PSG campeón: de la gloria en la Champions a la tragedia en París

El París Saint-Germain escribió una página histórica al conquistar por primera vez la UEFA Champions League, un logro que desató una ola de euforia entre sus seguidores en todo el país. Sin embargo, lo que debía ser una celebración épica terminó manchada por el caos, la violencia y la tragedia. Las calles de París y otras ciudades francesas se llenaron de fanáticos, bengalas y cánticos, pero también de enfrentamientos con la policía, saqueos y descontrol total.

La noche triunfal del PSG terminó con una noticia desgarradora: al menos dos personas perdieron la vida durante los festejos. Entre ellos, un joven de apenas 17 años fue apuñalado en el pecho en un confuso episodio en Marsella, mientras que otro fallecido fue registrado en Lyon tras un enfrentamiento entre grupos de hinchas. El Ministerio Público francés informó además que se registraron más de 550 detenidos y casi 200 heridos en todo el territorio nacional.

Las autoridades se vieron totalmente sobrepasadas por la magnitud de los festejos. Si bien se había montado un dispositivo de seguridad especial, los disturbios se multiplicaron rápidamente, con enfrentamientos violentos, vandalismo y saqueos en varios puntos neurálgicos de París y otras ciudades.

Ante la escalada de violencia, el gobierno francés ya anunció un fuerte operativo policial para los próximos días. Se espera una multitudinaria convocatoria de más de 100.000 hinchas que acudirán a celebrar junto al plantel en la capital, lo que podría generar nuevas tensiones si no se logra controlar la situación con eficacia.

Este lamentable episodio revive el debate sobre la seguridad en eventos deportivos de gran escala en Francia, un país que ha enfrentado múltiples crisis sociales en los últimos años. Lo que debía ser una noche inolvidable por el fútbol, terminó dejando una huella trágica en la historia del PSG y del deporte francés.

Los próximos días serán clave para determinar cómo se gestionará la euforia colectiva de una afición que esperó décadas por este título. El desafío para las autoridades es claro: garantizar que la fiesta del fútbol no se convierta en una pesadilla nacional.