Rechazaron apelación del condenado a diez años de prisión por violar a su media hermana

La Sala III del Tribunal de Casación rechazó el recurso que presentó la defensa del sujeto condenado en noviembre del año pasado por abusar de su media hermana cuando ésta era menor, por lo que Emiliano Cortez seguirá cumpliendo la pena de diez años de prisión impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal N°3.

En la decisión de 17 páginas a la que tuvo acceso 0223, los jueces Víctor Horacio Violini y Ricardo Borinsky rechazaron el planteo de la defensa a cargo de la abogada Noelia Agüero al considerar que exisitió coherencia entre el relato de la víctima, los dichos concordantes de los testigos analizados y la sintomatología advertida por los peritos. Para ambos miembros de la Sala III los hechos existieron y el imputado los cometió.

“El impugnante se limita a controvertir la credibilidad del relato de la víctima, pero tal aseveración fue desvirtuada por lo dictaminado por la perito psicóloga, y nada permite colegir que la acusación encausada por la joven pueda haber sido enderezada a la consecuencia de fines abyectos o espurios ni determinada por la existencia de una marcada animosidad contra el acusado”, indicaron.

Los jueces agregaron que lo expuesto por los testigos echa por tierra la mendaz versión del inculpado, quien en un vano intento de justificar lo injustificable, negó los abusos sexuales. “Su confronte con la prueba de cargo evidencia claramente que el mencionado mintió para posicionarse en una mejor situación procesal, sin mérito para un análisis más profundo de lo que dijo, con sólo la verdad queda al descubierto”, concluyeron.

Condena y detención

Tal como informó en su momento este medio, los jueces Juan Manuel Sueyro, Federico Wacker Schroder y Fabián Riquert hallaron a Cortez –que no había estado detenido en ningún momento de la causa- autor penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal mediando parentesco y situación de convivencia preexistente contra persona menor de dieciocho años. El Ministerio Público Fiscal estuvo representado por el fiscal Alejandro Pelegrinelli y el abogado Mariano Ayesa actuó como representante del particular damnificado.

Cortez es el hijo más grande de los cinco que tuvo la madre de la víctima y por distintas cuestiones de relación familiar dejó de tener contacto con ella en 2010 cuando se fue a vivir con su padre. La mujer tuvo otros tres hijos en un segundo matrimonio y a la joven denunciante con su última pareja.

El año en que el grupo familiar regresó a Mar del Plata, el sujeto –de 20 años-retomó lentamente la relación con la madre: primero la visitó, luego se quedó a dormir los fines de semana y finalmente se alojó de manera regular, más allá de que el padre de la menor víctima –de 11- no apoyaba esa revinculación.

De acuerdo a lo dictaminado por los jueces, los abusos comenzaron al poco tiempo y el imputado se valía de distintas excusas para que la niña subiera a su habitación. La víctima declaró que los ataques pasaron de tocamientos por encima y por debajo de su ropa a besos en la boca, a la obligación de practicarle sexo oral y, en una oportunidad cuando tenía 13 años, a un abuso con acceso carnal.

Para el Juez Sueyro hubieron varios indicadores relacionados al abuso sexual infantil como el aislamiento familiar, las autolesiones, el corte de pelo, miedo y angustia que, junto a la declaración, lo hicieron descartar autocontradicciones.  El magistrado también se refirió en su voto al sufrimiento de la madre que tenía “a un lado a su hija víctima de abuso sexual, y en el otro lado también había un hijo suyo…se hace muy difícil representar una situación más dura, más desesperante para una madre”.

El planteo defensista

Durante el desarrollo de las tres audiencias que se llevaron adelante en el sexto piso de Tribunales el imputado prestó declaración y tras recordar las circunstancias del reencuentro con su madre, afirmó tres cuestiones a manera de defensa: dijo que su media hermana mentía, que nunca tuvo ocasión para cometer los abusos adjudicados y que era gay y no sentía atracción por las mujeres.

El primero de los jueces votantes reiteró la credibilidad al testimonio de la víctima y descartó la falta de oportunidades mencionadas a partir del testimonio de la madre que lo encontró en una oportunidad en la cama de la menor y del testimonio de otros convivientes.

A partir de las cuestiones recurrentes mencionadas sobre la preferencia sexual del imputado, el Juez Wacker Schroder recordó que la satisfacción del deseo sexual no es el único móvil para los abusos sexuales y que la ley no exige esta finalidad para afirmar la tipicidad de esas conductas.

“No debemos desconocer que, de un  tiempo a esta parte, la mirada de género ha hecho notar que, en rigor, la violación no está fundamentada única ni principalmente en el deseo sexual de los hombres, sino que está más bien asociada a la realización de un acto de poder, a la dominación y a la lógica de la discriminación”, sostuvo.

Para el magistrado “las referencias a la preferencia sexual de Cortes no desvirtúan la imputación ni la valoración probatoria realizadas por el Juez Sueyro con relación a los abusos concretados” y en el mismo sentido votó el Juez Riquert.