Lautaro Gómez, el joven de 16 años que estaba terminando la escuela y hacía changas para mantener a su hija de 6 meses

Ramón Gómez, papá de Lautaro, el chico de 16 años asesinado la madrugada del 9 de julio cuando intentaba impedir un robo en la casa de su novia y mamá de su hijita de 6 meses, pidió respuestas a la justicia.

12 de Julio de 2021 15:30

Por Redacción 0223

PARA 0223

 

El llamado desesperado de parte de Florencia (19), su novia y mamá de su hija de apenas 6 meses, que le avisó que habían entrado a robar en su casa, fue suficiente para que Lautaro Gómez (16), se levantara y corriera unos pocos metros con dirección a la vivienda en la que, minutos más tarde, sería asesinado de un disparo en la cabeza.

El fatídico hecho ocurrió en horas de la madrugada del viernes 9 de julio en el barrio La Herradura, una zona de viviendas precarias, sin iluminación ni calles en condiciones que se extiende en el extremo noroeste de Mar del Plata. Allí, donde todavía ni siquiera llegan los servicios básicos, decenas de familias subsisten en casillas de madera y chapa y algunas pocas de material a medio construir en medio de grandes porciones de descampado; un contexto ideal para que los delincuentes abandonen y prendan fuego vehículos robados luego de quedarse con las partes que les interesan. “Todas las noches se escuchan explosiones y es porque incendiaron un auto en alguna parte del barrio”, aseguran.   

El delito en el barrio está a la orden del día y los vecinos dicen tener identificados a los autores, que serían los mismos que asaltaron a la novia de Lautaro y que terminaron con la vida del joven. Por eso, a 72 horas del brutal crimen, reclaman que el asesinato no quede impune. 

Lautaro estaba haciendo la secundaria en una escuela nocturna y durante el día realizaba changas, no sólo para aportar en su casa, sino también para mantener a su pequeña hijita, que vive junto a su mamá en otra casa de La Herradura. Sin embargo, la distancia no impedía que el joven estuviera atento a las necesidades de su novia y la beba. Por eso, cuando Florencia lo llamó para decirle que habían entrado a robarle, el adolescente no dudó un segundo y salió corriendo hacia el lugar. 

Aún en shock por el crimen de su hijo, Ramón Gómez reconstruyó cómo fue la última noche de Lautaro, que vivía con sus padres y sus dos hermanos. “Llegué de trabajar y los mandé a que fueran a comprar algo para comer. Comimos empanadas y pizza y después nos pusimos a ver una película. Hasta que Lautaro se fue a la cama de la madre, le dijo ‘vieja, sabés que te quiero’, le pidió prestado el teléfono y se durmió”, relató el hombre en diálogo con 0223.

Ramón Gómez, papá del joven asesinado, exigió este lunes que el hecho no quede impune. (Foto: 0223)

Al ver que se había quedado dormido, Ramón le sacó el celular, lo puso a cargar y también se acostó. Según sus cálculos, pasó una hora hasta que escuchó un disparo y le avisaron que Lautaro estaba herido. De acuerdo a lo que pudieron reconstruir los investigadores en base a los testimonios de los vecinos, Lautaro Gómez fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando tres delincuentes ingresaron a una vivienda ubicada en la zona de Colón y Del Solar. El dueño de la casa estaba durmiendo cuando escuchó ruidos y, al levantarse, se encontró con tres hombres, uno de ellos armado, que le pegó con la culata del arma en la cabeza y le exigió que le entregara dinero. Sin obtener lo que buscaban, se llevaron una garrafa, un balde con cables y huyeron. 

La hija del dueño de la vivienda y novia de Lautaro corrió por auxilio y ahí es cuando se produjo una confrontación entre los asaltantes y el joven, que recibió un único tiro que le provocó la muerte instantánea. Sebastián Gómez, hermano de Lautaro, también resultó con golpes al intervenir en la gresca. “Salí corriendo y ví a mi hijo tirado ahí. No sabía qué hacer, si cuidar a mi hijo que estaba tirado o correr al otro por miedo a que el otro vuelva a cargar el arma y le diera a Sebastián. A Lautaro le dispararon a quemarropa”, denunció Ramón.

"De día pareciera que no pasa nada, pero de noche por ahí escuchás explosiones porque queman autos. Acá no tenemos seguridad, no tenemos nada. Y todos sabemos quiénes son los que hacen las macanas, porque siempre son los mismos", aseveró.