"Música materna", y la importancia de saber recordar las voces

Graciela Batticuore acaba de presentar Música materna (Alfaguara – 2023). La novela continúa, después de Marea y La caracola, la fascinante exploración que hace la autora sobre el ámbito familiar, la inmigración y, sobre todo, el valor y el poder de la voz.  

La autora tendrá una actividad en Mar del Plata el 28 de septiembre.

26 de Septiembre de 2023 10:53

Aún no se sabe si "Música materna" cierra la trilogía. Es decir, viene luego de "Marea" y "La caracola", se pensó como un cierre, pero según la propia autora, “dejó un poco, la sensación de que no estaba todo cerrado”. El libro nos habla del pasado y del presente. Podríamos decir que, además, nos habla de una madre y de su voz, pero también de las voces que a ella la acompañan, las de sus ancestros, las de su pueblo de la infancia, las de la guerra.

Graciela Batticuore nos explica: “El personaje central de la trilogía acá está en off, podríamos decir. Ella es Nina, que aparece en las novelas anteriores, Marea y en La caracola, y que es la hija de la protagonista. Una voz monopoliza Música materna. Esa voz de esa madre italiana, la madre de Nina, que de algún modo habla a través de su memoria. Pero Nina está, ya que todo el tiempo le está hablando a ella y evoca su propia vida y la de su comunidad. La de su familia y sus ancestros en la región de Molise, donde pasó su infancia y donde asistió a hechos como la segunda Guerra Mundial y el fascismo”. 

La protagonista, la madre de Nina, viajó luego a la Argentina para encontrarse con el resto de su familia. La novela, así, va abriendo diferentes temporalidades y la memoria es la encargada de interceptarlas y canalizarlas en una Argentina que la recibe. 

- ¿Cuál te parece que es el tema de la novela, la voz o la madre?

-Te diría que es la voz en buena medida, la lengua. Pero también hay algo de la madre y de la maternidad. Sobre todo, como hecho capital en la vida de esas mujeres en distintas épocas del pasado. Lo que sucede es que, este personaje de la madre, tiene una característica particular que marca la voz y marca también la sintaxis, el registro narrativo y no solo la lengua, sino también, la sintaxis de la novela. Porque, además de ser italiana y de tener las rémoras de otra lengua como la española y de otros dialectos, ella es semianalfabeta y, entonces, todo eso la acompaña a lo largo de su vida. Hay un trabajo muy delicado sobre esto en la novela, pero también hay mucho argumento y anecdotarios. No solo está la cuestión del decir, es también una novela muy visual. Hay mucha imagen, sobre todo cuando ella recuerda esa infancia entre bombardeos de la guerra y las casas que se vienen abajo. Todo eso es muy visual, porque es la niña la que recuerda. Pero la sintaxis o la lengua misma fue cobrando mucha importancia por la forma en que está contado todo, porque está contado desde el personaje y el cómo habla, que es su marca de vida. 

La autora quería recuperar aquella cadencia muy musical y particular de cada voz. Una vez recuperada, quería que fuese ella quien contara la historia. Una historia que queda bajo la figura del “entre”: entre el pasado y el presente, entre la madre y la hija, entre la música y la voz, entre el recuerdo y el olvido. 
El ritmo propio de la historia se encontró durante el proceso de escritura. “Empecé a jugar un poco, a probar de a poco si esa voz funcionaba. Una voz que trabajé mucho con distintos materiales, casi en algo parecido a una investigación”, sostiene la autora. Y agrega, “Hice algo que nunca había hecho, comencé a grabar la voz de mi mamá, quien es la inspiradora de esta novela, pero es una historia cargada de elementos ficcionales”. 

Sobre la biografía de la autora.

-¿Esa era la voz que escuchabas mientras escribías o cuál escuchabas? 

-Escuchaba la voz de mi mamá, la escuchaba en su canto y en su arrullo. Es una voz que no es solo singular, también viene de una comunidad. Eso se me fue presentado a medida que trabajaba. Yo viajé al pueblo Castropignano, el pueblo de mi mamá, de mi papá y de mis abuelos, pero digamos que fui con la intención de embeberme un poco más de otras voces y ver qué pasaba con ciertos términos, con ciertos modismos o modos de decir. Quería experimentar la materialidad de las voces, pero también la materialidad de los paisajes. Quizás lo más genuino y más auténtico es el dialecto, porque es la lengua materna del personaje. Por eso también la novela se fue convirtiendo en algo que rozaba lo ancestral y luego rozaba también lo comunitario. Yo vi que detrás de la madre estaban las voces de las otras mujeres que se quedaron durante la guerra mientras los varones trataban de emigrar con sus hijos varones también. Detrás de esa voz aparecían los desgarros de esas historias de otras mujeres, y otros hombres que se quedaron. 

Música materna tiene un gran trabajo con la palabra. Es una novela muy prolífica, muy sonora y muy poética. Batticuore sostiene: “Yo sentí que la trabajaba como si fuera una pieza poética. Tenía que prestarle mucha atención a la articulación de cada frase, que la frase cerrara musicalmente, porque ese personaje hablaba así, con casi una lengua propia, que es una lengua híbrida, una lengua, me gusta decir, rota, desarraigada. Una lengua que está hecha de ese cruce de fronteras culturales que el personaje trae de la emigración”. 

El propio título habla del ritmo de la novela. Para la autora, “hay algo detrás del título que la remite a la propia música materna personal”. “Tuve la sensación de estar escribiendo poesía. Yo escribo poesía y siempre creí que la poesía es como pieza de otra arquitectura. Una arquitectura mucho más sintética donde todo tiene que estar como perfecto, para que todo eso funcione. Y ver también, el peso de cada palabra. Cuando vos trabajás poesía, a veces trabajás eso de una palabra por otra, o el lugar dónde ubicarla, en ese sentido fue parecido el trabajo en la novela. Cada frase tenía su resonancia, el sujeto a veces aparece al final de la oración, todo eso tenía que tener un ritmo, una cadencia. Lo trabajé poéticamente para que sonara bien, no solo que contara algo”, sostiene. 

La madre de Nina es alguien que está fuera de la escritura. Ella es toda oral, esa es la primacía de su voz y de su forma de ser. Es un personaje por fuera de la escritura que, sin embargo,  terminó en un libro. Un libro, Música materna, que nos recuerda lo importante que es guardar las voces. 

(*) La autora presentará Música materna este próximo 28 de septiembre a las 17.30 en la librería de la Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Jujuy 1731).