Qué son los préstamos personales y qué tener en cuenta a la hora de solicitarlos

Sencillamente es un contrato a través del que la entidad financiera adelanta una cantidad de dinero a otra persona, con la obligación de que la persona devuelva el dinero inicialmente solicitado y abone además los intereses pactados y los gastos derivados de la operación.

El monto que suelen ofrecer los bancos varía según la persona que lo solicite, dependiendo de su historial crediticio y la garantía que como clientes ofrecemos a la hora de solicitar un préstamo y que surge del análisis de los bienes que tenemos, el nivel de nuestros ingresos estables, nuestra antigüedad laboral, entre otros. Por lo tanto, aquellas personas que registren deudas tendrán menos posibilidades de aplicar para el préstamo en cuestión.

Dato: si querés revisar cómo es tu situación para el Banco Central de la República Argentina podes ingresar en la Central de Deudores del BCRA y hacer una consulta solamente con tu CUIT o CUIL de forma gratuita.

Generalmente se otorgan por montos más bajos en comparación con cualquier otro tipo de crédito ya que accedés a ellos comprobando la veracidad del ingreso que percibís hasta el momento del mismo y se perciben uno de los más riesgosos para las entidades bancarias, siendo por eso también que se caracterizan por presentar una tasa de interés alta.

Ahora bien, si estuviéramos investigando para tomar un préstamo de este tipo, principalmente se debe prestar especial atención a la tasa de interés, que es el precio que la entidad financiera cobrará al cliente por prestarle dinero.

En general, la tasa de interés que informan las entidades, llamada Tasa de Interés Nominal Anual (TNA), se expresa de manera anual y en porcentaje, pudiendo ser fija, variable o mixta.

Ahora bien, los bancos que prestan dinero no sólo cobran una tasa de interés. También cobran comisiones y otros gastos asociados al préstamo, entre los cuales se incluyen los gastos de apertura y mantenimiento de la cuenta, el costo de cancelación, entre otros a los que siempre hay que prestar atención.

Es por eso que, para comparar préstamos, no basta con mirar la tasa de interés, es decir, la que habitualmente se publica en las promociones o anuncios. Sino que es recomendable comparar el Costo Financiero Total (CFT), que es el que incluye la tasa de interés más las comisiones y los gastos que se aplican al préstamo. En otras palabras, el CFT nos dice cuánto nos va a costar realmente el préstamo.