporcional a la cantidad de habitantes cada Estado y Washington DC. Cada Estado tiene tantos electores como miembros en la Cámara de Representantes y el Senado que suman un total de 435 en la cámara baja, 100 senadores y 3 representantes en Washington DC. El candidato que se impone se lleva totalidad de los delgados por más estrecha que pueda ser la diferencia, con excepción de Maine y Nebraska que tiene reparto promocional. 

Los Estados más importantes son California con 55 delegados, Texas con 38 y Florida y Nueva York con  29. Para ser presidente, un candidato debe imponerse por mayoría simple y contar con la mitad mas uno de los electores, es decir, 270 miembros.

A diferencia de Estados que suelen tener un comportamiento electoral permanente en el tiempo (California y Nueva York eligen demócratas y Texas republicanos, por ejemplo) la disputa se centró en los que se consideran estados indecisos o pendulares como Florida, Ohio, Colorado o Nevada. 

Florida es estratégico y en 2016 fue determinante para que Trump logre la victoria. Allí, el voto latino es fuerte y por eso, una de las estrategias del presidente norteamericano fue reforzar al retórica contra Venezuela y Cuba.

En el denominado "Cinturón del óxido" compuesto por Ohio, Wisconsin, Michigan y Pensilvania, Trump ganó prometiendo la reactivación de las industrias que sufrió con fuerza la desindustrlaizacion y deslocalización de empresas como consecuencias de la globalización y los acuerdos de libre comercio.

En 2016, Trump se impuso en esos Estados por menos de 78.000 votos, se quedó con la Casa Blanca y se sumó la grupo de los últimos republicanos que habían logrado triunfar ahí fueron Ronald Reagan y George H.W. Bush, en los 80.

De lo que pase en estos "Swing states" dependerá la suerte de los candidatos para quedarse con el gobierno. Lo que se palpita es un mano a mano en el que puede pasar cualquier cosa. 

La vía judicial 

Donald Trump viene alimentado la teoría de un fraude Demócrata a través del voto por correo. De esta manera, el presidente condiciona un conteo que se supone que será complejo y denunciado. 

Aunque parezca extraño, es muy probable que esta noche no tengamos un ganador reconocido y la definición termine por la vía judicial, o más precisamente en la Corte Suprema de Justicia. Esto significaría una enorme macha a la reputación de la democracia estadounidense y, sabemos muy bien, que para una potencia como Estados Unidos el prestigio es clave. ¿Llegarán a ese nivel de deterioro institucional? En el año 2000, el Demócrata Al Gore desistió de acudir a ese terreno para evitar una crisis mayor luego de un fraude confirmado en Florida (gobernada por Jeb Bush) que favoreció a George. W. Bush. 

Trump no solo parece estar dispuesto a todo para lograr un nuevo mandato sino que se aseguró de inclinar la mayoría Suprema a su favor con el ingreso de la jueza, Amy Coney Barrett, en reemplazo de la fallecida Ruth Bader Guinsburg. Con Barrett, el máximo tribunal tiene 6 magistrados conservadores contra 3 progresistas. De todas formas esto no garantiza un apoyo cerrado al partido Republicano en una aventura por lograr la victoria, con lo cual, a Trump le puede salir el tiro por la culata. 

Lo que se juega

Hay dos temas de fondo que preocupan en Estados Unidos. Por un lado, la posibilidad de una crisis interna que profundice el enojo social y agudice la convulsión y, por el otro, una hegemonía internacional que está siendo cuestionada. El Make America Great Again de Trump potenció el perfil neoconservador y unilateral de un país que, desde la perspectiva Republicana, cree seguir viviendo en la era unipolar post caída de la Unión Soviética. 

Ceder terreno a nivel global le puede costar caro, sobre todo ante el avance de China y la autonomía estratégica de un histórico aliado como la Unión Europea. Los Demócratas quieren recuperar el protagonismo multilateral ante lo que consideran un declive seguro si continúa Trump. 

En definitiva, los desafíos son los mismos: discutir el tipo de liderazgo y frenar un tren a todo vapor como China con cada vez más presencia en la zona de influencia norteamericana. Una nación dividida, un liderazgo cuestionado y una crisis que puede empeorar, las claves de una elección cargada de incertidumbre.