Los recuerdos de la maestra de "Dibu" Martínez, entre pelotas de papel y una paloma de la suerte

Alejandra León fue la "seño" del arquero campeón del mundo entre quinto y sexto grado del primario en el colegio Sagrada Familia, y en diálogo con 0223 recordó al marplatense, con sus sueños, ocurrencias y sacrificios. 

Alejandra León sostiene una foto del quinto grado del Sagrada Familia. "Dibu", a la izquierda en su primera comunión; a la derecha, emocionado campeón del mundo. Foto: 0223.

20 de Diciembre de 2022 09:17

Alejandra León habla y se emociona. El tono vivo de su voz, claro, suena a maestra de un alumno campeón del mundo: nada menos del marplatense Emiliano "Dibu" Martínez, figura indiscutible y pieza fundamental para que la Selección argentina vuelva a levantar la Copa máxima en Qatar 2022. Ante 0223, quien se jubiló luego de 26 años de docencia en el Colegio Sagrada Familia del barrio Puerto, no puede ocultar su felicidad por el logro de aquel niño al que acompañó educativamente entre 2003 y 2004, cuando el arquero cursaba quinto y sexto año del primario, poco antes de irse a la pensión de Independiente de Avellaneda con solo 12 años. "Yo siento un orgullo tremendo, como toda mi vida de todos mis alumnos. Pero éste Dibu...le ha dado una alegría a todo el país. Como dice él, a 47 millones de argentinos...", suelta "la seño", ya con un hilo de voz entrecortada.

Emiliano Martínez en quinto grado, corbata roja y en la fila de los más altos. Alejandra, su maestra, a un costado.

El alumno "Dibu" Martínez y sus ocurrencias, su amor por el fútbol en los recreos con una pelota de papel, sus manos -hoy tapa penales- prolijas en la escritura. "Emi" y el esfuerzo de sus padres, aquella anécdota de una paloma inoportuna durante su primera Comunión (ver abajo), maravillosa para aquellos que creen en los destinos marcados y en cuestiones esotéricas. El loco arquerito que salía corriendo del colegio rumbo al Jeep de su padre en la esquina de Rondeau y Ayolas para no llegar tarde a entrenar. El entredicho entre papá "Beto" y la directora del colegio, hoy una profecía autocumplida. Damián Emiliano Martínez Romero y una historia de esfuerzos, sacrificios y sueños a conquistar. Todo lo recuerda Alejandra, una de sus maestras con la que el hoy mejor arquero del mundo se topó para crecer.

Uno de los patios del Sagrada Familia, el colegio de "Dibu" Martínez.

"Era un alumno excelente, súper educado, muy capaz. Se notaba muy bien que no le gustaba la escuela, que lo de él era el fútbol. Yo lo tenía en lengua y Ciencias Sociales. Hasta el día de hoy recuerdo su hermosa letra, muy linda. Respetaba todos los signos de puntuación y tenía una escritura muy prolija", comenzó la "señorita" de "Dibu", que hizo toda la primaria en la institución portuaria. 

Según la docente, Susana y Alberto, los padres de Emiliano pidieron expresamente a las autoridades del Sagrada Familia cambiar a su hijo al turno de mañana a partir de quinto grado, para así poder entrenar en el Club Atlético San Isidro. "Emi siempre hablaba de sus sueños, de fútbol. Cuando yo hacía suplencias en el turno tarde, recuerdo vívidamente verlo salir corriendo junto a su hermano Alejandro hacia un Jeep rojo del padre. Tengo la imagen que los esperaba en la esquina de Rondeau y Ayolas, y ellos corrían porque se les hacía tarde para entrenar", rememoró Alejandra a 0223. Para graficar esa pasión, la exmaestra recuerda una anécdota: "Una vez la directora le dijo al padre, delante mío, ´¡pero señor, a usted le importa más el fútbol que la escuela!´. Y el papá le respondió ´claro que nos interesa más el fútbol. A Emi le interesa más el fútbol´. Y eso nos quedó muy grabado, hoy nos reímos, porque marca que el sueño era muy fuerte", reflexionó.

"Dibu" y su locura en la definición de penales ante Francia.

"Recuerdo a una familia muy humilde. Un papá muy trabajador, muy querido en la zona del puerto. La mamá una señora sencilla, venía a las reuniones y los actos. Yo hablaba más con el padre, que era quien lo llevaba a Emiliano. Todo lo que pedíamos desde el colegio, ellos cumplían con todo. Un nene de mucho sacrificio, porque él estaba al día con las tareas pero no dejaba de entrenar en ningún momento. Fue alguien muy especial, dedicado a su pasión", añadió. 

Tizas por el aire y pelotas de papel en el recreo

Emiliano Martínez era ya contaba con una gran estatura desde niño, y siempre fue dueño de una fuerte personalidad, mezcla de desfachatez y cierta timidez también según las circunstancias. Pero el "Dibu" alocado que es capaz de recibir el premio al mejor arquero del Mundial y colocarselo en la entrepierna ante la mirada de los jeques, o el que baila después de atajar un penal en una serie infartante, ya se lo podía vislumbrar entre los amplios pasillos del casi centenario Sagrada Familia. Santiago Bianchini, hoy director de la secundaria del colegio, reflejó la felicidad de la institución ante el título mundial de su hijo pródigo, y recordó ante 0223 cuando una vez que le tuvo que "sacar amarillas": "Siempre fue un gran chico, con un gran comportamiento. Pero una vez se mandó una ´macana´ con unas tizas ante una profesora de italiano, y lo llevamos a la dirección junto a su amigo. Recuerdo aún sus lágrimas porque teníamos que llamar a sus padres". El directivo también recordó el impacto que significó cuando la familia de "Dibu" le anticipó al colegio que el arquero se iría a vivir a la pensión de Independiente de Avellaneda: "Tenía 12 años, no era algo normal en ese momento y fue una mezcla de tristeza con alegría porque era una buena oportunidad deportiva. La madre vino a comunicarlo, recuerdo", sentenció.

En pose de arquero, "Dibu" versión sexto grado.

Por su parte, Alejandra León, la maestra de Martínez recordó que el colegio había prohibido jugar al fútbol en los recreos luego de que algunos chicos se lastimaran. "Pero ´Dibu´, de alguna forma, se las ingeniaba para bajar con una pelota de papel, hecha un bollo. Rompía las hojas de la carpeta y armaba su pelota, ¡y yo me volvía loca!", recordó la hoy jubilada. "¿Vieron ese gestito que tiene del bailecito después de los penales? Lo tengo en mi mente como si fuera hoy. Tocaba el timbre del recreo y era el último en ir a formarse, encima era el más alto y se ponía en el final de la hilera, a lo último porque se quedaba con sus amigos haciendo pases y bromas. Siempre en el recreo era salir disparando para jugar a la pelota", contó.

La paloma del destino en su Comunión y un presagio: "quedate tranquilo que trae suerte"

Nada fue fácil para Emiliano Martínez hasta llegar a ser el arquero del seleccionado argentino, y la transferencia más cara de la historia del fútbol argentino en su puesto (de Arsenal a Aston Villa). "Remó", trabajó, mucho. Esforzarse y ser profesional en el sueño que se busca, depende de las lecturas individuales, ayudan a la suerte para algunos. Otros, dicen que "toca, o no toca". La pelota pega en el palo y se va afuera, o es gol. El remate de Kolo Muani que era el título Mundial para Francia, pegó en el muslo izquierdo de "Dibu" Martínez ¿solo por su gran expresión corporal, o porque el tiro del moreno francés fue apurado y justo salió a esa dirección?. 

Talento, astucia, ¿la paloma de la suerte?. Emiliano Martínez en la atajada del Mundial que valió el título.

Como sea, hay una anécdota que queda para el final de esta nota, sucedida allá por el año 2003 cuando el arquero campeón del mundo tomó su primera Comunión en la gran iglesia de la Sagrada Familia. Alejandra, la maestra, la recuerda perfectamente entre sus preferidas: "Era un nene que siempre tenía ocurrencias. Él estaba debajo de una Santa Rita junto a sus compañeros y yo para sacarnos una foto grupal. Entonces una paloma hizo lo suyo y lo manchó a él y varios más. Y empezó ´¡seño, la paloma, la paloma!´, y yo le respondí ´quedate tranquilo, trae suerte, trae suerte´." La foto, finalmente, fue con todos los compañeros de "Dibu" con sus manos en forma de rezo. Pero el arquero, se despachó con una monería: colocó sus manos tomándose el rostro y con un gesto de espanto. "como el actor de Mi Pobre Angelito (NdR: Macaulay Culkin). Es una anécdota muy graciosa, con esa pose, porque la paloma lo había ensuciado en su primera comunión."

"Dibu" en pose "Mi pobre angelito", durante la foto de su comunión, luego que una paloma manchara su camisa. El distinto de la foto.

Alejandra, en su casa de la calle William Morris, vuelve al presente y a horas del regreso de Emiliano Martínez a Mar del Plata -será el miércoles, con una gran caravana-, sostiene emotivamente: "El mayor deseo que tenemos es verlo. Desde que su carrera creció, con muchos de sus excompañeros me buscaron y empezamos a hablar, y alguno me dice ´mirá seño, me quedó una hoja de una tarea de Emiliano´, otro ´te acordás de la paloma´. Mis exalumnos, ahora de 30-31 años, me dicen ´qué lindo si lo pudiéramos ver´, pero más que nada por sus propios hijos. Me dicen ´el sueño mío es que mi hija se pueda sacar una foto con el Dibu, porque yo sé quién es él, pero quisiera que mi hijo esté con él´", agregó. 

"Dibu" Martínez en séptimo grado, su último año en Mar del Plata antes de irse a Independiente con 12 años.

Y a título personal, cerró con un deseo para su hijo José, de 32 años y con una discapacidad: "A veces lo llevaba al aula y jugaba con ´Dibu´. Y siempre me acuerdo que cuando mi hijo tuvo una operación muy grande de corazón, entre todos los chicos le regalaron una camiseta de Boca y le pusieron Josecito. Y ´Dibu´ andaba en todas. Mi hijo después de esa cirugía pudo jugar al fútbol y en los recreos lo hacía con Emi. Ojalá pueda tener una foto con él".