Trols: ciberpropaganda política al servicio del mejor postor
En esta nota te explicamos cómo detectar una operación de trols y qué tenés que hacer cuando descubras una.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Cuando escuchamos la palabra “trol” se nos vienen a la cabeza imágenes de esos personajes pequeños, con los pelos coloridos y que gracias a la peli descubrimos que además cantan excelente. Pero hay otro tipo de trols: los que se encargan de embarrar la cancha en el mundo de la comunicación política en redes sociales.
Tenemos la idea de que lo que pasa en Internet es la vida real, pero muchas veces no es así. Esa idea de masividad puede manipularse instalando temas de agenda, silenciando opiniones disidentes, divulgando fake news o simplemente atacando a figuras públicas desde numerosas cuentas en redes sociales al mismo tiempo.
En los últimos años, todas las discusiones públicas sobre temas importantes tuvieron un ingrediente novedoso: el accionar de los trols en las redes sociales y medios digitales.
En los inicios de Internet, un trol era un usuario que buscaba molestar, crear caos y hacernos enojar hasta perder los estribos. Si bien esto sigue existiendo, hoy su significado tiene una connotación directa con la política.
Debemos diferenciar dos tipos de “personajes” dentro del mundo de la comunicación política en redes. Por un lado están los cibermilitantes, usuarios reales que, además de mostrar en sus redes aspectos de su vida cotidiana como su familia, intereses culturales o deportivos, apoyan a un determinado partido o idea política y por propio interés difunden esas ideas.
Por otro lado, los trols. Un trol es una identidad digital creada únicamente con una finalidad monótona: la política. No tiene otro tipo de interacciones más allá de publicar sus “ideas”, buscan influenciar a la audiencia, promover una agenda propia e impedir que otros, rivales políticos, puedan difundir su discurso. Se respaldan en el anonimato absoluto, utilizando nombres falsos y posteando imágenes de sus líderes políticos.
Los trols generalmente son rentados, actúan coordinados y se nuclean en las denominadas granjas de trols. Suelen operar en coordinación con cientos o miles de bots, que son cuentas que funcionan de forma automatizada. No generan contenido propio pero replican y masifican un mensaje determinado. Suelen ser cuentas nuevas con poca actividad y que se siguen mutuamente.
Las granjas de trols son un grupo de personas que cobran por crear tendencias y generar debates, principalmente en redes sociales.
Pueden instalar un tema propio o sumarse a la conversación de un núcleo reducido que le interesa en términos temáticos. Una vez que intervienen en un debate, coordinan su accionar con los bots que replican esos mensajes para darle volumen y generar tendencias.
Hemos visto como lo importante es el alcance y no el contenido. Lamentablemente no importa si el tema es cierto o falso. Las sociedades muy polarizadas tienden a favorecer la circulación de información falsa y los discursos binarios. Los trols son el vehículo ideal para motorizar fake news, especialmente cuando se combina con la compra de publicidad para aumentar el alcance de la difusión.
Por ejemplo, si bien generar un trending topic en Twitter depende del nivel de actividad, en muchos casos unas 1.000 a 5.000 menciones pueden ser suficientes. Lo que sí necesitas es que haya autoridad (usuarios con muchos seguidores) dentro de la conversación.
De ahí la práctica de arrobar (mencionar) a personas famosas con la intención de que se sumen a la conversación y le den más legitimidad. La dinámica del trol generalmente es empujar una conversación en una dirección a la espera de que más gente se sume orgánicamente.
La red social del pajarito es el lugar donde más actúan los trols. Esto se debe a que, más allá de que tiene muchos menos usuarios que Facebook o Instagram, se ha afianzado como un nicho con usuarios que buscan y difunden información. Es rápido, de fácil acceso y sin costos. Es donde están los líderes de opinión, los periodistas, los productores de radio y televisión, los políticos.
Identificar una operación de trols es muy fácil. Sin embargo, atribuirle un responsable es mucho más complejo ya que requiere investigar la actividad pasada de cada cuenta.
Si en tus redes sociales te cruzás con trols, lo peor que podés hacer es entrar en su juego. Cuando entramos en conversación con un trol desde una cuenta oficial o propia perdemos. El poder siempre está del lado del trol por una simple razón: no tiene nada que perder ya que si son detectados simplemente crean más cuentas,
Lo ideal sería exponerlos y lo que nunca debemos hacer es darle de comer a ese aparato de propaganda. Se alimentan de la disidencia y de esas “peleas” con usuarios reales, muchas veces llegando al hostigamiento sistemático.
Nuestra mejor herramienta contra esto es chequear todo lo que leemos, en diferentes medios si es posible, no dar por sentado todo lo encontramos on line y, en lo posible, no informarnos exclusivamente en redes sociales ya que la realidad está afuera de las pantallas.
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