Rebelión en la granja y su vigencia en el tiempo
Escrito por George Orwell en 1945, su vigencia trascendió la intención del autor. Fábula con carácter alegórico, la complejidad del mensaje y la advertencia del autor son aún manifiestos. Cerdos que usan un vocero y perros policías para cubrirse, así como la pérdida de la conciencia de clase son protagonistas de la historia.
Hay libros que merecen ser revisitados cada determinado tiempo. Se podría hacer una extensa lista, pero solo mencionaré uno: "Rebelión en la granja".
La obra de George Orwell es de 1945 y, a través de una fábula que tiene como escenario una granja, realiza una crítica al estalinismo y la corrupción que provoca el poder. Pero la narración es de tal vigencia que alcanza con su descripción a cualquier sistema dictatorial. Pero pasemos por la historia en sí misma: en la granja Manor, los animales, liderados por los cerdos, se rebelan contra el señor Jones, su dueño, buscando una sociedad más igualitaria y muy diferente de lo que han hecho los seres humanos.
La fábula, con carácter alegórico, muestra también el fracaso de aquella sociedad utópica, mostrando la traición, por parte de los cerdos, a los de su propia identidad y a los intereses de su clase.
"Rebelión en la granja" fue rechazado por cuatro editoriales antes de ser publicado. Pero, según las crónicas, solo una de ellas lo hizo por cuestiones ideológicas. Otros dos habían publicado libros antirrusos durante años y el cuarto carecía de ideas políticas definidas. Por eso, el prólogo que lleva la obra, realizado muchos años después por el propio Orwell, se centró en la libertad de prensa. Lo ocurrido en cuanto a la publicación en Estado Unidos es bastante particular.
Christopher Hitchens, en uno de los epílogos de la obra, sostiene que: “Da mucho que pensar lo cerca que estuvo la novela de no
publicarse. Después de sobrevivir al bombardeo de Hitler, el maltrecho manuscrito fue enviado a las oficinas de T. S. Eliot, en la época un importante editor de Faber & Faber. Eliot, amigo y conocido de Orwell, era política y culturalmente un conservador, por no decir un reaccionario. Pero, influido tal vez por la alianza de Gran Bretaña con Moscú, rechazó el libro con la excusa de que era demasiado
«trotskista». También le dijo a Orwell que su elección de los cerdos como gobernantes era desafortunada, y que los lectores podían llegar a la conclusión de que lo que hacía falta eran «cerdos más preocupados por el bien público». Lo cual tal vez no sea tan fatuo como la negativa que recibió Orwell de la editorial Dial Press, de Nueva York, que le informó solemne de que los relatos con animales no tenían mercado en Estados Unidos. Y eso en el país de Disney”.
Pero volvamos a la historia. Major, el cerdo que da el primer paso del movimiento en la granja, buscaba unir a los animales en una sociedad más igualitaria. Pero, tres días más tarde, muere y asumieron su lugar los cerdos Bola de Nieve, Squealer y Napoleón. Estos, en lugar de darle continuidad al ideal de Major, asumieron gradualmente mayores privilegios en la sociedad. Los cerdos ganaron ciertas características humanas, como la ambición y la explotación de sus pares, simulando al ser que detestaban: el propio ser humano.
Se desvanece aquel ideal de igualdad, bajo el mandamiento “Todos los animales son iguales". Los cerdos ya nos los dejan cantar sus canciones, solo hay trabajo más duro y menos distribución de la riqueza. Napoleón empieza a concentrar poder y, al notar ciertos cuestionamientos por parte de sus pares, adiestra perros para que lo cuiden. Pero también, buscando lograr justificar y argumentar sus
ventajas, cuentan con el cerdo chillón que, con mentiras y engaños, justifica día a día la escasez y el reparto que se hace de ella.
El propio autor dirá que, “Rebelión en la granja fue el primer libro en que intenté fusionar, con absoluta conciencia de lo que hacía, la intención política y el propósito artístico”. La historia ayuda a comprender las complejidades del poder político y el riesgo de la corrupción y el autoritarismo. Parece una novela simple, pero no nos dejemos engañar por la figura de los animales o su versión en dibujos animados.
Hablamos, tristemente de una denuncia localizada por su autor en tiempo y espacio que logró convertirse en un clásico atemporal (lo que no habla muy bien de nosotros).
"Rebelión en la granja" es rica en simbolismo y metáforas (pensemos en cada animal y su función, así como en cada uno de los que ocupa el lugar del poder). Los animales adoptan comportamientos humanos. El concepto de libertad, justicia, distribución social, lucha de clases o igualdad son puestos en juego para pensar la verdad en beneficio de los gobernantes y a espaldas del resto.
George Orwell murió en enero de 1950. Hacía poco que terminaba de escribir su obra 1984. Apenas tenía cierta fama. Rebelión en la granja le provocó mucha satisfacción, pero también tuvo que distanciarse muchas veces del uso que la derecha de Estados Unidos hacía de la historia. "Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros" sea quizás la cita más recordada y citada del libro. Señera cita de la preocupación mayor del autor sobre el estado de situación de la época, no importa cuando leas Rebelión en la granja, sobre políticos que predican la igualdad mientras practican la desigualdad con el pueblo.
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