Marplatense vive una "pesadilla" en Playa Dorada: compró un terreno, montó su casa y la acusan de "usurpadora"

Desde que se instaló con su vivienda prefabricada, la docente Susana Consorte denuncia una "persecución" de la policía y de "delegados" de Santa Clara. "Hice todo bajo la ley. No quiero joder a nadie: solo quiero vivir tranquila en mi hogar", expresa.

5 de Marzo de 2021 08:13

Por Redacción 0223

PARA 0223

Susana Consorte es una docente de Mar del Plata que ni siquiera pudo encontrar tranquilidad al cumplir el sueño de la "casa propia". Hace unos días, la mujer pudo instalarse con una vivienda prefabricada en el terreno que había comprado hace poco más de un año en Playa Dorada pero desde que puso un pie en su hogar acusa "persecuciones" constantes de la policía y de "delegados" de Santa Clara para que se retire del municipio de Mar Chiquita.

"Desde el primer día que estuve en el terreno me empezó a caer la policía por una presunta usurpación. Me acosaron pidiéndome papeles y presenté la escritura. Tuve que ir a hablar con un tal teniente Galván, que me dijo que era experto en usurpaciones, para demostrarle que tenía todo en regla. Y así perdí mi tiempo una y otra vez porque fue constante esta persecución", sostuvo la trabajadora de la educación, al recordar parte del drama que todavía vive por estos días.

En primera instancia, al reconstruir su caso, Consorte dijo que el terreno en la vecina localidad lo compró hace un año y tres meses en la inmobiliaria de Patricia Moreno y que tramitó la escritura correspondiente en la escribanía Fernández de Santa Clara. "Yo después compré una casa prefabricada y cuando empiezo a tramitar en Obras todos los trámites para meter los planos, me dicen que no están permitidas. Entonces empecé a negociar con la compañía que me hizo la casa la devolución del dinero pero ellos no querían devolverlo", recordó.

La docente dijo que tuvo que recurrir a un abogado para insistir con el reclamo hasta que la empresa que realizó la casa se adelantó en la negociación: "de un día para el otro", según lo que aseguró la docente, le hicieron llegar este sábado la vivienda que ella estaba rechazando. "Yo había metido los planos con la arquitecta en obra, pidiendo el cambio de materialidad porque la íbamos a hacer de ladrillo portante suponiendo que íbamos a conseguir el dinero. Pero al no suceder eso, el abogado me redactó la solicitud de cambio de materialidad por esa situación ajena a mi voluntad", indicó.

La marplatense aseguró que todas esas presentaciones se hicieron en la Municipalidad de Mar Chiquita sin haber obtenido aún una respuesta formal hasta la fecha. "Las autoridades todavía no me respondieron pero en el medio de todo este tema me enviaron la casa a la ciudad. Y no me permitían colocarla en el terreno que había comprado: nos mandaron inspectores, a la policía, y nos agredieron y nos insultaron. Hubo un nivel de violencia horrible", aseveró, en declaraciones a 0223.

Consorte, en el marco de este conflicto, remarcó que no "viola ninguna ley" ya que sostuvo que los planos iniciales están aprobados por la administración marchiquitense y que el único trámite cuya resolución está pendiente tiene que ver con el cambio de materialidad de la construcción de la casa. "Tuvimos que armar la casa en un tiempo relámpago de siete horas porque si se mojan los materiales se arruinan", explicó.

Y durante esa etapa de frenética construcción, la docente dijo que un "delegado" de Santa Clara se hizo presente en el domicilio con una postura "agresiva y buscando pelea". "En ese momento estaba mi pareja y mi amiga pero no les respondieron nada. Entonces, como no tuvo quórum en su provocación, se fue pero a la media hora nos volvió a mandar a la policía y los inspectores", afirmó, al citar otro ejemplo de la "constante persecución" que acusa.

Tras esa intervención, la mujer de la ciudad dijo que sigue con una "clausura" impuesta por los efectivos en su domicilio que le impide avanzar con la obra, por lo que apeló a la visibilización de la problemática para que intervenga la Municipalidad y se ponga fin a esta "situación desesperante". "Yo solo doy clases. Tengo una vida normal y lo único que quiero es tener mi casa. No quiero joder la vida de nadie", remarcó.

Al no poder realizar labores de construcción, la trabajadora de la educación vive en la casa sin luz ni agua y "como si estuviera en un campamento". "No es que yo tengo cinco casas más: esa casita que estoy tratando de sacar adelante es el único bien que tengo y me están haciendo la vida imposible. La compré porque los alquileres están terriblemente caros en Mar del Plata y con la plata que tenía era imposible conseguir otra cosa. Necesito habitar mi casa como corresponde porque sino me quedo en la calle", insistió.

La mujer dijo que alterna con su pareja la presencia en el domicilio para "no dejar sola la casa" y evitar posibles ataques. "No soy el único caso. Ya hay historial de un vecino que hizo una casita así en la zona y cuando se fue se la terminaron prendiendo fuego", lamentó, y reiteró: "Desde el sábado que vengo viviendo esta pesadilla. Me tratan de usurpadora cuando es algo alimentado por ellos. Es una persecución constante contra nosotros".