Martín Passeri y el reencuentro con el surf: "Necesitábamos volver al mar"

El reconocido surfista, seis veces campeón, mostró su felicidad por la vuelta a la práctica de su deporte tras la cuarentena, y pidió que todos sean responsables y cumplan los protocolos sanitarios. 

Vuela Passeri. El seis veces campeón volvió con todo. No se notan sus 45 años. (Foto Christian Martínez)

6 de Julio de 2020 17:00

Por Redacción 0223

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“Volvimos, carajo”.

Tabla en mano, sonrisa ancha y puño apretado, Martín Passeri sale del agua con su hijo Thiago y se desahoga en medio de Playa Varese en Mar del Plata. Un grito que resume lo que vivió el surf (y sus practicantes) en su regreso al agua luego de más de tres meses sin pisarla. El "Guerrero" (45 años), como es conocido el seis veces campeón argentino, disfruta como nene con chiche nuevo, casi como si fuera la primera vez, como si no hiciera 39 años que lleva metiéndose al mar para hacer lo que ama y lo que, desde hace 25, le da de comer a él y a su familia. Y qué mejor que gozar con su pichón (de crack, a los 11 años), una de las joyas del semillero nacional. “Estos 105 días sin surfear, sin hacer el deporte que amo desde que tengo uso de razón, fueron muy duros. Pasé por todas las emociones, sensaciones y estados de ánimo, algunas muy difíciles porque en el final sentíamos que era injusto que siguieran prohibiendo una actividad que se hace en el medio del mar y con tan bajo grado de contagio. Yo soy surfista amateur pero, a la vez, profesional, coach y hasta padre de un surfista. Necesitábamos volver al agua, a nuestro lugar, a nuestra pasión y profesión. Y realmente estos primeros días los disfrutamos muchísimo. Hasta revalorizamos lo importante que es, lo bien que nos hace y lo privilegiados que somos. Ahora, eso sí, tenemos que seguir siendo muy responsables y tomar todos los recaudos sanitarios como para no retroceder”, fue la primera reflexión de Passeri, rey vigente del circuito argentino y coach del Team Quiksilver-Roxy y director de la centro de alto rendimiento de surf (CEEIS) en el balneario Honu Beach.

Passeri detalla cómo vivió cada etapa de estos 105 días. “Siempre pienso que todo es una oportunidad para crecer y mejorar, pero tuve momentos difíciles en lo que no quise exteriorizar mi frustración, porque pensaba que se estaba siendo injusto con el deporte, uno de los principales pilares de la salud. Entendí también por qué se hacía, pero estar tantos días alejado del mar para alguien que surfea todos los días, que vive de esto, era duro. Los primeros 40 días le busqué la vuelta, los segundos 30 fueron más cuesta arriba y los últimos 30, muy complicados. Me mantuvo a flote la ilusión de volver, haber estado entrenado, el estar listo para poder disfrutarlo como antes cuando regresara. Cada día fue un laburo fino en casa, controlando horarios, comidas, humores y sesiones de entrenamiento”, relata. Pero un día se abrió una ventana y pudo respirar, como él grafica. “Estar lejos del deporte es una sensación muy extraña y más en el surf que tiene un medio irreproducible como el mar. Por suerte el regreso me dio todo lo que esperaba: una emoción terrible y me sentí bien, mucho mejor de lo que pensé, pese a la inactividad y el frío del agua que te pone más duro. Si bien no me animé hacer nada jugado, no sentí bajón de nivel. Creo que tiene que ver con las ganas de volver a hacer lo que amamos”, completa el Guerrero.

Además de felicidad, responsabilidad es la otra palabra que hoy respeten los surfistas, sobre todo con esta prueba piloto en marcha. ”Debemos ser muy cuidadosos. Muchos lo fuimos durante la cuarentena pero ahora hay que seguir, sabiendo que somos focos de contagio como cualquiera. Debemos tomar cada una de las precauciones para seguir defendiendo nuestro espacio”, explica Passeri, haciendo hincapié en los horarios (de 9 a 17 hs), el uso del tapaboca fuera del agua, el respetar el distanciamiento social (en el agua y en las playas) y el transporte (un surfista por auto).

Martín, como referente del deporte, también cree que es momento para demostrarle a la sociedad que los surfistas no son el chico de Ostende que violó la cuarentena para ir a surfear. “Me molestó que se nos etiquete y por eso levanto la bandera de poder demostrar que en nuestro ambiente hay muchas más cosas positivas que negativas. Es verdad que tenemos un modo descontracturado de ser, y una distinta forma de vivir, que a veces nos lleva a discutir algunas pautas de vida que buscan controlar nuestras formas de actuar, pero no es que no queramos cumplir las reglas. Buscamos defender nuestras libertades y derechos, siendo responsables. Es una filosofía de vida y quienes la conocen se enamoran de ella, pero también nos pone en un lugar en el que es más fácil pegarnos por gente que no nos conoce. Yo siento que somos personas sensibles, comprometidas con medio ambiente y con una resiliencia especial. Los profesionales, por caso, hacemos grandes esfuerzos. A veces el mar no nos da las condiciones ideales y seguimos, por ejemplo entrenando con el agua muy fría en invierno. Entonces, claro que nos molesta cuando nos ponen en ese lugar injusto. Nosotros priorizamos ese estilo de vida que nos lleva a una mejor calidad de vida y sólo pedíamos una chance para demostrar que somos tan responsables como cualquier otro ambiente deportivo o social en nuestro país”, analizó con lucidez y argumentos.

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