Demetrio Eliades, el hombre que quiso transformar a Mar del Plata en la New York sudamericana

El empresario griego se radicó en Mar del Plata en 1947 y tras popularizar una reconocida marca de alfajores que crecía a un ritmo vertiginoso se propuso hacer de la costa de la ciudad un lugar a tono con las grandes ciudades cosmopolitas del mundo.

El edificio Demetrio Eliades, popularmente conocido como "Havanna" cumple 53 años.

4 de Diciembre de 2022 17:47

Cuando Demetrio Eliades llegó desde la isla de Creta a Mar del Plata tenía el objetivo de sobrevivir haciendo lo que mejor le salía que era comerciar: vendió corbatas, tuvo un bar, montó un restaurante. Corría el año 1947 cuando se asoció con Luis Sbaraglini y Benjamín Sisterna dos emprendedores con quienes creó la fórmula del alfajor tradicional de Mar del Plata. En realidad, la función de Eliades dentro de la sociedad fue la de comercializar el producto que en menos de un año se posicionó como el alfajor representativo de la ciudad.

Decidido a capitalizar los ingresos que generaba su fábrica de alfajores que producía a un ritmo impensado, el comerciante creó Delco, una empresa que se dedicaría a construir edificios de gran altura haciendo que la ciudad abandone el estilo pintoresquista que la caracterizó durante la primera mitad del siglo XX y buscaba, atendiendo a las demandas poblacionales de una Mar del Plata que había sufrido una primera modificación arquitectónica con la construcción de hoteles sindicales, convertir la costa marplatense en una especie de New York con altos edificios con vista al mar. 

La idea de Eliades entusiasmaba a los marplatenses que tenían la mirada puesta en el exterior y, así como en un principio los ilusionó que la ciudad sea “la Biarritz sudamericana”, ahora veían con buenos ojos la posibilidad de asemejarse arquitectónicamente a las grandes ciudades anglosajonas.
Para llevar a cabo el proyecto, la empresa primero construyó para asombro de quienes llegaban a Mar del Plata el edificio Eden - de 88 metros de alto-, luego el Palacio Cosmos - de 117 metros- y, en la terraza colocó un gran cartel publicitario de una reconocida gaseosa. El tercer edificio sería el más ambicioso ya que buscaba “alcanzar el cielo. Alcanzarlo mediante la fuerza que da el trabajo y las posibilidades que ofrece a toda empresa una ciudad de las características de Mar del Plata".

Así, en 1964, el arquitecto Antonio Dompé le acercó a Eliades los planos de un verdadero coloso de la arquitectura: El palacio Belvedere, una torre de 125 metros con 39 pisos con siete departamentos cada uno, dos subsuelos, jardín, cocheras independientes y una terraza capaz de soportar el cartel publicitario, hasta entonces más grande de la ciudad.

Las obras comenzaron en el mes de agosto de 1966 en un terreno de 1458 m2 a una velocidad increíble para la época: cada diez días finalizaba la construcción de una de las plantas. Para el 4 de diciembre de 1969, fecha en la que los primeros propietarios pudieron acceder a los departamentos, el Palacio Belvedere había cambiado de nombre en honor a Eliades que falleció durante la construcción y no alcanzó a ver terminado el edificio más alto de la ciudad y el segundo más alto del país.

El Demetrio Elíades se erigía imponente a metros del Torreón del Monje, el Casino Central y las esculturas de los lobos marinos y se transformaba en una postal turística de Mar del Plata, aunque muy pocos lo reconocían por su nombre y preferían llamarlo con el nombre de la publicidad que se emplazó en la terraza: Havanna.

En el “Havanna”, todos los departamentos tienen vista al mar, o por lo menos esa era la idea inicial de Dompé y Eliades. “Los pisos más altos tienen vista al mar, en los pisos más bajos ahora por las construcciones que se hicieron puede que algunos tengan una vista parcial”, explica en diálogo con 0223 Julián Santillán, administrador del edificio desde 2020.

Para Santillán, administrar el edificio es un desafío por las características arquitectónicas de vanguardia que presenta y por el valor simbólico de la construcción que es parte de la postal marplatense. “El principal desafío que tenemos desde la administración es el mantenimiento del edificio, por las características que tiene y por lo que significa para Mar del Plata. Es una postal como el casino o el torreón del monje”, sostiene al tiempo que asegura que del total de departamentos solo 80 son habitados durante todo el año.

A lo largo de su historia no faltaron las anécdotas y vecinos notables. Entre los vecinos “ilustres” con los que los propietarios solían cruzarse cada verano figuran Carlitos Balá y  Bruno Gelber. Aunque también pasaron por el Havanna Mirtha Legrand - que solía ir de visita- Nico Vazquez y Jimena Accardi y Natacha Jaitt.

“Tenemos como un cierto código de convivencia y entendemos que ellos están descansando y más que de saludarlos en el ascensor o charlar en el pasillo no pasamos. Hay un código de respeto”, cuenta a este medio Aldo Jiritano, propietario de uno de los departamentos del “Havanna”.

En esta línea cuenta que los vecinos “aprendieron” a convivir con los “famosos” y que en la historia del edificio hay una sola anécdota en la que el público en general invadió el edificio y fue cuando la hinchada de Chacarita copó el hall para conseguir una foto con Carlitos Balá.

Otra de las anécdotas que recuerda Jiritano se dio en la noche del 16 de septiembre de 2015 cuando el sismo que sacudió Coquimbo (Chile) repercutió en los pisos altos del  “Havanna” que oscilaron durante unos minutos. Producto del fenómeno “hubo vecinos que salieron a la Avenida en pijama y en ropa interior asustados”, recuerda.

El Havanna este domingo cumple 53 años y hasta la fecha, es el edificio más alto de la ciudad. Un símbolo de la arquitectura entre los marplatenses que, antes de la construcción del edificio consideraba "rascacielos" a los edificios de siete metros de altura, pero sobre todo un símbolo de Mar del Plata.