Felipe de Edimburgo, un romance prohibido, una revuelta y una escapada a Mar del Plata
Durante su fugaz paso por la ciudad, el Principe Felipe de Grecia y Dinamarca y Duque de Edimburgo revolucionó a Mar del Plata con su simpatía.
El sábado 24 de marzo de 1962 las calles de Mar del Plata se vistieron de fiesta para recibir al Duque de Edimburgo y marido de la Reina Isabel II, el Príncipe Felipe Mountbatten de Grecia y Dinamarca. que había llegado al país en una misión diplomática para manifestar su apoyo al entonces Presidente Aramburu.
Bajo el título “La humanidad del Príncipe ganó la simpatía general”, el diario La Capital en su edición del domingo 25 de marzo de ese año da cuenta del recorrido que realizó el marido de Isabel II de Inglaterra desde que arribó al aeropuerto de Parque Camet hasta su paso por el Golf Club y su asistencia al campo de Polo.
“Nadie que no estuviera debidamente acreditado tuvo acceso al lugar. Más allá de los límites del perímetro, la presencia del pueblo se volcó multitudinariamente, cálida y cordial, para testimoniar afectos verdaderos a este hombre rubio y simpático” A lo largo de Avenida Constitución y por su paso por el boulevard Patricio Peralta Ramos, Su Alteza Real tuvo el mismo recibimiento. Era, de acuerdo al periódico local, una de las figuras más queridas de la realeza británica de aquellos años.
El príncipe llegó a Camet a las 12:53. Arribó con un prolijo ambo gris claro, camisa celeste, corbata azul y zapatos negros brillantes convertido en un Dandy y fue recibido por un grupo de niños y una multitud que lo aplaudió fervorosamente cuando lo vio asomarse del avión. Se inclinó en un saludo y con ese gesto “conquistó para siempre los corazones de los marplatenses”, aseguraba el mencionado diario.
Durante su visita a Mar del Plata, además, almorzó el el Club House del Golf Club Mar del Plata donde el entonces intendente Teodoro Bronzini le entregó las llaves de la ciudad en reconocimiento a su visita y, presenció un match de polo, deporte al que era aficionado.
Mar del Plata fue una de las últimas escalas que el Duque hizo en el país. Hay quienes aseguran que la llegada de Su Alteza Real tenía, en medio del agitado clima político que vivía Argentina, implicaciones diplomáticas, ya que la Corona veía con buenos ojos el gobierno de Arturo Frondizi.
En su último día en la ciudad, Felipe Mountbutten fue fotografiado disfrutando del Match de Polo junto a, entre otro aristócratas argentinos, la gran dama de la alta sociedad Magdalena “Malena” Nelson Hunter de Blaquier, quien lo hospedó en su mansión en Lobos cuando fue derrocado Frondizi y su presencia en el país resultaba peligrosa.
De acuerdo a la declaración que Blaquier hizo a la biógrafa oficial de la Corona Kitty Kelly, con Felipe “los unía la pasión de la cría de caballos de polo" y describió al duque como “atento, tranquilo y muy gracioso”.
Hace diez años, la nieta de la aristócrata Concepción Cochrane Blaquier contó: “La historia que más recuerdo, que escuché durante mi infancia, es la de la visita del príncipe Felipe en los años 60, que tuvo un affaire con mi abuela. ¡Si esas paredes hablaran…! Bueno, en realidad no sé si mi abuela Mima tuvo de verdad un romance con el Duque, tampoco nadie lo va a confirmar… Pero esa historia, sea cierta o no, ya es leyenda”, dijo.
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