Denunció un abuso sexual hace un año pero asegura que la causa "está estancada"
Lucía acompañó a una amiga que iba a tener relaciones sexuales con un hombre, pero terminó siendo abusada por dos amigos de él. Si bien denunció el hecho, asegura que todavía no le hicieron las pericias psicológicas ni otras pruebas necesarias para la causa. Y, como si fuera poco, suele cruzarse con sus abusadores en la calle. "Se me ríen en la cara", dice.
Por Redacción 0223
PARA 0223
-Voy por Ana, para hacerle la pata a ella; solo quiero tomar mates y mirar Netflix. Nada más.
-Dale, no hay drama.
Ella dice que lo dejó bien en claro, que lo repitió cuatro veces, hasta el cansancio, hasta que en la madrugada del 18 de agosto de 2019 puso un pie en el departamento del barrio San José, el escenario de la pesadilla.
-Dale, dale… ¿Con cuál de los dos querés?
Y tuvo que repetir otra vez que no quería nada con nadie, que estaba ahí por otro propósito, para acompañar a Ana -su amiga, en ese entonces- pero su voluntad no importó: los dos jóvenes insistieron, la acosaron, la manosearon y la abusaron sexualmente.
Lucía, una joven de 24 años, hoy no solo lucha contra los recuerdos de la madrugada que nunca quiso vivir sino contra una Justicia que no escucha su denuncia: desde hace un año que espera novedades en la causa caratulada por el “abuso sexual agravado con acceso carnal” que la tiene como única víctima. El expediente se tramita en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº4, a cargo de la fiscal Andrea Gómez, pero la denunciante está preocupada porque asegura que “nadie” se comunica con ella para informarle sobre el estado de situación del caso. “Está todo bastante estancado”, lamenta, y aclara: “Yo quiero visibilizar mi caso porque veo que nadie hace nada y necesito respuestas. Lo único que quiero es Justicia”.
Si bien había pericias psicológicas y otras pruebas de sangre previstas para marzo, todo quedó postergado con la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, Lucía ni siquiera sabe cuándo se van a realizar porque no recibió ningún llamado oficial en el que se le confirmara la fecha de reprogramación. “A la Dirección Departamental de Investigaciones y la fiscalía iba tres veces por semana. Como no podía sostener los costos de un abogado, iba yo misma. Y al principio iba todo bien pero después dejaron de llamarme. En diciembre fui para preguntar por las pericias psicológicas porque imagino que no es lo mismo que las tomen a la semana del hecho que a los meses pero no me dieron respuestas concretas”, señala.
Ante la consulta que hizo este medio, distintas fuentes judiciales confiaron que la causa "está avanzada de acuerdo a los plazos procesales", con un imputado y con las pericias y las declaraciones tomadas. Respecto del acusado, se aclaró que no se solicitó su detención porque está "sujeto a derecho" según lo que marca la ley.
La madrugada que se volvió pesadilla
17 de agosto de 2019. Habían pasado cuarenta y ocho horas de uno de los días más felices para Lucía: después de años de esfuerzos, se había recibido de técnica radióloga. El título merecía un festejo y por eso en la noche del sábado fue a un reconocido boliche de Independencia al 2600 junto a Ana, una joven de la que era amiga. Al llegar al local bailable se encontraron con un conocido de Ana, quien había acordado ir a su departamento, ubicado a pocas cuadras del lugar. Lucía se comprometió a acompañarla y después tenían previsto regresar juntas para dormir en su casa. Pero nada salió como lo había planeado, reconoce un año más tarde en diálogo con 0223.
"Cuando salimos del boliche, fuimos hasta el auto de él, que lo había dejado estacionado a tres cuadras en una estación de servicio, y ahí fue cuando dijo que tenía que pasar a buscar a dos amigos más que iban al departamento porque uno tenía el auto estacionado ahí. Supuestamente agarraba las llaves y se iba con el otro, pero al final terminó siendo todo mentira", afirma.
Al recordar, Lucía insiste: “A él y a mi amiga les dije como cuatro veces que no quería hacer nada y me dijeron que no había problema. Ellos se fueron para la habitación y entonces se lo repetí a los dos amigos de él mientras se me tiraban en el sillón del living pero siguieron igual y no les importó nada”, recuerda Lucía.
“Ellos se me siguen riendo en la cara y nadie hace nada”
En la causa, Ana declaró en contra de Lucía: aseguró que ella quería tener relaciones sexuales. Pero a Lucía no le sorprende porque cree que está “presionada” por uno de los tres hombres. “Yo sé que el presunto dueño de este departamento, que es la persona con la que mi amiga estuvo, la llamó una semana antes de declarar. Eso me pareció muy raro y estoy segura de que la amenazaron”, sostiene la denunciante.
“Lo que diga ella igual no cambia nada porque estaba en otra habitación cuando pasó todo esto y solamente yo sé lo que viví en ese living y por todo lo que tuve que pasar”, apunta la joven, quien también asegura tener diferentes pruebas que respaldan la grave denuncia que impulsa contra dos de los tres hombres de 23 y 26 años. Según dice, las pruebas de ADN realizadas dieron “positivo” para uno de los acusados y a ello se suma el examen que le hizo la ginecóloga, en el que se constataron las lesiones producto del ataque, y la palabra de una psicóloga especialista en abusos sexuales con la que comenzó a tratarse a poco de sufrir el hecho. “Para mí eso es un montón pero para la fiscal parece que no”, critica.
Y mientras espera avances y respuestas de la Justicia marplatense, Lucía corre el riesgo de volver a mirar cara a cara a los jóvenes de aquella madrugada: dice que se los ha encontrado en diferentes oportunidades cuando paseaba por la costa junto a su familia o amigos.
“Ellos tienen una restricción conmigo y yo con ellos. En todo este tiempo, cuando yo iba para esa zona y ellos estaban, yo llamaba a la policía pero me hacían irme a mí porque me decían que 'ellos llegaron primero’. Y después me decían que trate de evitar las zonas donde estaban ellos, que no vaya a boliches o bares… No sé, quizás quieren que me quede encerrada en mi casa todo el tiempo”, cuestiona.
Desde que vivió lo que tuvo que vivir, la marplatense afirma que va a cualquier lugar acompañada pero ni siquiera bajo ese resguardo puede evitar momentos desagradables. “Cuando paso por donde están ellos sin saber que ellos están ahí, se paran en el medio de la calle, de brazos cruzados, y se me ríen en la cara, además de amenazar a mis amigos”, asegura, e insiste: “Ellos se ríen, amenazan y nadie hace nada. Así estoy hace un año”, dice.
En este marco, Lucía también agradece el fuerte acompañamiento que recibió por parte de la ONG En Red, que se especializa en el abordaje de víctimas de abuso sexual, para poder sostener su lucha. “En febrero me uní a unas charlas con chicas de la organización que también fueron abusadas y una vez por semana o cada quince días nos juntamos virtualmente para charlar sobre la situación que estamos atravesando y la verdad que me siento muy contenida porque todas estamos pasando por la misma lucha”, destaca.
La prueba de ADN
Pese a la larga espera y las dilaciones que acusa Lucía, desde la Justicia ratificaron el buen curso de la investigación y explicaron que las demoras con respecto a la prueba de ADN excede las decisiones del departamento local.
Es que esa prueba debe ser realizada por especialistas en un laboratorio de Junin. Sin embargo, desde esa localidad de la Provincia de Buenos Aires se acusa un faltante de insumos para poder cumplimentar con la tarea, según señalaron las fuentes judiciales consultadas.
Antes de cumplir con esa prueba, las autoridades que están al frente de la investigación buscan materializar una evaluación de PSA (antígeno prostático específico) sobre un objeto personal que alcanzó Lucía semanas después del hecho para obtener una muestra y cotejar si el material extraído es compatible o no con el de los jóvenes denunciados.
Si a la brevedad se logran sortear las dificultades de la falta de insumos y culminar con algunas diligencias específicas, en la UFI N4 confían que en el transcurso de los próximos meses podría darse por finalizada la etapa de instrucción de la causa para avanzar con el siguiente paso: la elevación a juicio.
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