“Escuchar a los Beatles con Charly debe ser como mirar un partido de fútbol junto a Maradona”

La frase pertenece a Fernando Sanchez, uno de los autores, junto a Daniel Riera, de “García, 15 años de entrevistas (1992 –  2007) editado por Vademécum. Los periodistas entrevistaron a Charly García en más de 25 ocasiones, son horas y horas de charlas que dibujan una de las mejores biografías poéticas del músico argentino. 

15 de Noviembre de 2020 08:50

La historia de nuestro país se puede contar de muchas maneras, así como en muchos lenguajes. Una de ellas puede ser a través de sus ídolos y, por supuesto, a través de sus genialidades artísticas.

Si uno pregunta por el rock nacional muchos nombres aparecen. Si somos varios, seguro coincidiremos en algunos de ellos. Pero siempre habrá un denominador común, alguien que cruzó todas las últimas décadas sin pasar desapercibido, alguien que nos despertó y recreó. Uno que no solo sabía lo que hacía, sino que también a dónde quería ir y, sobre todo, a dónde quería acompañarte.

La editorial Vademécum acaba de editar García, 15 años de entrevistas con Charly (1992 – 2007). Una biografía del músico llevada adelante a través de entrevistas. En ellas, no solo conocemos mejor al ídolo nacional, sino que también descubrimos y ahondamos en sus pasiones. ¿Qué le pasaba por la cabeza y el alma a Charly  mientras no estaba intentando ser noticia por otra cosa que no era la música?

Daniel Riera y Fernando Sanchez entrevistaron a Charly García en más de 25 ocasiones entre 1992 y 2007. Mucho tiempo de charla y de revivir la vida de Carlos García Moreno, así como toda su sabiduría. Los 11 reportajes, aparecidos en distintos medios gráficos de la época, dan forma a uno de los libros más ambiciosos e interesantes sobre él.

“Debo decirte  que entrevistar a Charly no es fácil,  así que, si bien se disfruta, en ese momento también se vivió intensamente y con muchos nervios.  Lo que recuerdo es una previa muy intensa: ‘¿Estará? ¿Estará en condiciones? ¿Tendrá ganas y o ánimo? ¿Podrá bancarse un rato charlando con nosotros sobre cosas que por ahí no tenía ganas de hablar?’ eran  preguntas que nos hacíamos constantemente. Ahora, una vez ahí y que todo estaba bien predispuesto, era genial lo que se vivía” recuerda Fernando Sanchez, uno de los autores del libro.

-¿Y a qué creés que respondía ese clima que se generaba, por ahí muy distinto al que Charly en ese momento mostraba? ¿Era quizás el interés solo en lo musical y artístico por parte de ustedes?

- Sí, creo que eso es una parte importante. Nosotros íbamos a buscarlo a él para charlar de música, hablar de su obra, de la música que lo inspiró, sobre su historia. No íbamos a buscar un título rimbombante, ni un escándalo, ni una reacción para poner en tapa. Ese era el periodismo que nos interesaba hacer y el que podíamos hacer para los medios en los que estábamos trabajando. Charly conocía y conoce mucho de lo que es la prensa de rock, y nosotros trabajábamos en revistas que nos abrían puertas: La Maga, Soy Rock, Rolling Stone y otras. Eran revistas que Charly conocía y que respetaba, y eso sumaba. 

Charly sabía en ese momento lo que él quería. Estaba muy al tanto de dónde venía musicalmente y hacia dónde quería ir. Ya para esa altura de la historia había cambiado varias veces de público y a todos había maravillado por igual. Estaba, y está, muy en claro que la música es su pasión.

La música de Charly es un cúmulo de cosas. De todo, literalmente de todo, conjuga allí talentosamente. Apolo y Dionisos juntos y coordinados, podría ser una de sus mejores definiciones. Desgarramientos, extrañamientos, reflejo de lo cotidiano y una poesía magistral se juntan para hablar de la libertad.

Sanchez menciona que “Hay una parte final en uno de los capítulos, donde él dice que cree que no hay una persona que ame tanto la música como él. Y la verdad es que se me ocurre pensar que algo de razón tiene. La verdad es que es un apasionado de la música, la música es lo que a él lo mueve, lo estimula, lo que le permite crear. Es su lenguaje con el que se maneja con absoluta naturalidad y le encanta hablar de música. Yo entrevisté a muchos músicos y no todos tienen la capacidad de reflexionar sobre lo que hacen. Muchos son geniales en lo que hacen  pero no tienen la capacidad de pensar en eso, simplemente lo hacen y está buenísimo.  Charly, además de eso, tiene una capacidad de pensar cómo lo hace, por qué y con qué elementos. De dónde vienen y a dónde quiere llegar. Digamos un montón de elementos que hace que hablar de música con él sea fascinante”.

-A propósito de eso, hay un capítulo donde hablan particularmente de los Beatles, ¿Cómo fue ese momento y por qué decidieron hacerlo así?

- Sí, hay un capítulo especial dedicado a los Beatles. Fue una entrevista que hicimos para la revista Rolling Stone, para la ocasión de la salida de un disco de ellos que reunía las más de 20 canciones que habían sido número uno de la banda en Estado Unidos y en Inglaterra. La verdad es que no me acuerdo por qué, pero nos imaginamos que a Charly le gustaría comentar eso. Fuimos a la casa y escuchamos el disco completo con él. A partir de la escucha, él va contando cómo es su vínculo con los Beatles y después analiza una a una las canciones y lo que le parece. Eso es fascinante. Él te va contando cosas de los Beatles producto de sus investigaciones, de los libros leídos, y de su conocimiento musical. Realmente es genial.

Los Beatles son una parte importante en él, así como los Rolling Stone, Bob Dylan o Elton John. Este último, de hecho, él admite que fue el músico que le permitió tomar el piano como un instrumento para hacer rock. En un momento lo veía como algo muy lejano, pero era lo que él sabía hacer mejor, no  tanto así  como la guitarra, instrumento tradicional del rock. Entonces, Elton John es quien le abre la puerta al piano para el rock. “El tipo es un melómano. De hecho los covers que él fue haciendo a lo largo de su vida te demuestran que su bagaje musical no se agotaba en las estrellas que todos conocemos. Realmente un tipo que sabe inspirarse en música de otros artistas para crear su propia música” redondea Fernando Sanchez.

-¿Él reconocía en qué momento de su producción artística estaba? Porque venía de algo muy distinto en la época anterior.

- Él tenía en ese momento toda una idea de lo que quería. De hecho había un concepto que él usaba mucho en aquella época que era “Maravillación” (proceso de grabación y recepción de determinada música). Era una forma de producir que inventó él, que tenía que ver con la enorme cantidad de capas y capas que tenía cada grabación, de instrumentos, la innovación de la cantidad de canales que podías incluir en la mezcla de los discos, etc. También vino de la mano de cierto hartazgo de Charly con la industria comercial que él tanto rechazaba. Él renovó mucho su público en esa época también. A mí me costó, como fan de los 80 de Charly, acomodarme a eso nuevo de él. Algo que los pibes de entonces tomaron directamente y se volvieron fanáticos. Hablo de lo que fue el ejército de CharlySay no more”, que había a fines de los 90, principios de los 2000. Fue esa renovación de público que aún hoy mantiene. A los viejos que lo conocimos en su etapa con los grupos, o su primera etapa solista de los 80, esa versión de Charly, al principio,  nos espantó un poco. Pero él la tenía muy clara. No era un caos que era azaroso. Él tenía toda una justificación para explicar eso y en parte eso es lo que está contado en el libro.

Hay un Charly para cada época de nuestra historia, así como hay un público para cada uno de esos Charly. En realidad, no sé si él sufría algún cambio. Sí, creo, lograba sentir esas épocas y comunicarlas en su propio lenguaje: la música.

García parece decir una cosa, pero habla de otra. El clima se respira en sus letras y uno, desde afuera, a la larga o a la corta, logra pensar y sentir lo que él te comunica. No hablo de manipulación, sino de sentirse parte de aquello que alguien cuenta sobre lo que pasó y nos pasó. “Yo creo que Charly tiene una antena que le permite interpretar, musicalmente, las épocas que fue atravesando como artista. Creo que vos podés identificar claramente los momentos del país con los discos de Charly García. Los climas sociales y políticos de cada momento están reflejados en sus discos: en los solistas y en los de su banda. La inocencia de los primeros 70, la ilusión de Sui Generis; la oscuridad de la dictadura está en La máquina de hacer pájaros y en Serú Girán;  la alegría alfonsinista y el regreso a la democracia, en sus discos de los 80 y el caos de los 90 está reflejado en la etapa Say no more. Podría agregar que el 2001 está, también, en sus discos de Sui Generis en la cancha de Boca, con ese clima caótico, pesado, denso que había”, argumenta el escritor.

La imagen de Charly, por un lado; su poética, por el otro. Su legado, por un lado y su historia, por otro. Siempre otra cara de la moneda. Pero ambas caras son auténticas. Ese, quizás, sea el signo de distinción de este ídolo popular. Uno habla de Charly García e inmediatamente lo empardan con Maradona. Sanchez se apura a decir que “Es un paralelo posible. Yo contaba lo lindo que fue escuchar los discos de los Beatles con Charly y escucharlo a él, y alguien me decía que debe ser como mirar un partido de fútbol con Maradona. Que te cuente secretos e historias del fútbol mientras lo mirás con él. Son esos personajes únicos que también tienen que ver sus excesos, su vida intensa, su supervivencia. Son ídolos populares sin dudas”.

Charly García. La nostalgia nos cruza al escucharlo, al leerlo y por supuesto al pensarlo. Al recuperarlo en cualquiera de sus formas, nos recuperamos nosotros también. Revivimos nosotros también en el empalme  de cierta felicidad con, y sobre todo, la belleza de una poética y un talento casi sagrado.