Historia del espacio que hace más de medio siglo asiste a enfermos de lepra

Hace 51 años atiende a pacientes diagnosticados con síndrome de Hans. Actualmente en Mar del Plata se tratan ocho pacientes que no residen en el distrito. Historia de un lugar que fue testigo de la erradicación de la “enfermedad maldita”.

Fundado en 1963, el patronato asiste de forma gratuita a pacientes con Mal de Hansen. Foto: 0223.

31 de Marzo de 2024 08:16

La lepra es un castigo divino, una enfermedad bíblica originada por malas acciones o pecados del portador del castigo como de sus antepasados. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento hay relatos sobre cómo se abordaba a los enfermos, obligados a recluirse en cuevas alejadas de la ciudad, cargar una campana o cencerro que indique su presencia a distancia o camuflarse para abastecerse de suministros que les permitan vivir o quedar atados a la buena voluntad de los feligreses que se animaban a dejarles canastas con víveres y ropa a varios metros del lugar de reclusión.

Con el paso del tiempo, las condiciones de vida de quienes padecían la enfermedad fueron mejorando aunque nunca dejaron de estar marcados por el estigma de la enfermedad y la discriminación. En la década del 50, en General Rodríguez abrió el Hospital Baldomero Sommer. El Hospital fue el primer leprosario del país y al que llegaban pacientes de diferentes puntos a instalarse en el predio que contaba con 275 hectáreas de las cuales 50 estaban urbanizadas con un complejo de viviendas, una iglesia, un teatro y una escuela. Mar del Plata, por entonces no escapaba a la realidad del diagnóstico de Mal de Hansen y la estigmatización de quienes lo padecían y, en verano la problemática aumentaba.

En vistas de esta situación, en 1963 un grupo de mujeres creó el Patronato de Enfermos de Lepra José Pedro Celasco, una institución sin fines de lucro que hasta el día de hoy funciona en Salta al 1200. En diálogo con 0223, Sonia Rosa Donati explicó que, en un comienzo, aunque sin las dimensiones del nosocomio capitalino, el patronato marplatense funcionaba con dos áreas  bien demarcadas, la administración, donde se encuentra actualmente el Dispensario de la piel y el patronato de enfermos, que funcionaba en el edificio contiguo, lugar que, gracias al avance de la medicina ya no fue necesario para hospedar enfermos y en el que actualmente funciona una residencia geriátrica. Actualmente es una ONG que cuenta con siete médicos dermatólogos y aparatología de última generación.

“El Dispensario de la piel y patronato de enfermos de lepra funciona en Mar del Plata desde el 20 de junio de 1963, gracias a la iniciativa de un grupo de mujeres de buena voluntad que quiso ayudar a los enfermos”, dice Rosa Donati al tiempo que aclara que en ese entonces no eran muchas las personas que trabajaban con los enfermos de Mal de Hansen por los prejuicios que había sobre la enfermedad.

La primer comisión directiva estuvo presidida por Doña Hercilia C de Blaquier junto a 10 damas que brindaban asistencia a quienes se acercaban al lugar o eran derivados por profesionales de la salud. “Era otra época. En ese entonces se creía que por estar cerca de la persona con lepra te podías contagiar y era difícil que alguien quiera trabajar en el cuidado de los pacientes”, rememora la docente jubilada que actualmente está al frente de la ONG.

El dispensario de la piel, Patronato de enfermos de lepra” vio cómo los avances de la ciencia permitieron que quienes padecen Mal de Hansen tengan una vida como la de cualquier persona, sin necesidad de ser aislado de la sociedad para tratarse. 

La enfermedad en Argentina está controlada y, de acuerdo a los datos del Ministerio de Salud de la Nación actualmente hay 635 personas con tratamiento activo, aunque en la ciudad reciben tratamiento ambulatorio siete personas que no son residentes marplatenses.

“Nosotros no tenemos registro de casos que hayan sido descubiertos en Mar del Plata”, aseguran desde la Secretaría de Salud a este medio. En la misma línea, Rosa Donati detalla que actualmente son siete los pacientes con la enfermedad que llegaron al Dispensario desde localidades aledañas y reciben tratamiento ambulatorio. “Afortunadamente, no hay casos nuevos”, dice la mujer.

“La lepra es una enfermedad infecto-contagiosa crónica que afecta a la piel y a los nervios periféricos, y en ocasiones a las mucosas y órganos internos producida por un bacilo”, explica la Directora del Dispensario de la piel al tiempo que indica que si bien es una enfermedad que tarda en dar sus primeros síntomas, puede detectarse si uno está atento a los cambios en su piel “que es el órgano más grande que tenemos y que muchas personas no tienen consciencia de eso”.

La enfermedad puede manifestarse con manchas en la piel que persisten y tienen adormecimiento, o donde no se siente el calor o dolor. También puede haber hormigueos en pies y manos o pérdida de la sensibilidad en alguna parte del cuerpo. Cuando se tarda en el diagnóstico puede haber hemorragia nasal, heridas y deformaciones.

El contagio se produce a través de las vías aéreas superiores y la piel, por contacto directo y prolongado entre un enfermo no tratado y una persona sana con una predisposición especial para enfermar. Según la estadística, el 90% de la población posee defensas naturales contra la lepra y, además, solo una parte de los enfermos no tratados (los más bacilíferos) son contagiantes. 

Según detalla Rosa Donati, pese a ser "una enfermedad más", aún existen varios mitos en torno a ella. "Uno de los mitos que hay es que es una enfermedad que no tienen cura. Si se diagnostica a tiempo y se realiza el tratamiento adecuado durante el tiempo y la forma indicada puede curarse. Sí es muy cara la medicación para tratarla porque se utiliza un tratamiento multidroga", dice.

Otro de los mitos es que la lepra es una enfermedad hereditaria. "De una madre o un padre enfermo pueden nacer hijos sanos", sostiene al tiempo que resalta que en caso que una persona gestante con Mal de Hansen esté embarazada es indispensable que no suspenda el tratamiento.

Actualmente, el Dispensario de la piel brinda atención a diferentes afecciones dermatológicas y cuenta con una planta profesional estable. "El mayor desafío que tenemos de cara al futuro es mantener el nivel del servicio tal y como está. Somos una ONG y nos sostenemos nosotros. Sí a los pacientes les pedimos un bono contribución y, en caso que no puedan pagarlo se brinda atención gratuita, pero no queremos depender de nadie", cierra.