El santuario de Schoenstatt: un espacio de creencia y experiencia

El santuario de Schoenstatt se encuentra a media hora del centro de Mar del Plata. Un espacio natural enclavado en la orilla de la ciudad donde se conjuga la fe y la experiencia de disfrutarlo para todos. Una historia que empieza en Alemania en 1914. 

El Santuario de Schoenstatt se alza como espacio de descanso y renovación.

16 de Noviembre de 2024 17:09

Schoenstatt quiere decir lugar hermoso, esa es su traducción directa del alemán. Acá, en la ciudad de Mar del Plata, el nombre se relaciona directamente con el Santuario que se encuentra en Fray Luis Beltrán 7800, en uno de los bordes de la ciudad. Un espacio rodeado de parque y belleza natural que desde principios de los 80 se conoce como Santuario de Schoenstatt o Santuario de las nuevas playas.

Pero pongamos en contexto: el movimiento religioso surgió en Alemania en 1914. Allí se generó una corriente de espiritualidad dentro de las Iglesia Católica con una forma muy especial, muy mariana, por ende muy asentada en la imagen de la Virgen.

En el contexto de la Primera Guerra Mundial, muchos de los jóvenes seminaristas palotinos del Valle de Schoenstatt partieron al frente de batalla. El padre José Kentenich reza por ellos y en una pequeña capilla que restaura, “pide a la Santísima Virgen que se establezca allí y selle con ellos una Alianza de Amor”. Así se formó la primera capilla de Schoenstatt y desde allí también se acompañó a los que se encontraban en el frente de batalla.

Postales del espacio del Santuario de Schoenstatt.

Pasada la guerra, se suman hombres y mujeres al movimiento y se logra convertir en un centro y movimiento de irradiación espiritual para toda Alemania, para Europa, América y África. Pero la llegada de la Segunda Guerra Mundial pondrá a prueba nuevamente la fe y Schoenstatt se convierte en algo peligroso, ya que buscaba formar personalidades libres y autónomas, ancladas en Dios y comprometidas con la historia. El Padre Kentenich va preso a un campo de concentración y desde ahí busca hacer crecer la conciencia común sosteniendo y predicando que, “esta Familia tiene un Padre que está dispuesto a dar la vida por ella y una comunidad de vida y de destinos”. Tres años y ocho meses después es liberado y, al finalizar la guerra, Schoenstatt sigue creciendo.

Las Hermanas de María de Schoenstatt son las primeras en llegar a la Argentina. Se instalan con el tiempo en varias provincias y en distintos distritos de Buenos Aires y es así que en los 80 llegan a Mar del Plata.

“Tienen una tendencia muy fuerte hacia lo laico, que es una de las características de los movimientos de la iglesia del siglo XX. Entonces, se orienta hacia los jóvenes y también hacia los matrimonios con una espiritualidad muy especial hacia ellos, sobre todo. Acá comienzan a reunirse grupos de matrimonios y son los que dan origen al Santuario”, comienza contando Soledad Oliva Carreras, Coordinadora del Departamento de Comunicación de Schoenstatt Argentina.

Al Santuario de Schoenstatt también se lo conoce como Santuario de las nuevas playas.

Luego de un tiempo ya se había logrado un buen número de fieles en el movimiento local, la familia comenzaba a armarse, pero comenzaron a desear un espacio propio. Entonces aparece este espacio de 13 hectáreas donadas en Beltrán al 7800 de la ciudad. Soledad aclara que, “Era un descampado, pero con mucho amor, con mucha alegría y mucho trabajo comenzó a ser realidad. Hoy hay alguien que se encarga del parque, haciendo de él una obra maestra de la botánica. Por ejemplo, tenemos especies únicas en el lugar y él se encarga de ponerlo en valor constantemente. Hemos tenido algunos problemas con incendios y otras cosas, pero es un predio hermoso que se ha ido logrando de a poco. Primero se hizo la ermita y en el año 86 se fundó y se bendijo con el nombre de Santuario de las nuevas playas, que es una expresión del padre fundador de Schoenstatt al hablar de construir iglesias que den un nuevo origen, de un hombre nuevo que tiene que arribar a una nueva playa”.

El santuario pertenece al Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt, pero como acá no hay hermanas, lo administra una asociación civil. También cuenta con un capellán que da las misas y, de a poco, se fueron generando también nuevos espacios como la Casa del Peregrino, una librería, instalaciones para bufets y lo último que se inauguró fue un cinerario.

El espacio realmente hace honor a su nombre. Es un lugar hermoso donde se disfruta el paisaje, el silencio y aquello que uno vaya a buscar. Soledad enfatiza, “Hay una paz increíble, nosotros descubrimos en la pandemia que había gente que iba con sus hijos a disfrutar del aire libre y corrían y andaban por ahí. Había mucha distancia entre ellos y podían disfrutar del aire libre en épocas de encierro y encontrar algo de tranquilidad también”.

El Santuario de Schoenstatt, junto con la Gruta de Lourdes, son los únicos santuarios Marianos de la Diósesis de Mar del Plata. Y como en ella, la cantidad de peregrinos que lo visitan diariamente es en gran número. Según Soledad, “Muchos ni participan de las misas, pero su relación con la virgen es muy personal. Por eso hacemos todo lo posible para que esté el espacio abierto todos los días”.

El retablo es una réplica del original en Alemania.

El modelo del santuario es una copia fiel del original que se encuentra en Alemania. Todos los santuarios de Schoenstatt son de la misma forma (más de 250 en el mundo y más de 20 en el país), no solo cuentan con la misma imagen por fuera y con las mismas medidas, sino que también en el interior y el retablo son réplicas exactas. En el caso de Mar del Plata, su construcción llevó casi un año hasta su inauguración o bendición que fue el 18 de octubre de 1986.

- ¿Cómo se ve por dentro? ¿Qué imágenes se encuentran en el Santuario de Schoenstatt?

- Está la de la Virgen de Schoenstatt y, además, cuando se pide esta capilla a los directores del Seminario, estaba consagrada a San Miguel, entonces están San Miguel Arcángel, San Pedro y San Pablo. Pero luego cada uno busca darle su impronta local, entonces nosotros acá conquistamos hace unos años una imagen de la Sagrada Familia y también algunas imágenes muy “shontatianas” que son más exóticas como el Espíritu Santo y el Ojo de Dios Padre.

En un mundo donde la velocidad y el ruido parecen dominar cada rincón, el Santuario de Schoenstatt se alza como espacio de descanso y renovación. El entorno natural invita a la contemplación y el silencio a pensar. Lo verde y la cercanía con el mar provocan que uno busque cierta introspección que, quizás, lo lleven por caminos insospechados.