El drama de las veredas destrozadas de Mar del Plata

No es novedad que hay calles que parecen un escenario de guerra. Pero las veredas generan muchos inconvenientes. Estiman que al Higa entran entre 2 y 4 personas por día por caídas en la vía pública. 

Estiman que entre 2 y 4 personas entran todos los días al Higa por caídas en la vía pública.

Que las calles de Mar del Plata parecen un escenario de guerra no es una novedad para nadie y la inseguridad vial se lleva decenas de vidas todos los años. Sin embargo, se presta poca atención al estado de las veredas y sus consecuencias negativas para la sanidad y calidad de vida de los vecinos. Veredas en mal estado o directamente rotas, baldosas flojas, trozos de cordón destrozados, pedazos de piedras sueltas que se vuelven trampas al caminar o esperar el colectivo, hierros oxidados en punta que generan un obstáculo para transitar. Aceras precarias e incluso pendientes de construcción con materiales inadecuados. Pastos altos, microbasurales y falta de higiene general del frente de los inmuebles o terrenos baldíos. Y, por supuesto, exceso de desidia e inutilidad. El estado de las veredas tiene una relación directa con la negligencia de los políticos.

Esta situación pone en peligro a todos los vecinos pero sobre todo a los más vulnerables: adultos mayores y personas con movilidad y/o visión reducidas. Las madres con carritos de bebé tienen que hacer acrobacias para sortear los montículos de piedra y los pozos que se generan, y la falta de rampas causa incontables situaciones de peligro a personas en silla de ruedas. Es el abandono el principal riesgo para todos los vecinos, y es la ineficiencia política la decadente postal para un ciudad considerada Capital Turística del País. Millones de visitantes cada año ven el estado ruinoso del espacio urbano por culpa de las malas administraciones locales y provinciales.

Mamás con carritos y personas en silla de ruedas hacen acrobacias para circular por las veredas.

La no planificación y carencia de políticas públicas del gobierno municipal y la falta de control y supervisión hacen que las veredas, en el estado en el que están “pensadas”, contribuyan al anegamiento de calles y que barrios enteros estén bajo el agua durante horas y hasta días. La Municipalidad no establece ninguna reglamentación que conlleve un aprovechamiento inteligente del espacio urbano. Venimos sosteniendo la necesidad de parquizar las veredas, que además de humanizar y embellecer el espacio público, mejora sustancialmente el proceso de escurrimiento.

El estado de las veredas aumenta dramaticamente la probabilidad de accidentes en la vía pública, sobre todo en adultos mayores. Esto tendría que ser una urgencia de la salud pública, ya que Mar del Plata es un verdadero “polo gerontológico”, donde las personas mayores de 60 años representan cerca del 20% de la población total según el último censo, dos puntos por arriba de la media nacional. Mar del Plata es un destino donde gran cantidad de adultos mayores deciden retirarse esperando encontrar mejores condiciones de vida en una ciudad que promete por su belleza, pero se terminan encontrando con serias dificultades de movilidad e inseguridad. Se estima que un 30% de los mayores de 65 años sufre aunque sea una caída al año, esto se eleva a un 35% para los mayores de 75 y un 80% para quienes están por arriba de los 80 años.

Los elementos de poda son otra deuda pendiente del municipio.

Las caídas en los adultos mayores tienen consecuencias negativas inmediatas. En primer lugar físicas: una posible internación, inmovilidad, lesiones en la piel, escaras, sepsis, o hasta la muerte. También psicológicas: sobre todo el llamado “síndrome poscaída”, donde el miedo determina la pérdida progresiva de movilidad, autonomía, mayor dependencia, ansiedad y depresión. Y por último, socioeconómicas, ya que aumentan los costos directos sobre las obras sociales, prepagas y en el vecino que no cuenta con estas opciones que debe afrontar personalmente gastos en fármacos, hospitalización, cirugía, etc. y también los costos indirectos como acondicionamientos del hogar, trabajos de cuidados, entre otros.

Se estima que entre dos a cuatro ingresos por día hay solo en el Interzonal por caídas en la vía pública, representando una epidemia silenciosa. Sin embargo, casi no hay datos fiables que contemplen todo el sistema de salud. ¿Cómo planificar y salvar vidas si no construyen datos? Y si los hay, ¿por qué los esconden? ¿Qué quieren ocultar?

Ante este panorama, nuestro sistema de salud paupérrimo y colapsado se ve desbordado y se destina gran cantidad de recursos para una situación que podría prevenirse. Una ciudad inteligente testea, planifica, CONTROLA y crea círculos virtuosos que convienen humanamente y económicamente. Los costos de atención médica podrían evitarse si invirtiéramos en acondicionar apropiadamente las veredas y así tener menos vecinos por accidentes en los hospitales, mayor disfrute del espacio urbano y mejor calidad de vida para nuestros abuelos.

El estado de gran parte de las veredas muestra la desidia del Estado.

Desde Construyendo - Gral. Pueyrredon proponemos estos círculos virtuosos propios de una ciudad inteligente. Es por eso que desarrollamos un plan integral de acondicionamiento y renovación de veredas que rebaje tasas e impuestos a aquellos vecinos que recuperen fehacientemente sus frentes, sobre todo a aquellos sectores de menor poder adquisitivo que suelen vivir en barrios con infraestructura paupérrima por desidia del Municipio. Por otra parte, nuestra propuesta se enmarca en un plan integral de humanización del espacio público donde la administración local se encargue de parquizar las calles y veredas para mejorar el paisaje urbano, la calidad de vida y el rápido proceso de escurrimiento de aguas de lluvia en la vía pública. Para eso, necesitamos recuperar recursos presupuestarios provenientes de impuestos que pagan los marplatenses y batanenses y que retiene un gobierno provincial confiscador. Y, encima, tenemos un gobierno municipal tan incompetente y poco creativo que no sabe administrar los pocos recursos que nos llegan.

Es momento de un cambio. De recuperar un gobierno de los vecinos. De dejar de votar políticos porteños que no conocen Mar del Plata. Si este gobierno municipal no puede hacer algo tan esencial como supervisar las veredas y el gobierno provincial no puede arreglar las baldosas de la Rambla, ¿cómo podemos esperar que gobiernen bien la ciudad? Dicen que el mayor peligro de los inútiles es que creen que no lo son…