La disputa política entre los militares por los pedidos de Bullrich

Entre gestos políticos y populares e intentos de cambios en leyes para instaurar nuevas medidas, el gobierno nacional se enfrenta esta semana a una situación que lo pone frente a la opinión pública. Cómo gestionar la inseguridad y la trágica violencia que se desató en las calles de Rosario, donde asesinaron a cuatro trabajadores. ¿Cuál es la respuesta frente a semejante caos?

“No se despliega un efectivo militar si no va con su armamento reglamentario y sin la expresa autorización de poder usarlo en caso de tener que repeler una agresión provenga de quién provenga”, sostuvieron los militares en la reunión que mantuvieron con Patricia Bullrich, ministra de seguridad y Luis Petri, ministro de defensa. Estos últimos propusieron una acción coordinada de las Fuerzas Armadas junto a diferentes organismos de seguridad. Pero, legalmente, no es cuestión del Ejército.

A lo que si accedieron los militares fue a establecer una base logística en la localidad de San Lorenzo, ubicada a 23 km al norte de la ciudad de Rosario, a efectos de que allí se realicen todas las actividades logísticas que las fuerzas federales en operaciones puedan requerir. Hasta allí desplegarán su compromiso, justificado por el amparo de la ley. A pesar de que hubo internas en la cúpula del Ejército por quienes si querían arribar en territorio narco.

El Presidente de la Nación, Javier Milei, dijo fiel a su estilo: "Si es necesario, estamos dispuestos a hacer cambios, pero hay que tener en cuenta las restricciones que impone la Convención de Ginebra. Es un tema bastante delicado, muy en el borde, porque no podés hacerlo si adherís a la Convención de Ginebra. Después te aparece un progre del poder y termina persiguiendo a aquellos que te sacaron del problema”.

La referencia tiene que ver con las convenciones a las que adhiere la República Argentina, que garantizan ciertos protocolos en el accionar, por ejemplo, de las Fuerzas Armadas. De momento sólo fue público su "pedido". Milei sabe que está lejos de convencer a los militares y el crédito político lo puede obtener con gestos como su declaración o las de Bullrich y Petri. Mientras tanto, en Rosario, la semana comenzó sin transporte público, sin clases y con terror.