Seguridad: es hora de dejar de lado la mezquindad política

La seguridad en Mar del Plata es una de las principales preocupaciones de los vecinos.

Dejar a los chicos en el colegio puede ser una verdadera situación de miedo y angustia. Los padres temen que sus hijos pueden sufrir situaciones de violencia vinculadas al delito. Y es que los alrededores de los establecimientos educativos son uno de los principales focos de inseguridad en la ciudad. La alta densidad de personas en un espacio chico, sumado a la alta presencia de menores de edad que son más vulnerables, hace de las escuelas un lugar atractivo para la proliferación de hurtos y delincuentes.

Muchas familias han denunciado esta situación a las autoridades. Se han establecido algunos corredores escolares seguros como respuesta pero la situación de inseguridad se sigue repitiendo. Estos corredores han mostrado ser deficientes y temporales, ya que aparecen en un momento y con el tiempo se desmantelan. Por otra parte, son insuficientes: en muy pocas escuelas se han establecido y la mayoría de la población sigue siendo vulnerable.

En las intermediaciones de la Universidad Nacional de Mar del Plata esta situación se replica. Los estudiantes son víctimas del delito sobre todo en las paradas del colectivo o en las calles transversales donde la frecuencia de personas es menor. La situación de las paradas es alarmante: las frecuencias nocturnas son escasas, las demoras son lo suficientemente largas como para dejar expuestos a los jóvenes y el alumbrado es insuficiente, haciendo más peligrosa la espera. Se han vivenciado verdaderas situaciones de violencia como robos, forcejeos, violencia de género y muertes en los últimos años.

Los jóvenes, —que asisten a los colegios y a las universidades— y las mujeres son los principales actores y víctimas del delito. Según el portal Mar del Plata Entre Todos, los homicidios perpetrados por población joven (entre 15 y 24 años) aumentaron de 25% en 2020 a 36,6% en 2021. Por otra parte, el porcentaje de homicidios de mujeres debido a la violencia doméstica es de 66,7% en 2021, el doble con respecto a 2019.

A principios de septiembre se establecieron cuatro corredores en las inmediaciones de la Universidad, uno en Rectorado y Facultad de Derecho, otro en el Complejo Universitario y sus anexos y otro en la Escuela Superior de Medicina. Sin embargo, recientemente estudiantes de la Universidad denunciaron que se incrementó la cantidad de robos por motochorros con armas de fuego en la zona del Complejo, principalmente en la calle Guido desde San Lorenzo a Rodríguez Peña y denuncian que los corredores ya no funcionan y exigen que se vuelvan a implementar.

Desde Construyendo General Pueyrredon proponen que los municipios se hagan cargo de la seguridad.

 

En Construyendo General Pueyrredon creemos que la seguridad ciudadana tiene que estar controlada por los municipios y, para eso, recuperar la autonomía municipal. El conocimiento de los vecinos y la cercanía de las autoridades con el territorio, tanto de las zonas peligrosas como de los actores e instituciones afectadas, es el principal activo para una gestión eficaz de la seguridad y la prevención del delito. Hoy en día la coordinación de la policía se hace desde la Provincia y muchas instancias de planificación y negociación se deben hacer directamente con el gobierno provincial, lo que dificulta y hace más burocrático e ineficaz el proceso.

Debemos retomar distintos enfoques de seguridad implementados en América Latina que han demostrado ser exitosos, como Medellín, que ha tenido una disminución del 85% en la tasa de homicidios entre 2002 y el 2014. Algunas cuestiones deben tenerse en cuenta para diseñar un plan integral de seguridad eficiente. En primer lugar, la seguridad pública y las políticas y programas de seguridad deben basarse en recabamiento y análisis de datos con una orientación a la resolución de problemas. Increíblemente, menos del 6 por ciento de las medidas de seguridad que se llevan a cabo en América Latina y el Caribe se basan en alguna evidencia concreta de su efectividad. Segundo, la policía tiene que hacer un exámen territorial de los focos contagiosos que involucran a gente, lugares y comportamientos delictivos. Tercero, es imperativo que, además de trabajar en medidas de control, pongamos el foco en los esfuerzos de cohesión social y en la mejora de zonas marginales que genere un sentimiento de responsabilidad ciudadana compartida y vinculación en la comunidad. Por último, cualquier plan de seguridad tiene que estar integrado a un programa integral de gobierno que se vincule armoniosamente y trascienda a todas las áreas. Las políticas de seguridad no tienen que estar aisladas y desvinculadas de las políticas de educación, salud, desarrollo urbano y desarrollo social.

Nuestro espacio hace foco en dos problemas puntuales urgentes dentro del problema aún mayor de la inseguridad local. En primer lugar, debemos jerarquizar y municipalizar los dispositivos de control y prevención de la población jóven, mujeres y adultos mayores, que son los principales afectados. En segundo lugar, debemos potenciar los corredores escolares, a través de cámaras y botones de alerta que tengan vecinos y comerciantes y trabajar en el mejoramiento del alumbrado público y el arbolado así como la señalética de estos espacios. Es esencial poner en marcha una propuesta concreta de la comunidad educativa: un corredor seguro que iría entre lo que es la Técnica 3 y el Complejo Universitario, donde cientos de docentes y miles de estudiantes transcurren diariamente.

Es un momento histórico y urgente para dejar de lado cualquier mezquindad política, ponerse a trabajar específicamente en materia de seguridad, mucho más cuando en la ciudad los índices de delincuencia están subiendo. Solo trabajando con datos, la inclusión y participación de los actores sociales, la gestión eficiente de los recursos, el manejo local de la policía y la inversión social para prevenir fracturas sociales vamos a poder reducir los índices de criminalidad y construir una ciudad inteligente. Nuestros niños y jóvenes tienen que estar preocupados por estudiar y no por volver a sus casas sanos o con el celular, las zapatillas y su billetera. Depende de nosotros.