Ante una nueva versión de El Zorro, buscamos su origen

Una nueva versión de El Zorro se muestra en la plataforma Prime Video. Todo un clásico que tiene más de una versión, pero que aquella que más cautivó fue la del año 1957 con Guy Williams como el héroe enmascarado.

"El Zorro" es un clásico que continúa atrapando generaciones

10 de Marzo de 2024 12:07

Parece ser de esos personajes que no cansan. Los que hemos visto todos sus capítulos más de una vez, hasta saber diálogos de memoria, no podemos dejar de verla cuando nos la cruzamos por algún lado. Sus personajes icónicos, su pegadizo jingle musical de presentación y hasta el silbido de la marca de la zeta está en la memoria de muchas generaciones (incluso de aquellas aparecidas luego de los 2000).

Una nueva versión quiere ganar espacio. Con algunos cambios en la trama conocida, pero con nombres difíciles de quitar del medio, busca captar a las generaciones nuevas. Pero, ¿de dónde salió el Zorro? ¿Quién fue?

El escritor estadounidense Johnston McCulley creó en 1919 un héroe de ficción que defiende a los pobres y a los oprimidos. Va enmascarado y disputa el poder con las autoridades tiránicas del siglo XIX en la California mexicana. Viste de negro, lleva capa, una espada y un látigo, deja su marca, una z, en sus enemigos y monta un caballo negro de nombre Tornado. Hasta ahí la ficción.

Pero El Zorro está inspirado en personajes históricos, entre ellos el irlandés William Lamport o Guillén Lombardo, un pirata que peleó contra los españoles en el siglo XVII en México; Joaquín Murrieta, un bandido mexicano que fue símbolo de la resistencia contra los anglosajones cuando quisieron avanzar sobre California en la época de la fiebre del oro; el ranchero Juan Nepomuceno Cortina, que encabezó la revuelta armada contra el gobierno texano en 1859 y, por último, Tiburcio Vásquez, bandido californiano que robaba a los ricos para dar a los pobres y fue considerado un héroe popular por
la comunidad hispana.

Sin embargo, Joaquín Murrieta fue el que más impactó en el autor de la historia, la que luego fue complementando con el resto de los personajes históricos (Si uno recuerda la película que protagoniza Antonio Banderas en 1998, La máscara del zorro, él interpreta a Alejandro Murrieta, hermano ficticio de Joaquín Murrieta). Pero como con muchos personajes, la leyenda y la historia real se mezclan en la vida de Joaquín. No se sabe en qué año nació exactamente, se dice que fue entre 1824 y 1829, así como tampoco dónde.

Muchos pueblos se lo atribuyen y buscan confirmarlo con distintas festividades en cada uno de ellos. Pasado sus 20 años se mudó a California empujado por la fiebre de oro. Pero, en vez de oportunidades y una vida mejor, encontró racismo y discriminación. A aquellos latinoamericanos y chinos que quisieran trabajar ahí se les cobraba un impuesto excesivo de 20 dólares, solo podían reclamar por lo suyo los blancos y, según algunas fuentes, fue asaltado varias veces. En una de esas ocasiones, violaron y asesinaron a su esposa. Finalmente llegó la orden del gobernador con la prohibición del trabajo para negros y chinos.

Bruce Thornton, en su obra Buscando a Joaquín: mito, Murrieta e historia en California, asegura que todo lo dicho alrededor de esta figura puede ponerse en dudas. Y agrega una extensa crónica sobre los años venideros en la vida de Joaquín. Ante tanta injusticia y dolor, Murrieta junto a otros forma La banda de los Joaquines. Dicen que entre 1850 y 1853 llegó a robar más de cien mil dólares y más de un centenar de caballos. Se convirtió en una especie de Robin Hood hispano, ya que repartía los botines entre los más pobres y necesitados. Otros dicen que quería juntar caballos y gente para recuperar y reconquistar California para México, lo que lo convirtió en un símbolo de la resistencia.

Es así que el gobierno californiano crea una cuadrilla especial, California Ranger, bajo el mando del capitán Harry Love, para que le dieran caza a la banda. Tras mucho tiempo, luego de capturar y obligar a hablar a uno de ellos, el 25 de junio de 1853 dieron con ellos. Se enfrentaron y muchos murieron, entre ellos el propio Joaquín Murrieta. Nunca se supo quién disparó ese tiro final. Al cadáver le cortaron la cabeza para poder demostrar su identidad y así cobrar la recompensa. El cuerpo fue enterrado en el mismo campo de batalla. Pusieron la cabeza en un frasco con alcohol y se la llevaron al Gobernador.

Dicen las fuentes que, por la herida que tenía, la cabeza no podía conservarse y esto permitió que muchos desmintieran que pertenecía a Murrieta. Pero al Gobernador le alcanzó un par de voces a favor, pagó la recompensa y luego fue exhibido el frasco en ferias del Estado por una entrada de un dólar. Otras voces aseguran que Murrieta murió de viejo en algún pueblo de México. Como puede verse, la de Joaquín Murrieta es una vida muy inspiradora. Y fue así que Johnston
McCulley, periodista de la sección de policiales, parte de su figura para darle vida a El Zorro, el que en un principio iba llamarse El coyote, pero decide cambiarlo por zorro porque sonaba más elegante. En 1919 aparece en una revista pulp All-Story Weekly, dividido en cinco capítulos, el cuento La maldición de Capistrano del propio Johnston McCulley.

Solo un año después, en 1920, protagonizada por Douglas Fairbanks y Noah Beery, se hace la adaptación al cine de la historia. Se titula La marca del Zorro, la que sigue en éxito a la novela convirtiéndose en una conquista comercial y dejando ya lo icónico del traje negro y el antifaz. También aparece ya Bernardo, un indio sirviente de Diego Vega y la lucha contra los villanos, en este caso los terratenientes ricos que maltratan al resto de los ciudadanos y a los políticos de turno que se lo permiten.

En 1924 sale el primer libro con el mismo nombre. El Zorro ya era un personaje de los más querido por el público. De hecho, cuando McCulley decide dejar de escribir sus historias, los seguidores del personaje le solicitan que vuelva. Entre su origen y la serie más icónica, la de 1957 protagonizada por Guy Williams (Armando Joseph Catalano), pasaron 13 adaptaciones de la historia. Entre ellas El signo del Zorro, la clásica también película de 1940 con Tyrone Power.

Guy Williams finalmente le puso un rostro al personaje. Aunque parecen muchos más, por las reiteradas repeticiones en los canales de aire, la serie consta de dos temporadas de 39 capítulos cada una y una tercera con cuatro capítulos especiales, antes de ser cancelada. En 1992, toda la serie fue remasterizada y pasada a color, lo que provocó un nuevo furor por el personaje. Luego vinieron las películas protagonizadas por Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones que nuevamente hicieron del personaje un fenómeno. (Hasta una versión argentina protagonizada por Fernando Lúpiz que se llamó El club del Zorro)

Pero lo cierto es que, más allá de estas pocas que menciono, hay adaptaciones todo el tiempo del personaje en dibujos animados, revistas, películas en todo el mundo, series e historias gráficas. Con diferencias sutiles, pero otras bien marcadas, El Zorro siempre porta su nobleza y su preocupación por los más desvalidos. El premio Nobel Octavio Paz, en su discurso El castellano en los Estados Unidos, se refiere a Joaquín Murrieta del siguiente modo (lo que extenderemos al personaje que ha inspirado): “Verdadero mito –héroe, bandido, ángel vengador–, la imagen de Joaquín Murrieta es la encarnación de la justicia popular, ambigua constelación de crueldades, buenos sentimientos, lealtades, crímenes atroces y fatalismo”.