Iemanjá: historia de la deidad africana a la que miles de marplatenses le rinden culto

Cada primer domingo de febrero, en Mar del Plata se le rinde culto a la diosa africana. Cómo llegó la celebración a la ciudad, en donde ya hay seis templos, y se convirtió en una de las más convocantes del calendario Yoruba.

7 de Febrero de 2021 08:03

Cuenta la leyenda que Iemanjá nació en el río Ogún en Nigeria y se adueñó de las profundidades del mar, en el reino de su padre, Olokun, cuando los africanos fueron esclavizados y forzados a cruzar el océano. Dandalunda, Janaína, Marabô, princesa de Aiocá, Inaê, Sereia, Mucunã, María, dona Iemanjá, son algunos de los nombres que recibe la deidad a la que cada 2 de febrero se le rinde culto con ofrendas de alimentos flores, perfumes y joyas. 

Para los integrantes de la religión Yoruba hay un solo Dios llamado Olodumare, único y creador de todo lo existente. Pero creen en los Orixá, que se representan en cada espacio de la naturaleza como la más pura manifestación de Dios dentro del campo energético.

Al igual que en la mitología griega antigua, las divinidades Orixás fueron mortales que, por alguna razón, se convirtieron en seres divinos.

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“Para hablar de africanismo, primero tendríamos que hacer una revisión histórica”, dice a 0223 Babá Hugo Watenberg, máximo referente del Ile Reino Iemanjá Bomi en Argentina que en Mar del Plata cuenta con seis templos. Es que la historia de la adoración de Iemanjá en Latinoamérica se remonta a finales del siglo XVI, cuando comenzó a llegar la población africana que era esclavizada por los “conquistadores”.

Cuando llegaron a América, a los esclavos se les impidió adorar a sus dioses y se los obligó a venerar a los del culto católico. Para no abandonar sus creencias, los esclavos pretendieron brindar culto a las imágenes católicas aunque, en la más absoluta intimidad, continuaron adorando a sus propios dioses.

Producto del tráfico de esclavos, la cultura y religión Yoruba se expandió y adoptó diferentes formas sincréticas. “Cada culto a los orixás tiene su particularidad. A Iemanjá se le rinde tributo universalmente el 2 de febrero, aunque en Mar del Plata, por un tema de agenda turística, la celebración se hace el primer domingo de febrero”, dice Watenberg. Es la orixá femenina más importante. considerada la virgen de los navegantes, la protectora del hogar, la diosa de la fertilidad o la madre de los peces y la fecha en la que se la conmemora coincide con la fecha de Nuestra señora de los Navegantes en el culto católico.

En Argentina, las primeras manifestaciones africanistas datan de fines de los años sesenta, provenientes de Brasil y Uruguay. En 1978, el gobierno de facto estableció el registro de culto y allí se constató que la religión Yoruba tenía fieles practicantes. “Fue algo que hizo Videla para controlar la Iglesia, no nos engañemos”, advierte Watenberg

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“Para la religión Yoruba no existe el demonio, ni el infierno, ni el pecado. Eso fue lo primero que me interesó y por lo que comencé este camino”, recuerda Watenberg durante una charla con este medio. El Babá Hugo no es un pai, es un hijo de Iemanjá ordenado en Porto Alegre, proveniente de una familia judío - ortodoxa patriarcal que a los 18 años se convirtió, a pesar de las negativas familiares, al africanismo. De hecho, fue uno de los primeros que trajo la religión Yoruba a la Argentina."Imaginate que yo vengo de una familia tradicional judía. Pensaron que me había vuelto loco, me querían internar. Mis hermanos decían que me había tragado una secta", relata.

 

En 1977, antes que se creara el registro de culto, Hugo ya había sido ordenado y junto a cuatro amigos participaba de un tributo a Ogum, el Orixá de la energía, cuando integrantes de un comando de tareas irrumpió en el departamento y los llevaron a todos a bordo de un Falcon verde. "Estuve detenido desaparecido durante cuarenta días por practicar la religión", cuenta

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La fiesta de Iemanjá en Mar del Plata es, podría decirse, el mayor orgullo del Babá Hugo. De comenzar con una peregrinación en Playa Varese con una docena de fieles escoltados por efectivos de la policía bonaerense en 1984, a ser declarada de "Interés cultural" y  reunir más de 14 mil fieles en la última edición, hubo un crecimiento exponencial que se explica -entre otras cosas- con la pluralidad y la apertura ideológica que tiene la ciudad. Según calculan los organizadores del evento, en la anterior edición, del total de los presentes, 6 mil eran fieles practicantes de la religión, mientras que los ocho mil restantes eran público en general que se acercó a presenciar la ceremonia.

Vestidos de blanco, hombres y mujeres ingresan al mar a dejar barcas con ofrendas de maíz y miel, flores, alhajas y gotas de perfume y depositar además anhelos y deseos. "Son barcas que realizamos con material degradable, no usamos nada que contamine u ofenda a Iemanjá", aclara Babá Hugo Watenberg. Las ofrendas son acompañadas por cantos y bailes fundamentales para complacer a la divinidad, a la que se le rinde culto al caer el sol y durante toda la noche.

Este año, debido a la pandemia de Covid-19, desde el Reino Iemanja Bomi decidieron cumplir con las medidas dispuestas para evitar la propagación del virus y reducir la celebración a diez participantes. Incluso, por ese motivo no se informó el horario en el que se llevará a cabo para evitar la aglomeración de público.

"En el mes de octubre decidimos que íbamos a suspender la fiesta como tal. El que quiere ir a llevar una flor al mar puede hacerlo de manera individual. Nosotros vamos a hacer una pequeña ofrenda sin música ni batucadas. Va a ser un acto sencillo", explica. "Estoy convencido que Iemanjá nos protege y vamos a salir adelante y podremos sobreponernos a todo esto", reflexionó por último.