El viaje iniciático de la China Iron que llevó a Cabezón Cámara a la final del Booker Prize

La escritora Gabriela Cabezón Cámara quedó como finalista del premio International Booker Prize. Su novela, Las aventuras de la China Iron, entró en la tercera instancia de selección de dicho premio, donde competirán seis obras del resto del mundo. Un viaje iniciático que arrastra una nueva forma de conocer el mundo y reconocer el lugar del otro. 

12 de Abril de 2020 11:51

Gabriela Cabezón Cámara ingresó, hace poco, al grupo selecto de los seis finalistas del prestigioso International Booker Prize 2020. Y lo logró gracias a la traducción de su obra Las aventuras de la China Iron (Literatura Random House – 2017), ahora The adventures of Iron China, por parte de Fiona Mackintosh e Iona Macintyre.

Las aventuras de la China Iron puede leerse como una novela de aventuras, pero también de aprendizaje. La narración se centra en la historia de la mujer a la que el gaucho   Martín Fierro abandonó cuando la violencia estatal lo alejó de su rancho. La propia autora sostiene que su intención original fue “Agarrar un personaje que prácticamente no existe en el Martín Fierro, como la China, y dotarla de una vida”.

Y de aquí surgen en la narración algunas condiciones importantes que acompañarán en la definición del personaje: el espacio donde se desarrolla la historia y su forma de mirar el mundo.

Es así que la China Iron se desprende de la otra historia y crea su propia vida a caballo de su propia libertad, de sus propios deseos y del descubrimiento del amor propio y ajeno, reflejado en su  acompañante de viaje: la inglesa  Liz.

Ambas mujeres representan dos mundos que van nutriéndose a lo largo de la narración hasta sellarse en lo nuevo a lo que accede cada una, sobre todo la China. Cabezón Cámara argumenta que  “Lo que intenté hacer con la China es como una mirada de un bebé recién nacido. Es decir una mirada imposible de relatar, una mirada sin relato porque los bebés no hablan, muchísimo menos escribe. Esa mirada fascinada con el mundo, esa que descubre todo el tiempo amorosamente y que descubre con alegría,  es lo que intenté reflejar”.  Y todo aquello que recoge esa mirada, esas experiencias, luego son utilizadas sin saber exactamente qué son, ya que ella no lo sabe, así como para qué sirven. Se trata de una increíble operación de traducción, al mejor estilo de los primeros cronistas de estas tierras.

Entre los tópicos que aparecen se destacan fuertemente algunos muy sensibles como la luminosidad y el amor, el cual cruza toda la obra a lo largo de la historia misma y  del escenario, el que queda bien destacado a través de las imágenes que van apareciendo en la narración. Se trata de un texto muy visual donde redescubrís lo fantástico del paisaje de la llanura. “Traté de trabajar mucho con el paisaje de la llanura que es bastante llamativo porque de momento parece que no hubiese nada y después te das cuenta de que el paisaje de la pampa es todo: es el cielo, la luz  y ahí te quedas como impactada y empezás a verlo todo otra vez” dice la finalista del International Booker Prize 2020.

-¿Qué te condujo hasta esta obra?

- Por el 2013 me invitaron a ser escritora residente en Estados Unidos y así pude leer mucha literatura gauchesca. En ese espacio me di cuenta de que no hay muchas mujeres y las que hay no tienen mucha importancia. Pero sobre todo lo que no había era un punto de vista de mujer. Entonces  se me ocurrió  crear ese punto de vista, que por supuesto es un delirio, ninguna mujer del Siglo XIX pensaría como la China ni viviría como ella. 

Pero ahí está el punto de vista que faltaba en la gauchesca. Aquel género que supo mostrar la construcción del gaucho en nuestro país hoy se recrea desde la mirada de la China Iron. Desde su lugar de conocimiento y desde su búsqueda de un escape del lugar a donde creía pertenecer.

La China experimenta, se apropia de cada cosa que ve y de cada sensación que siente por primera vez. Conoce un nuevo mundo. Hace su propio viaje interior mientras se desarrolla su viaje por la llanura, hasta llegar a las tolderías donde se encontrarán con la revelación final. “La verdad es que no sabía el final, llegué a esa instancia de la novela no del todo decidida hasta que ella entra en contacto con los indios y ahí sí se me hizo transparente lo que quería para el final” dice la autora.

Las aventuras de la China Iron  tiene detrás toda la literatura gauchesca, así como aquello que la refunda o cierra. Desde el propio Martín Fierro, hasta algunos textos de Martín Kohan, los hermanos Lamborghini y hasta el propio Borges.

La escritura obliga al lector a mirar de forma diferente aquello impuesto hace tiempo. Se comparte con uno, en ese proceso,  desde las limitaciones del lenguaje hasta la honestidad de los personajes. Y, donde las palabras fallan, las imágenes potentes del contexto te acercan a lo expresivo y al entendimiento del lugar del otro en todo aquello que aún no se puede superar.