Drogas, amor, una trágica caída desde el octavo piso y el dolor de no saber qué pasó

Emiliano Páez tenía 27 años cuando el 24 de octubre del 2015 cayó desde el departamento de la novia, en pleno centro de Mar del Plata. La Justicia aún mantiene la carátula de la causa bajo "averiguación de causales de muerte" y su mamá exige reactivar la investigación. “Necesito una respuesta”, insiste, a 0223. 

La muerte de Emiliano Páez se produjo en un edificio de Córdoba al 1400.

3 de Abril de 2022 15:26

- Ya sé que me hace mal, pero no puedo cortar. Es como droga para mí, ¿entendés, má? No la puedo dejar.

El miércoles antes de morir, Emiliano Páez tuvo una charla de más de cinco horas con la mamá. En el comedor de casa y a corazón abierto, le confió sus problemas, reconoció su (doble) adicción, y se fue, pasadas las 3, con una promesa: la de regresar con ella para encarar el tratamiento de recuperación.

Pero Emiliano no volvió.

Sandra Álvarez lo supo tarde, a las 11 del sábado. Unos policías fueron a notificarla al castillo de “Vida Digna”, su ONG contra la lucha de las adicciones, pero no la encontraron porque había ido a buscar donaciones a la cooperativa Nuevo Amanecer.

Al regresar, la mujer se topó en la puerta con varios chicos en tratamiento que la esperaban en ronda. Querían abrazarla, explicarle, pero ella recién comprendió que todo era cierto cuando bajó del taxi y escuchó la sentencia de la comisaría primera:

- Está muerto, señora.

Sí, siete horas antes, Emiliano se había ido para siempre. Con tan solo 27 años, cayó al vacío desde el octavo piso de un edificio de Córdoba al 1400. No se trataba de cualquier lugar: era el departamento de la novia.

Algunas voces hablaron de una caída intencional, otras relacionaron el hecho con un accidente, pero lo cierto es que, a casi siete años, la Justicia de Mar del Plata todavía no puede explicar su muerte. “No sabemos bien qué pasó con Emi. Nunca nos dieron la respuesta”, lamenta Sandra, en una entrevista con 0223.

 

Entre adicciones

Emiliano trabajó seis temporadas para la heladería Gianelli y siempre, según el relato de la mamá, intentó llevar una “vida bastante normal”. Estuvo seis años de novio con una compañera de la primaria pero las drogas lo condicionaron pronto: padecía una grave dependencia a la cocaína y la marihuana, herencia de un seno familiar también vulnerable al consumo.

Emiliano Páez, con sus amigos.

El destino de adicción lo cruzó después con una chica distinta, con más calle, que lo “deslumbró”. La nueva relación fue breve, de apenas ocho meses, pero resultó tan intensa como conflictiva. “Esta chica tenía problemas psiquiátricos y cuando Emi la conoció también empezó a tomar pastillas. Cada vez que ella tenía ganas de consumir, lo llamaba y él no podía decirle que no porque estaba muy enamorado”, asegura Sandra.

La madre dice que conoce bien la zona del departamento donde vivía la novia porque en más de una oportunidad fue a buscar la ropa tirada del hijo a la puerta del edificio. “Tenían muchas peleas y a veces ella le sacaba todo a la calle. Después yo tenía que ir a juntarle las cosas y Emi volvía a casa pero era por dos o tres días, hasta que se arreglaban de nuevo”, recuerda.

“Obviamente que yo no estaba de acuerdo con la relación. Tenían muchos conflictos y sabía que en algún momento podía llegar a pasar algo. Pero tampoco podía hacer mucho. Emi ya era grande”, explica Sandra, y remarca: “Yo tenía una relación muy linda con mi hijo. Hablábamos abiertamente de su problema adicción porque él podía hablar de todo conmigo. Y Emi me reconocía que ella era como droga para él, sabía que le hacía mal”.

 

Dudas

En la trágica madrugada del sábado 24 de octubre del 2015, Emiliano tomó su moto y condujo, drogado, hasta el departamento del centro. Sandra lo confirma a partir del testimonio de un amigo cercano que lo cruzó “totalmente empastillado” cuando se dirigía con prisa a comprar cigarrillos a un kiosco de Luro e Independencia, media hora antes de la caída fatal.

En aquel entonces, fuentes policiales dejaron trascender que sobre el joven pesaba una restricción de acercamiento pero la madre asegura que fue la misma chica la que llamó al celular para que vaya a la casa. “Sé que ese día los dos fueron juntos hasta un lugar, se cayeron en la moto, después volvieron al departamento y ahí se produjo la muerte de Emi”, precisa en su reconstrucción.

Emiliano Páez padecía un consumo problemático de pastillas, cocaína y marihuana.

“Se dijo que mi hijo subió hasta la terraza, que bajó hasta el octavo piso y ahí cayó pero la verdad es que no hay nada que verifique ni que me diga a mí que eso es real. Es imposible que Emi haya subido solo en el estado en que estaba. Además, el octavo piso de donde cayó es completamente liso, no tiene balcones hacia afuera, así que tampoco había manera de treparse”, razona y desestima así una de las hipótesis que se esbozaron sobre el trágico hecho.

Sandra también apunta que no hay elementos que permitan descartar la posibilidad de que la caída de Emiliano se haya producido desde el interior del departamento. “Yo no digo que ella empujó a mi hijo pero hasta ahora no se comprobó ni se descartó nada. Lo único que se sabe es que había dos chicos drogados en un mismo departamento y que uno cayó y murió”, aclara.

“A mí tampoco me devolvieron las cosas que tenía mi hijo en el departamento porque ella se fue al otro día con los padres. Nunca me llamó para decirme que Emiliano había tenido un accidente y eso no lo puedo entender porque si le pasara algo a alguien que está conmigo, lo primero que haría yo es llamar a la familia. No huiría de la ciudad y trataría de esconderme”, cuestiona, y agrega: “La muerte de mi hijo fue a las 4 y yo recién me enteré a las 11”.

 

Sin respuestas

Los avances de la investigación fueron prácticamente nulos. En la Unidad Funcional de Instrucción Nº6, que tiene a su cargo la pesquisa, confirmaron a este medio que la causa sigue caratulada por “averiguación de causales de muerte” pero evitaron dar precisiones sobre el estado de situación del expediente. Las circunstancias en las que se produjo la muerte hacen muy difícil imaginar que alguna vez haya una respuesta concreta.

Sandra Álvarez quiere quitar el velo de la "muerte dudosa" de su hijo. Foto: archivo 0223.

“Yo necesito saber qué pasó para limpiar el nombre de Emiliano. Después de la muerte, él quedó prácticamente como un monstruo. Todo el mundo lo acusaba de violento y de un montón de mentiras cuando sabíamos que en realidad se trataba de una pareja disfuncional, que los dos se maltrataban, y que los dos padecían una enfermedad que es la adicción”, justifica la madre.

Por eso, en todos estos años, Sandra no quiso quedarse abrazada al dolor de la pérdida y buscó distintas formas para reactivar la causa. En una oportunidad fue a reclamar en persona a Tribunales y el 15 de marzo del 2019 envió un escrito para que, al menos, le tomaran declaración pero nunca obtuvo respuestas. “No sé por qué la causa no se cierra ni avanza desde hace tanto tiempo. Lo único que pido es Justicia, que me digan qué pasó con mi hijo”, insiste.