Diana Arias al rescate de historias que muestran caminos y raíces

Amores invencibles es el segundo libro de Diana Arias con historias de inmigrantes. Todas cruzadas por el amor en el que buscan un refugio para salir adelante. Historias que cuentan y nos cuentan en todos los aspectos.

Amores invencibles es el segundo libro de Diana Arias.

28 de Mayo de 2023 08:48

Amores invencibles (Ediciones B – 2023) está formado por ocho historias de inmigrantes que llegaron desde España, Italia, Francia, Alemania, India o Rusia en busca de nuevos horizontes en nuestro país. En este segundo libro, Diana Arias continúa dedicándose a rescatar estas historias de amor. Un rescate de la memoria de familiares, pero que están en las raíces de todos los argentinos. “Son realmente historias de novela”, asegura la autora, “Así como la de un hindú que llegó de la India escapando, pasó por Inglaterra, se formó como ferroviario y terminó en Pehuajó donde conoció a una española. Nada más diferente desde lo físico y desde lo cultural, desde el idioma, pero bueno, se enamoran y tienen su historia juntos. La familia no quería que estuviesen juntos, pero lo hicieron y sus nietos hoy me cuentan su historia”.

-Las historias, más allá del reconocimiento personal o familiar, hablan de nuestra identidad colectiva, de nuestro país todo. Venimos de ahí…

- Las familias lo ven como algo muy emocionante, pueden dejarle un tesoro familiar al resto, pero en esas historias nos reconocemos todos los argentinos. Es nuestra propia historia. Yo escribo las historias, pero además voy contando todo el contexto histórico, cultural y social de donde vienen y el que encuentran al llegar. Y son esas raíces las que nos constituyen como argentinos, ese crisol de razas que formó todo esto que somos.

La aparición de cartas que se enviaron los protagonistas son momentos sublimes para la autora.

Uno no puede creerse que todas esas historias terminan bien. Las tragedias que marcaron esa época y la vida de muchos de los inmigrantes son tan notorias que, pensar que el amor fue curador de aquellos días sería para un lector ingenuo. “Cuando yo hablo de amor, no hablo de un amor idealizado, de un amor rosa, si no de la condición humana que hace que elijamos estar con otra persona, que decidamos en un momento de la vida tener un proyecto común al que nos aferremos, que soñemos juntos y que queramos lo mejor para el otro. Y, a veces, es el amor a los hijos y a la tierra el que se traduce en estas historias y, por supuesto, no todas terminan bien. Pensemos primero en las situaciones que tuvieron que atravesar los protagonistas, que son situaciones terribles, trágicas, hasta llegar acá, un lugar de paz, pan y trabajo. Fue como un destino de amor”, dice Arias y agrega ejemplos: “Una enfermera francesa de la Primera Guerra Mundial que se enroló para escapar de la tradición familiar termina combatiendo en el norte, en el frente de batalla, y se enamora del médico de la unidad hospitalaria a la que ella pertenecía. Era un amor prohibido el que vivían y ella en un momento tiene que decidir que ese amor no podía seguir y termina emigrando a la Argentina. No es una historia que termine bien, pero fue un gran amor. O la historia de las dos primeras mujeres que se casan en el mundo. Una de ellas se tiene que disfrazar de hombre para engañar al cura en España, las comienzan a perseguir por herejes y terminan ocultándose primero en Portugal y después emigran a la Argentina a buscar un lugar de paz y no lo encuentran. Tampoco termina bien, pero es una historia que merece ser contada, que nos hace también referentes y que está entre nosotros y somos nosotros mismos”.

La aparición de fotografías o de las mismas cartas que se enviaron los protagonistas de las historias son momentos sublimes para la autora. “Fotografías, cartas, pasajes, cualquier forma de representar esa historia como real son maravillosas. Por ejemplo, en la historia del hindú apareció una carta de su madre en la que le pregunta dónde se fue porque el lugar que nombra no lo conocen. Es tremendo” sostiene Arias.

Las cartas como primer testimonio de aquellos amores.

-Qué maravilla que en plena era digital, donde se habla permanentemente de inteligencias artificiales y otras cosas similares, aún se guarden cartas con aquella letras tan preciosas y prolijas y fotos grises o sepias, todas ceremoniosas… 

- Hay una historia de un ruso fotógrafo y una rusa que era bailarina de los cuales hay un álbum de fotos que te deja admirado por el trabajo. Pensar que, al salir de allá, escapando de la guerra y con toda esa situación, se hicieron el tiempo y el espacio para agarrar ese álbum y traerlo con ellos es sorprendente. Respecto a las cartas, además de maravillarme con sus letras también, me pasa que he encontrado con las cartas donde estaban las declaraciones de amor directamente. Hay una que es tremenda, donde Francisco le pide matrimonio a Regina y se lo pone con una letra toda ceremoniosa y le dice algo así como: “Mi queridísima amiga Regina, voy a ser lacónico. Yo sin usted no puedo vivir más, o me dice que sí o cruzo el océano y la busco”. Algo así, es toda una obra de arte.

- ¿Podés rastrear en algo de tu infancia o de tu niñez este interés por las historias de amor y la inmigración?

- Sí. La historia fundacional por la que yo empecé a interesarme en esto fue justamente en mi infancia. Yo soy de un pueblo que se llama Oriente y en el verano íbamos a la cosecha de trigo al campo y, mientras lo hacían, yo me iba a la casa de mis abuelos donde había un armario y en el armario un cajón con una caja de madera donde estaban las cartas de amor de mi abuela y mi abuelo y un collar de perlas. Entonces yo me ponía el collar y, me cuentan, leía las cartas como si las estuviese actuando. Cartas que terminaban diciendo “Tuyo” o “Para siempre Enriqueta”. Y después me puse a preguntar por la historia de mis abuelos y es tremenda, por ejemplo, ella se casó tres veces antes de terminar en los brazos de mi abuelo y hasta rechazó un castillo porque no estaba enamorada del que le propuso matrimonio. Siempre me dije que tenía que escribir la historia de Enriqueta y lo empecé a hacer desde chica preguntando y preguntando hasta que apareció en mi primer libro.

Milkhi llegó de la India y eligió Pehuajó para afincarse.

- Hablamos de sentimientos, de emociones, ¿qué creés que se puede aprender de todo esto o de qué se puede apropiar uno al leerlas?

- Es la fuerza de la voluntad humana en su máxima expresión. Los inmigrantes no vinieron porque tenían ganas de pasear. O fueron pocos los casos que se quedaron respondiendo al espíritu de aventura. Para muchos otros y otras fueron las tragedias de la guerra, que son terribles por donde se las mire, y la resiliencia de poder llegar a un país para pensar un nuevo proyecto, creer en el amor, hacer un futuro mejor para las generaciones que siguen. Ese creo que es el mensaje más fuerte.

Amores invencibles es un viaje en el tiempo, pero también un reconocimiento al esfuerzo y a las segundas oportunidades. La propia autora cierra reconociendo dos líneas de pensamiento que provoca el libro, “Una primera es pensar que si ellos pudieron cómo no vamos a intentarlo nosotros y la otra es pensar en que rescatar estas historias es ver de dónde venimos y eso siempre nos marca hacia donde vamos”.