Toda una experiencia de búsqueda en la nueva novela de Ricardo Romero

Recién presentada en la Argentina (se editó primero en Francia), Yo soy el invierno, la nueva novela de Ricardo Romero provoca una gran experiencia de lectura.

Yo soy el invierno, la nueva novela de Ricardo Romero.

15 de Octubre de 2023 08:10

Yo soy el invierno (Alfaguara – 2023), la recién editada novela de Ricardo Romero, se presenta como la historia de “un joven policía, inexperto y tímido, que tiene que resolver un crimen en el pequeño pueblo donde está destinado”. Pero va más allá. Desde la historia, desde su intención y hasta la experiencia de lectura que provoca.

La novela se presentó primero en Francia. Recién este año llegó a nuestro país, lo que llevó al autor a una relectura obligada del texto. “Para mí fue toda una experiencia releer una novela que ya hacía varios años que estaba escrita. Eran textos de otro momento. La verdad que, pudiendo ser una muy mala experiencia, no fue así por suerte”, dice Romero.

- Sobre todo, imagino que después de Big Rip (Alfaguara – 2021) debe haber sido una experiencia muy diferente… (Novela rupturista, novela fractal, intento de atrapar la complejidad de un mundo que se desmorona ante nuestros ojos, Big Rip es la novela total de nuestro presente. También, una experiencia abierta, inagotable, en la que la naturaleza del texto es el propio desborde de lo humano)

- Claro, fue lo que más marcó mi relación con la escritura. Es ahí donde Big Rip aparece como un vértice hacia adelante. Recién estoy descubriendo qué viene, qué pasa. Ahora estoy con una novela bastante avanzada, pero digamos que fue una experiencia tan intensa la escritura de Big Rip, que, por supuesto, yo no soy el mismo que escribía antes. Con todo libro aprendés y desaprendés cosas, pero en particular, con Big Rip fue la experiencia más intensa y compleja que tuve. Justamente esta novela es anterior. Encontrarme con esa escritura anterior que, por supuesto, es mía y no reniego de eso. Son momentos distintos, de búsquedas distintas, donde yo puedo encontrar en Yo soy el invierno o el Conserje y la eternidad (Alfaguara - 2017) que son dos novelas escritas bastante cercanas, donde yo puedo encontrar ciertas preocupaciones que se repiten, y que después Big Rip viene a desarmar todo eso.

- ¿Y esa relectura qué propuso entonces?

- Yo no soy de releerme. Entonces, Yo soy el invierno era toda una experiencia para ver qué pasaba y si me encontraba, sobre todo, en una preocupación que sigue estando hoy en mí, la de los personajes. Para mí, los personajes son uno de los motores más importantes de la escritura que yo tengo, aunque no necesariamente todo texto me nazca con los personajes, pero cuando ellos aparecen, inevitablemente necesito profundizar en ellos. Más allá de lo que la novela necesita y eso lo puedo percibir. Yo soy el invierno es, sobre todo, una novela de personajes y en ese sentido, con sus coordenadas, si se quiere, dentro del género policial que a primera vista parece ser un género preminentemente argumental. Donde el argumento es muy importante. Creo que acá el argumento tiene su importancia, pero me interesaba más cómo esos personajes recorrían, o eran atravesados, por el drama y la tragedia que les tocaba vivir.

Ese artificio del autor es la clave para encontrar un camino dentro de las coordenadas del género policial y ubicar el texto en él y que no se agote en las formulaciones propias. Hoy los lectores o espectadores ya estamos muy entrenados en anticipar el efecto o la sorpresa dentro del policial contemporáneo. Romero agrega, “Por eso a mí me parece que la clave siempre está en los personajes. Uno lo puede ver en True detective (serie) y en literatura. Si uno va hacia los clásicos, también lo encuentra mucho. Por supuesto, creo que van de la mano esas dos cosas y, en realidad, es también todo lo que sucede, las acciones. Pero necesitamos saber a quién le está pasando lo que le está pasando, para que nosotros podamos comprometernos, sentirnos tocados con lo que está pasando. Los hechos por si solos no nos dicen mucho. Entonces, si no encontramos alguna clave de conexión o de rechazo que nos produzca el personaje, es muy difícil que nos comprometamos con la experiencia de lo que le está pasando en el texto. A mí me parece que ahí la clave es una lectura como una experiencia inmersiva. No solo esa experiencia argumental, sino también la experiencia con el lenguaje, lo que sucede a nivel del lenguaje: la manera en cómo se nombran las cosas o los personajes, porque estos también están hechos de palabras, y para mí eso es central…

-Hablando de eso, quería consultarte sobre cómo fue la reacción de los franceses ante la inmensidad de la llanura, de la pampa, sobre todo pensando en la importancia que tiene para el estado de ánimo del protagonista. 

- La verdad, no sé qué tanto se dimensionó allá. En principio, hay un factor disruptivo frente a la lógica más pampeana de llanura, casi, digamos, con esa mirada de Martínez Estrada. Por ahí, el hecho de la nieve que sobrecarga el lugar de una extrañeza, tal vez hace que se construya otra mirada también. En la contratapa de la primera edición de Francia, la comparaban con Fargo. Me halaga esa comparación, pero al mismo tiempo son dos llanuras muy distintas. Pero la nieve, creo, establece una lógica de conexión.

- Me interesó también ese juego con la figura del “entre”. La historia se da entre el afuera y el adentro, entre la realidad y lo fantasmático, entre aquel que fue y este que es hoy, entre cumplir el deber y no cumplirlo. Hay un espacio ahí que no te deja tomar partido y es algo a lo que no estamos acostumbrados…

- A mí me encanta ese espacio geográfico que es el “entre”.  Me parece uno de los lugares más interesantes para que la literatura ocurra. Es donde puede ser realmente, casi diría, subversiva, por esto que vos decís. Estamos acostumbrados a tomar partido y ver los hechos y las cosas desde una perspectiva que nos dice: esto significa esto y esto otro significa otra cosa. A mí me interesa la lógica de cierta opacidad, donde no hay una causa consecuencia tan completa o cerrada. Entonces, no sabemos porque el Pampa hace lo que hace y, por lo tanto, no sabemos qué hacer con lo que el Pampa hace y ahí se pone en cuestionamiento uno de los aspectos también centrales dentro de la lógica del género, que es la relación con la verdad. Tengo la sensación de que la relación con la verdad del policial, de la novela criminal, está muy atada al siglo XX y me parece que si no desarma esa relación e intenta proponer algún otro tipo de expectativa en relación a la verdad se va a ir quedando en cierta fórmula. Si uno ve cómo funcionan otros géneros, como la ciencia ficción o el terror, que explotan y lleva hacia otros lugares la experiencia, me parece que hay algo de la sensibilidad contemporánea que está siendo convocado, veremos cómo lo resuelve el policial.

- ¿Cómo sería esa cuestión con la relación con la verdad?

- Muchas veces, lo que sucede, es que leemos un texto donde, por ejemplo, no hay justicia, pero sí termina habiendo una verdad. El lector sabe qué pasó y entiende lo que pasó e incluso toma partido, todo eso pasa más allá de la ausencia de justicia, que, por supuesto nos perturba, pero nada nos perturba más que la ausencia de una verdad. La ausencia de justicia nos coloca en uno de los sentimientos más predecibles e inmediatos que tenemos, que es la indignación. Pero la perturbación que produce la ausencia de verdad nos es mucho más difícil de identificar y de sintetizar. Y, en ese sentido, para mí se enriquecen determinadas experiencias. Por supuesto que no estoy en contra de la verdad, sino de la lógica discursiva que siempre hay una verdad detrás de cada hecho. Están los hechos, pero muchas veces no sabemos qué significan y ese no saber es tan importante como cualquiera de las versiones que nosotros podamos atribuirles a esos hechos.

Yo soy el invierno es toda una experiencia de lectura. Primero hay que encontrase en esa pampa, luego vivenciarla y luego poder entrar en el personaje. Un personaje que dispersa dudas sobre sí mismo y sobre la humanidad. Leída en continuo con El conserje y la eternidad uno puede identificar las experiencias distintas del autor con respecto a Big Rip (las dos primeras la anteceden en el tiempo), experiencias que revelan una búsqueda. Una búsqueda que quizás, en el proceso o en los textos resultantes, se responda para el autor. Pero, para nosotros lectores, el camino recién empieza en la primera página de cualquiera de los libros de Ricardo Romero. Entonces, en ese instante, quizás junto al Pampa nos preguntemos: “¿A dónde ir entonces? ¿Por qué habría que ir a alguna parte?”